Capítulo 41

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Un torrente líquido me tomó por sorpresa. Me separé inmediatamente.

- ¡Estoy en labor! - grité emocionada y temerosa al mismo tiempo, hasta que una contracción fuerte vino a mí - ¡Ahg!

Seiya se quedó como estatua en ese momento, no hacía nada, solo me observaba parpadeando rápidamente.

- ¡Seiyaaaa! - el segundo grito lo despabiló. Bueno, eso, o el pellizco que le metí en el pecho cuando la segunda contracción llegó.

- ¡Bombón! respira, respira... - de momento me dieron muchas ganas de reír al ver los gestos que hacía al alentarme con las respiraciones. - ¡traeré la maleta! - salió corriendo pero luego regresó sobre sus pasos - ¡Dios, la maleta está en la casa! - dijo fuera de sí. Apenas había captado que aún estábamos en el restaurant.

- ¡¡Llámale a Hotaru, dile que vaya por la maleta y que nos vea allaaaaaaaa!! - grité fuera de sí, pues una contracción más venía repentinamente.

-Tienes razón... - sacó el teléfono y marcó su número, mientras le daba instrucciones observé mi reloj de pulsera, necesitaba tomar el tiempo entre cada contracción. ¡Uff! Estaban siendo demasiado frecuentes.

- ¡Mi amor por favor, no se te ocurra querer salir aquí, espera al menos que lleguemos al hospital! - Si seguía así, estoy segura que mi bebé nacería en el restaurante. Mire en todas direcciones... ¿cuál sería un buen lugar para dar a luz?

El mesero llegó de pronto. Su ojos se abrieron como platos al ver lo que estaba pasando. Creo que nadie se había percatado de eso.

- ¡Señora! - dijo alarmado - ¿Llamo a una ambulancia? - negué y Seiya respondió rápidamente por mí, pues justo en ese momento otra contracción volvía, así que apreté fuerte los dientes para no gritar.

- Muchas gracias, pero la llevaré en el carro. - El joven me extendió la mano para ayudarme a parar y junto con Seiya, salimos del lugar a paso lento.

Note como sus manos temblaban mientras encendía el vehículo.

- ¡Aguanta mi amor, llegaremos pronto! - decía con urgencia mientras yo hacía mis respiraciones.

- ¡Ahg! - me aferré a lo que pude mientras sentía como mi cuerpo se quería partir en dos.

- Respira, respira... - me repetía totalmente nervioso. - llegaremos pronto. - Por fortuna el hospital no estaba lejos -  Zafiro ya está esperándonos. - mencionó acelerando el motor.

Agradecí para mis adentros que Seiya ya lo hubiera llamado, aunque no tengo ni idea en qué momento fue, pero me sentía tranquila de que él estuviera ahí.

Mire mi reloj de pulsera nuevamente. Las contracciones iban cada 5 minutos, debía llevar el control de tiempo para hacérselo saber al doctor al llegar al hospital. ¡No puede ser! Mi bebé ya va a nacer. Aunque aún faltaban pocas semanas y siento mucha preocupación por eso.

- ¡¡Ahhhgggg!! - grité más fuerte por el dolor que sentía. La sensación de estar siendo partida en dos era avasalladora.

- Ya llegamos mi amor. - Anunció mientras comenzaba a tomar aire por el dolor tan intenso que sentía. Levanté la mirada, ahí estaba el hospital, Zafiro ya estaba esperándonos junto con una enfermera y una silla de ruedas.

Nos estacionamos y el enfermero se apresuró a abrirme la puerta, me ayudó a bajar y me colocó sobre la silla.

- Tengo contracciones cada cinco ¡minutoooosssss! - otra más. Mi doctor me tomó del hombro con una sonrisa.

- Todo estará bien Serena... relájate y respira. - le hizo una seña al enfermero y éste me trasladó dentro del hospital, hasta llegar a una habitación.
Un grupo de enfermeras me ayudó a ponerme la bata y a recostarme en la camilla especial para partos, mientras revisaban mis signos vitales. Seiya entró poco después, pálido, nervioso.

Enamorada de mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora