Parte 29: Alto riesgo.

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El día comienza casi, pero casi igual que siempre: Julián en lo suyo, Dulce llorando y yo con lo malestares.

Baje las escaleras y siento un fuerte dolor en el abdomen.

—¡AH!— Grito fuerte y aprieto esta zona con mi mano izquierda, y con la derecha me sostengo de las banderillas.

—Estas sangrando!?— Escucho a la madre de Julián exclamar desde abajo.

—OOH!!— El dolor Es inmenso, pasa la mano por mi entrepierna y siento un líquido en mi zona íntima, al ver eso, olvido todo...

—VANESSA!?—...

.

.

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Julián.

No tenía mucho que hacer en mi nueva oficina, pues mi padre me avía dejado todo organizado y solo... Me balanceo en mi sillón y suena el teléfono.

—¿Si?— Lo tomó. Ojalá sea trabajo.

—¿Como?— ¿Que Vane está en el hospital? Cuelgo rápidamente y salgo de la oficina, no antes de tomar mi chaqueta.

—¿Señor?— Exclama mi secretaria y ni atención le presto.

¿Que le abra pasado?

Mi Vanessa.

Espero y esté bien.

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Vanessa.

—¿Eh? ¿Donde estoy?— Mi vista es borrosa y me duele. Muevo mi mano y la siento atada a algo.

Al aclarar bien la vista, me encuentro en un hospital. 

—¿Y mi bebé?— Susurro, pero nadie aparece. Tendré que esperar.

Uuuy!!

Un control remoto, la TV sirve!! 

Pongo lo primero que encuentro, el pato Donald.

—¡VANE!— La puerta se abre de golpe y veo a un Julián preocupado.

—¿Como estas?— Siento un cálido beso en mi frente.

—¿Que me paso?— Es lo primero que pregunto.

— Casi sufres un...— Veo a Julián, este traga saliva y me mira con seriedad.

—...Abortó. ¿Porque no me dijiste que estabas embarazada?— Aprieta la mandíbula.

 —Lo iba hacer, pero...—

—¡SI ME HUBIESES DICHO ANTES ESTO NO HUBIERA PASADO!— Me grita y golpea la mesita, salto del susto ante su golpe. Quiero hablar pero los nervios no me lo permiten...

—¿¡Porque eres así!?— Aprita la sabana de la camilla.

—Julián, en las condiciones que está... No deberías de tratarla así— Un doctor nos interrumpe.

—La paciente, Ósea... Tu esposa tiene un embarazo de alto riesgo— Le dice con toda tranquilidad y pelado a Julián. Solo eso y se va, así nomas.

—¿Quien es ese?— Pregunto confundida y Julián me ignora.

—Si ya estás bien, nos vamos— Sigue frío.

Salimos de hospital y subí al coche, fui de copiloto y había un silencio muy feo.

—¿Y la bebe?—

—Se quedó con Mamá— Dice aún sin prestarme atención.

—Te lo iba a decir solo esperaba el momento adecuado— Le digo y su cara se tensa, 

—No necesito tus explicaciones— Esta enojado. No diría nada si fuera que este triste o tal vez decepcionado.

—Tienes que entenderme— Le reclamó un poco molesta y suelta un puñetazo en el volante causando que nos pastillas caigan al suelo.

Me abajo a tomarla y este trata de verlas y se nota nervioso.

—Déjalas hay yo las levanto— Sigue con la mirada al frente y tratando de ver.

 Estiro la mano para tomarlas y logro cogerlas.

Veo el frasco de pastillas y estas son diferentes, las e visto antes, es como la... Esas pastillas ilegales.

—¿Que es esto?— Le pido una explicación, y ya estábamos en la puerta de la casa.

—Te dije que no las cogieras— Se nota la rabia en sus ojos.

—¿Esto es tuyo, Julián?— No lo puedo creer.

—Dámelo— Me lo arrebata bruscamente y las  vuelve a poner donde estaban, yo por un lado me quedo histérica, esas pastillas son de el.

Sin pensarlo dos veces, me bajo de coche y entro a la casa.





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