Parte 12: Helado.

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Julián.

—Necesito los resultados, lo más rápido posible, por favor— Le digo a Mi gerente Lucas desde la línea telefónica.

—Ok, are lo posible, después de Todo, es mi culpa— Dice y al acordarme cuergo el teléfono.

Me siento en el sofa después de una ducha y observo a mi alrededor: Todo está callado, solo se escucha la televisión que acabo de prender. No hay nada que pueda hacer, están aburrido.

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Me desespero al estar aburrido, tomo la chaqueta y decido salir y veo la puerta abrirse.

—Hay cariño- Se acerca y me da un beso en la mejilla " Forzado". La amo peor aveces es muy manipuladora y estúpidamente egoísta.

—¿Que haces aquí?— Me siento con ella en el mueble.

—¡Me dijeron que volviste a ganar!— Asiento. Quisiera saber quien es el o la bastarda que le cuenta todo lo que hago a mi mama.  

—Estoy tan orgullosa de ti, mi amor— Pone sus manos Ena mi cara y hace pucheros.

—Gracias, por estarlo— Susurro avergonzado y sonrojado.

—¡Mi único hijo!, ¡Mi único amor!, ¡Mi tesoro más preciado!. Nunca me decepcionaras ni yo tampoco.—

—No mamá, nunca— Aveces es soy algo cursi.

Después de que esta me dijera todo lo que tenia en su corazón, la dejo en la casa y salgo afuera.

Camine por el parque y veo como todos están felices. Los niños juegan, los padres se dan amor ¿y por que pienso en Vanessa y su bebe?.

—Mi helado— Escucho a una pequeña decir y veo que su helado callo en mis zapatos.

—Perdón— Me dice y se agacha. Con el pedazo de papel que tiene trata de limpiarlo.

—No, no es necesario— La detengo. 

—¡Hey!— Le grito al heladero y hago señas para que traiga dos helados.

—Toma— Le doy un helado de vainilla y tomo el de bizcochó.

—Gracias— Me regala una sonrisa y sus ojos negros brillantes por la azúcar.

—¡Helena!— Grita una señora joven y se acerca.

—Perdón, joven— Dice y asiento a lo que veo a un hombre acercarse con emoción.

—¿Puedo tener un autógrafo?— Me pasa un papel y sin pensarlo dos veces se lo doy. 

—¿Cariño?— Dice la mujer extraña.

—¡Es que soy su admirador!— Exclama feliz.

—Gracias— Le regalo una sonrisa sincera, de pocas que tengo.

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 Vanessa.

—¿Segura que esto funciona?— Dudosa pregunto con la pastilla en la mano.

—Si. Siempre pero, siempre me pasa y me tomo esa pastilla, son para emergencias— Me explica y  la tomó.

—Tiene que tener cuidado. A algunos hombres no les importaría preñarte y abandonarte— Obviamente se eso. Como quien dice me paso.

—El no parece ese tipo de hombres— Le digo refiriéndome a Julián.

—Claro que no. Es una buena persona. En serio, es una persona increíble, solo que es un poco serio y le cuesta expresarse correctamente.— Dice y se pone de pie.

—Si, me e dado cuenta.— Le digo.

—¡Bueno!. Tengo sueño, me voy. Adiós— Se va sin despedirse. Como no, son las seis de la mañana y vino a traerme esa pastilla antes se que sea tarde. 

Alguien toca la puerta. ¿Que hago? No puedo tomar ese frío y si es un delincuente.

S—¿¡QUIEN ES!?— Grito no tan alto para que la bebe no despierte.

—Julian—

¿Que? A esta hora.

—Pasa— Abro la puerta y retrocedo para que no se me acerque.

—Hola— Coquetamente me saluda y le sonrío.

—No te acerques, por favor— Retrocedo mas y Este me ve extraño.

—¿Porque? ¿que te hice?— Dice y trata de acercarse y vuelvo a retroceder.

—Es que vienes de fuera y luego mi cabeza duele mucho— Una vez casi me estalla.

—Aah, me asuste— Respira profundo.

—Pasa. Después te podrás acercar a mi— Me sonrojo.

—Ok.— 







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