Capítulo 33

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Después de tanto tiempo en que pensé jamás volver a escuchar esa voz, ver esos ojos, ese rostro; ahí estaba, con el semblante desencajado por la sorpresa, y hasta donde podía reconocer, la ira y la decepción.

Imagino que así  como yo, en su vida imagino verme en estas condiciones.

Juro que en el momento en que subió su mirada hasta mi rostro y sus ojos se clavaron en los míos, tuve miles de sentimientos, mismos que fueron apaciguado cuando escuché lo siguiente:

- Sí, vamos a tener un hijo y estamos felizmente casados...

Hasta ese momento en que Andrew habló, choqué con la realidad. Entendí perfectamente lo que le quería hacerle creer. Su sonrisa de triunfo fue radiante.

Él dejó de mirarme para verlo, apretó los puños molesto. Su expresión denotaba rabia y decepción. De reojo vi como Andrew inflaba el pecho.

- ¿Te casaste con él? - siseó sin mirarme.

- ¿Y a ti, eso que te importa? - solté de la peor manera. Creo que se merecía más que eso, pero estaba en un lugar público.

Regresó de nuevo su mirada a mí y pude ver cómo se rompía algo en él. ¡Vaya, yo debí tener la misma cara cuando me rompió el corazón!.
Apretó los dientes y se irguió. Las aletas de su nariz estaban bastante dilatadas, y eso solo demostraba lo enojado que estaba.

- Necesitamos hablar. - me ordenó con un tono que hace mucho no escuchaba. Ahora fui yo quien abrió la boca por la sorpresa. ¿Cómo se atrevía a hablarme de esa manera?

- Por si no lo recuerdas ya no eres nada mío, no me vengas a dar órdenes y en todo caso, nada tenemos que hablar. - Me sostuve más fuerte del brazo de Andrew para darle más credibilidad a mis palabras, aunque por dentro estaba temblando. Creo que hasta ese momento no me creía tenerlo frente a a mí.

Bufó.

- Ya oíste a mi esposa. - entrelazó sus dedos con los míos y comenzamos a caminar pasando justo a su lado, pero en ese momento me detuvo del brazo. Lo miré atónita. ¿Cómo se atrevía a tocarme?

- Por favor... - miré su mano y luego subí hasta su rostro. Sus ojos suplicaban. El semblante de hace un segundo ya no estaba, estuve a punto de quebrarme. Sentí el ardor en mis ojos, ya sabía lo que venía, pero no lo podía permitir.

Hice uso de todas mis fuerzas y me negué. - No. - me jalé para soltarme, aunque mi brazo pidió a gritos que volviera a esa calidez.

La frialdad de esa palabra lo dejó parado como estatua. Continué caminando con Andrew pero esta vez a un paso más rápido.

No quise voltear a verlo, porque si lo hacía tal vez volvería en su búsqueda, y eso era algo que no me podía me permitir.

Llegamos hasta donde estaba Mina y su novio. La palidez en mi rostro preocupó a mi amiga. Salió a nuestro encuentro.

- ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? - Me tomó del rostro con ambas manos, luego subió una hasta la frente, calculando la temperatura de mi cuerpo. Yo inhalaba y exhalaba rápidamente en un intento desesperado de controlar las lágrimas que querían salir.

- No pasó nada, sólo que me cansé de caminar. - Dije una vez que pude hablar.
Andrew volteo a verme algo molesto, esperaba que le dijera a Mina lo que había pasado, pero ahora mismo no estaba lista para hacerle cara a lo que acabas de suceder, además, no quería arruinar nuestra tarde.

- ¿Estás segura? ¿No quieres ir la médico? - negué con la cabeza. Mi amiga suspiró. - Bien, entonces entremos.

Entramos al cine y no me solté para nada de Andrew, temí que Seiya nos hubiere seguido y se diera cuenta de la mentira.

Enamorada de mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora