Capítulo #1

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-Ya te dije que no Alejandro- respondo un poco molesto de tanta insistencia- tus padres se enojarían mucho y papá... sabes como es.

-Claro, pero podemos decirles que vamos a estar donde Tomás - sigue insistiendo mientras cierro mi casillero.

-Y entonces... va a llamar a los padres de él para verificar que estemos allí. Sabes que nuestros padres son como hermanos. Eres el mayor y tú deberías cuidar mi trasero no yo el tuyo, madura.

-Son solo unos meses, pero vamos amigo ¿Cómo es posible que no quieras ir a esa grandiosa fiesta?... Eres un aburrido.

-No soy aburrido, es solo que esas fiestas siempre se salen de control y tú siempre andas metiéndote en líos. ¡Líos en los cuáles yo salgo perjudicado! - lo escucho bufar y por el rabillo del ojo lo veo cruzarse de brazos.

-Bien, pero entonces voy a ir a tu casa - Enarco una ceja hacia él- cierro el casillero y me vuelvo totalmente hacia él.

- ¿Por qué de repente no quieres ir a tu casa? - cuestiono y pone una cara de culpa.

- Bueno, la verdad es que mi padre me ha encontrado fumando en mi cuarto – dice, a lo que yo abro mucho mis ojos sorprendido- Sé que fue muy estúpido, pero entonces Lucas me ofreció dinero, y ¡bastante dinero! y bueno, sabes que mis papás están un poco apretados con el dinero...

-Y entonces tienes a tu mejor amigo que recibe una buena mesada y no te pediría hacer tonterías como esas - lo reprendo y él cada vez pone más cara de perro regañado.

-Lo sé, pero no quería moles...

-¡A otro perro con ese hueso! Tú has hecho millones de cosas por mí y sabes que el dinero no me interesa. Le explicaste a Rayan por qué lo has hecho, ¿verdad? – Cuestiono y él baja la cabeza mientras niega - ¡Cristo! Van a matarte.

- Lo sé, pero ellos no me creerán y entonces me va a castigar por mentir.

-Bien, vamos a casa y hablamos con papá, él sabrá qué hacer, ya sabes que eres como su sobrino.

-Sí, él nos ayudará. ¡Gracias! - habla y parece que ya está un poco aliviado.

Empezamos a caminar mientras él manda un mensaje de texto a su madre avisándole que va a estar en mi casa. Caminamos por el largo pasillo para llegar a la salida y cuando vemos a mi papá en el auto, caminamos hacia él.

El teléfono de Alejandro vibra con la respuesta de su madre y él me lo enseña mientras traga grueso.

"Bien, pero al rato pasamos a recogerte, debemos hablar"

Lo miro y tiene la cara pálida, está asustado, muy asustado. En un susurro le digo:

-Tranquilo, papá nos va a ayudar - antes de entrar al auto, mi padre saluda a Alejandro y vamos conversando hasta llegar a mi casa.

-Papá, ¿podemos hablar? - Digo y Ale vuelve a expresar miedo en su cara.

-Bien, vamos a la sala. Esto parece ser grave. Alejandro parece vampiro de lo pálido que está.

-Lo es - susurra el susodicho a mi lado.

Llegamos a la sala de mi casa y después de sentarnos se torna un silencio, un poco incómodo, por lo que yo aclaro mi garganta y decido hablar.

-Verás papá, Alejandro debe contarte algo de lo que necesita que lo ayudes. Es un tema de vida o muerte.

-Bien, cuéntame muchacho. No creo que sea tan grave como dice Kevin.

- Bueno, yo quería ayudar a mis padres con un poco de dinero y... un compañero de clase me ofreció una buena cantidad por fumarme un cigarrillo, lo hice y mi papá me descubrió y ahora no me va a creer y estaré en un lío...

- ¿Por qué no me pediste ayuda antes de hacer algo como eso? – Dice, pero él no responde- vamos a hacer lo siguiente, tus padres vendrán y mientras estas en el cuarto con Kevin yo hablaré con ellos, ¿estás bien con eso?

-¡Sí, gracias! - es lo que dice asintiendo energéticamente hacia papá.

Cuando pasan dos o tres horas después, llegan los padres de mi amigo y rápidamente subimos a mi habitación, sin ganas de escuchar lo que ellos van a hablar.

Empezamos a jugar algún videojuego y eso parece relajarlo un poco, sin embargo, me sorprendo cuando le ganó la partida (él siempre han sido mejor que yo).

Lo miro enarcando una ceja, pero él tiene la vista pegada a la puerta y cuando vuelvo a ver están los padres de él junto con el mío

-Ale nos vamos a casa - él asiente lentamente y se levanta, no sin antes volverse para agradecerme y despedirse.

-Hasta luego Kevin, te cuidas - Me dice Miranda, con esa mirada maternal con la que siempre me mira, y no puedo evitar sonreírle de vuelta al despedirlos.

Mi padre sale con ellos y yo voy detrás de todos para acompañarlos a la puerta.

De vuelta en mi cuarto continuo con el juego, después de al menos cuatro partidas ganando, con alguna persona asiática, a la cual nunca voy a conocer.

Me quito los audífonos cuando entra papá con una pequeña sonrisa, y lo miro con el ceño fruncido esperando a que diga algo, pero simplemente se queda ahí sonriendo, con un pequeño brillo en sus ojos.

- ¿Qué pasa papá y por qué estás sonriendo como idiota?

- ¡Hey! No me trates así tampoco que soy tu padre - dice ahora con el ceño fruncido, pero volviendo rápidamente a tener su sonrisa - te tengo que decir algo.

-Adelante- pido ahora con curiosidad de lo que pueda tener a mi padre con ese brillo en sus ojos.

-Bueno pensaba que mañana después de que salgas del instituto podríamos irnos el fin de semana a la playa.

- ¡Me parece genial papá!, pero ¿solo nosotros dos?

-No, podríamos invitar a Miranda, Rayan y Alejandro. ¿Qué te parece?

-¡Genial!, será más divertido y me encanta la idea.

-Sí, creo que debemos despejarnos un momento de todo y ayudaría a nuestros amigos a olvidarse de lo que acaba de pasar - habla un poco pensativo y saca el teléfono, supongo que le está proponiendo la idea a Rayan - Has tu maleta hoy y yo mañana paso a recogerte para irnos de una vez, voy a reservar las habitaciones.

-Está bien, juego una partida más y alisto la maleta - Digo y él se da la vuelta y empieza a caminar a la vez que su celular suena.

Vuelvo mi vista al juego y empiezo la última partida del día para hacer mi maleta y no puedo evitar sentir un poco de ansiedad por ir a relajarme un fin de semana completo.

"Mis padres no quieren que Brayan gaste su plata en ellos, pero si quieren relajarse en la playa"

No puedo evitar rodar mis ojos y pienso en qué responderle, pero justo me llega otro mensaje de él.

"Olvídalo ya aceptaron"

"¡Nos vamos a la playa!"

Doy una carcajada ante la emoción de mi amigo y le respondo.

"Sabía que aceptarían"

"¡Nos vamos a la playa!"

Río un poco más mientras empiezo a guardar ropa en mi maleta y me llega otro mensaje de Alejandro con un emoji de fiesta, y otro de playa sonrío. Dejo el celular a un lado para seguir haciendo mi maleta.

Las dos caras de la moneda [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora