Capítulo 1

1.4K 41 30
                                    

El molesto sonido de la alarma me despierta repentinamente.  Abro los ojos y veo la hora, 5:30 a.m., la apago, hoy quiero dormir más tiempo.

Me acomodo nuevamente en mi deliciosa cama, tapo mi cabeza, no quiero que la luz que comenzará a entrar por la ventana me moleste.

- ¿Qué hora es? - me despierto sobresaltada y me incorporo. Veo el reloj, marca las 8:20 a.m. - ¡Maldita sea! ¡Voy a llegar tarde!

Me levanto como alma que lleva el diablo y me doy un baño rápido. No puedo ir al trabajo oliendo a cama ¡iugh, claro que no!. Por fortuna tenemos quince minutos de tolerancia, así que aún tengo tiempo para arreglarme como es debido y salir disparada hacia el trabajo. - Qué bueno es muy cerca - pienso. Tomó el acensar y bajó hasta el estacionamiento que está en el sótano, corro rápidamente hasta mi auto, le quitó la alarma y subo. Lo enciendo y salgo, tomó la avenida y en dos minutos estoy llegando al estacionamiento del bufete donde trabajo.

Saludo a uno de los guardias y me dirijo hasta mi cajón, donde dejo estacionado el auto y bajo corriendo. Subo las escaleras que dan directo a recepción.

- ¡Buenos días Regi! - saludo con la mano a la recepcionista mientras sigo con paso apresurado. Esta me devuelve un saludo igual.

Subo más escaleras y llegó con poco aire en mis pulmones hasta el checador de huella.

- ¡Se te hizo tarde! - una voz muy conocida para mí me da un buen susto al decir esas palabras.

Después del brinco que doy por el espanto, me giró y veo a mi jefa.

- Me quedé dormida... - le regalo una sonrisa de vergüenza. - lo bueno que alcancé el tiempo límite.

Me mira y rueda los ojos.
- Apresúrate, nos esperan en dos minutos en la sala de reuniones.

Gira sobre sus talones comienza a caminar, yo la sigo.

- ¿En la sala de reuniones? - pregunto abanicándome con la mano. La carrera que realice me dejó acalorada.

- ¿Se te olvidó que hoy viene un nuevo integrante de la firma?

Seguimos por un largo pasillo, al fondo está la Sala. Desde donde voy puedo visualizar a varios Abogados que ya se encuentran allí riendo y platicando.

- Pensé que era mañana. - respondo ahora alisándome el peinado.

- Cambiaron la fecha, el día es hoy. - responde restándole importancia.

Ya no digo más, la sigo y entramos en la gran Sala. Ahí puedo ver a todos los socios, me acercó a cada uno de ellos y los saludo, mi jefa hace lo mismo. Luego, el señor Chiba, quien es el fundador del Bufete toma asiento en la cabecera de una gran mesa que yace al centro.  Todos los presentes lo imitamos.  Una vez que todos estamos sentados y en silencio, el hombre comienza:

- Buenos días a todos. - señala sonriente, al parecer está muy contento el día de hoy. - Saben que el motivo de esta reunión es para presentarles al nuevo socio de la firma. - se le hincha el pecho tan solo decirlo - Estoy sumamente orgulloso de él, es un abogado exitoso y además de todo, es muy buen amigo mío. - Su mirada, que antes pasaba sobre cada uno de nosotros ahora se posa en la puerta de entrada - Estoy muy contento de que ahora se una a este bufete, siempre fue nuestro sueño llegar a ser socios - continúa con su perorata y yo giro mi mirada hasta donde él la tiene. La puerta se abre y entra un hombre joven, luce un traje negro impecable, zapatos pulcramente pulidos, una corbata gris humo y su pelo negro perfectamente bien arreglado; sus facciones son muy suaves pero masculinas, sus ojos azules como el zafiro lo hacen ver más guapo. ¿Qué estoy diciendo? Bueno, es verdad, es totalmente guapísimo.

- Cierra la boca o te va a entrar una mosca... - el susurro de mi jefa me toma de sorpresa y cierro la boca que hasta este momento me di cuenta que tenía abierta. Siento el calor en mis mejillas. ¡Qué vergüenza!

