Parte 18: Necesidad...

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Julian.

—¿Que haces? Ahora no, estoy cansado— La saco de entre las sábanas. Excusa para no tocarla.

—No me gusta que me ignores— Dice con los ojos cristalinos.

—No te estoy ignorando— Le aclaro.

—Claro que lo haces. Cuando me vine a vivir a aquí... También fue para pasar más tiempo contigo— Empieza a llorar como niña sin su Dulce.

—Y los estas...—

—No— me interrumpe.

Se baja de la cama.

—Vanessa— La llamó, al escucharla sollozar desde el baño.

Voy por ella y entro.

—Vete a dormir, Dijiste que estabas cansado— Se limpia las lagrimas.

—Oye, Ven a la cama conmigo— Le hago señas para que salga.

—No quiero— Como niña malcriada se niega.

—No llores— Me acerco a ella y la abrazo.

—Mírame— Sostengo su barbilla, ella se niega pero lo hace.

—El echo de que no te toque, no significa que no te ame— Le aclaro y ella me ve sorprendida.

—¿Me amas?— Pregunta.

—Obvio, que  te amo o ¿Por que estoy contigo?— Parece calmarse.

—¿Tu no me amas?— Aunque no parezca avergonzado si lo estoy.

—Si... te amo— Tartamudea.

—Pues, vamos— Le digo y asienta.

Nos acostamos y puse su mano en su cintura.

.

Escucho pequeños gemidos y despierto pera ver a Vanessa metiendo algo en la nariz de la pequeña.

—¿Que pasa?— Me pongo de pie.

—No puede respirar— y lo dice tan calmada.

—Vamos al hospital— Rápidamente le digo.

—Ya con la perita se le pasará, si salimos a esta hora se puede poner peor— Dice media enojada.

—!POR ESO NO QUERÍA QUE DURMIERA EN OTRA HABITACIÓN!— de repente me grita.

—¡Y SI SEME  HUBIESE ASFIXIADO!— Me vuelve a gritar.

—¿Por que me gritas?— Confundido le pregunto y se queda callada.

—¡TE HICE UNA MALDITA PREGUNTA!— También le grito y esta se asusta. Ella me puede gritar pero yo no a ella. Rayos olvide tomar mis pastillas.

—No me tienes que gritar—

—¡TU TAMBIÉN ME GRITASTE!— Me acerco a ella y retrocede. Perdón Vanessa pero me tentaste.

—¿No me vas a responder?— Me calmo, se queda callada y decido ignorarla.

—Ok. Vete a la mierda— Es lo único que digo y salgo.

No me importa la hora, solo quiero desaparecer. Tomó el auto y me voy al bar, allá encontraré algo, si tomo las pastillas con Vanessa cerca... Simplemente no le gustará.

—Dame un trago— Le digo al señor de la barra.

Tomó el celular y Marcó a Lucas:

—¿Que pasa?—

—Tráemelas—

—No, no puedo—

—Usted me dijo que, por más que le suplique, que no se las de— 

Y cuelga. Es un poco fiel, pero lo que me hizo, no tiene perdón.

Trago tras trago. ¿Porque le grite?. No debí hacerlo.

—¿Quiere?— Una bolsita con polvo blanco.

—¿Porque no?— Está necesidad que tengo.

.

.

.

Vanessa.

Nunca imagine que Julián se enojara tan fuerte y más por algo tan sencillo. No era mi intención gritarle, pero estaba desesperada, la bebe se estaba asfixiando y haciendo preguntas. ¡LLEVARLA AL HOSPITAL A ESTA HORA! ¡A LAS CUATRO DE LA MAÑANA!, como no alterarse.

A las dies de la mañana suena el teléfono, sonó mas de tres veces. ¿Cual es la desesperación?

—¿Quien?—

—¿Con Vanessa?—

—Si, soy yo—

—¿Puede usted venir por... Julián?—

—¿Que? ¿Como? ¿Porque? ¿Adónde?—

—En el bar "Luna" ¿Lo conoce?—

—Si, si. ¿Que Paso?—

—Está muy ebrio y tenemos que cerrar. Su numero era el primero en la lista—

—Aah, Ok. Voy para allá. ¿Puede darme un momento?—

—Sería bueno que venga lo antes posible—

— Ok, adiós—

¡Genial lo que me faltaba! Julián ebrio.

Llame a Stefanie y le envié la dirección para que se quede con la bebe y voy a buscarlo. Me dan ganas de insultarlo delante de todos  a ver si le da pena y vergüenza. ¿Cuantos años tiene? Son 24 Años para estar de sin vergüenza emborrachándose por hay.

Llego a lo que creo que se supone que es un bar, el "Luna" y veo el coche de Julián mal estacionado.

—Buenos...—

—Identificación— Me interrumpe el guardia.

—Vengo por Julián— Le aclaro.

—Espere— Dice y asiento.

Lo traen como si fuera un saco de papá y me lo tiran encima.

—Mi amor— El olor a alcohol me causan náuseas.

Intenta besarse y lo detengo.

—No eres el Julián que conozco— Le reprochó. Tiempo después llega el taxi que pedí. Lo subo y esta medio muerto.

Se la paso el camino entero, cantando, bailo en el auto y creo que lloro por un perro que tuvo. Estos son los efectos del poderoso alcohol.

Llego a la casa y lo con ayuda de Stefanie lo acuesto en cama que aún no avía arreglado, al lado de la bebe.









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