El guapísimo hombre camina con paso firme y  porte elegante hasta donde está el señor Chiba. La sonrisa que le regala es maravillosa. Su dentadura es perfecta ¡Dios, parece un hombre creado por los mismos ángeles!

Cuando llega con el jefe, se estrechan las manos y luego se abrazan. Ambos sonríen. Todos nos quedamos viendo la escena.

- Señores... - nos dice mirando a todos - Este hombre es Seiya Kou, quien desde ahora se convertirá en el nuevo socio de la firma, espero contar con su apoyo para hacerlo sentir como en casa - dice orgulloso.

Todos comienzan a aplaudir y eso me saca de mi ensoñacion. Comienzo a aplaudir como tonta imitando a todos los demás.

- Muchas gracias a todos - comienza. Su voz es tan varonil, tan sexy. ¡Wow! ¡para ahí Serena! pareces una secundariana viendo a su guapo profesor. Me regaño. - Es un placer para mí unirme a este maravilloso equipo, cuando Dárien me hizo la invitación, no lo dudé, siempre fue nuestro sueño, así que, le agradezco la oportunidad. Espero que hagamos cosas grandes juntos.

Todos volvieron a aplaudir efusivamente. Yo los imité.

- Así será... - el señor Chiba le dio unas palmadas en la espalda. - Bueno, pues es hora de ponerse a trabajar. Serena... - pronuncia mi nombre y yo me enderezo en mi asiento.

- Dígame señor. - Lo miró y le sonrío.

- Desde ahora estarás apoyando a Kou - ¿¿Qué?? - Has sido muy buena desempañando tus funciones con Kaolinete, así que he decidido que apoyarás a mi amigo. A su lado aprenderás mucho y él podrá ponerse al día rápidamente.

La mirada de todos está puesta en mí, puedo sentirlo. Estoy en shock. Creo que mi sonrisa se ha congelado pues las mejillas me duelen. Dirijo mi mirada al hombre de al lado del señor Chiba. Su mirada es penetrante. Está sonriendo, sonriéndome. Es una sonrisa sincera y a la vez cálida.

Mi jefa me da un codazo para que reaccione.

- Claro Señor. - de nuevo poso ni vista en el señor Chiba. Respondo saliendo de mi aletargo.

- Bien, entonces, eso es todo.

Todos comienzan a ponerse de pie y mi jefa me apresura al ver que no me he levantado. Tomó mis cosas y camino al lado de ella.

- ¿Cuál será la oficina del señor Kou? - le murmuro.

- Al final del pasillo en el ala norte. Ve por tus cosas y llévalas allá. - llegamos hasta su oficina y entramos.
Me acerqué a mi escritorio y comencé a guardar mis cosas en una caja.

- Antes de irme quiero agradecerte por todo. - Estaba sentada del otro lado de su escritorio y miraba en silencio lo que hacía. Al decir eso me sonrió.

- No tienes nada que agradecer, he disfrutado mucho de tu compañía, además has sido de mucha ayuda, eres muy inteligente y eficiente. Serás una gran abogada. - Se puso de pie y se dirigió a mí, me abrazó.

- Muchas gracias Kao. A tu lado he aprendido mucho. - le devolví el abrazo.

- Bien. - se separó - no nos pongamos sentimentales, anda, apresúrate, no quiero que el señor Kou te llame la atención.

- Claro. - Limpio una lágrima que salió sin permiso. Continúo recogiendo mis cosas y cuando por fin tengo todo en una caja, salgo de mi antigua oficina y caminó hasta la que será mi nueva oficina y mi nuevo jefe.

La puerta de cristal que estaba frente a mí era enorme, tenía corrida la persiana que daba privacidad.
Respiré profundamente, toqué la puerta un par de veces con los nudillos. Una voz dentro me alentó a que entrara.

Giré la palanca y abrí la puerta.
Frente a mí, una gran oficina de amplios ventanales por los cuales se veía la cuidad.
Al centro un escritorio de mármol blanco y un hombre sentado al otro lado.

Sus ojos se posaron en mí.

- Bienvenida.

Enamorada de mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora