Capítulo 19

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Hoy es un nuevo día. La luz del sol hace que abra los ojos a regañadientes. No quiero hacerlo. No quiero despertar, porque si lo hago todo será real. Bueno, claro que estoy feliz porque mi jefe y yo nos amamos, pero la verdadera realidad es muy avasalladora. Hoy será el primer día en el que estemos en la misma oficina pretendiendo no ser más que jefe y asistente, cuando en realidad somos dos personas que se aman profundamente.

- ¡uff! - suspiro pesadamente. - ¡Bien, es hora de enfrentar la realidad! - me incorporo en la cama y mi vista se vuelve más lúcida. Busco el celular en la mesa de noche y veo la hora. Las 7:00 a.m. Dejo el aparato en el mismo lugar y me deshago de las sábanas
para salir de la cama. Camino a tropezones hasta el baño y comienzo a darme una larga ducha. Necesito estar cien por ciento despierta.

Al salir, escojo un traje sastre de falta color gris, una blusa blanca, medias y unos tacones negros. Coloco unos pequeños pendientes en mis oídos y un reloj de pulsera.
El cabello lo llevo recogido en un chongo un poco despeinado.

Una vez lista, salgo del apartamento, pero justo cuando estoy entrando al elevador, llega un mensaje a mi teléfono de un número desconocido.

No sabes cuánto te extraño, soñé contigo toda la noche. Te amo.

P.d. Encontrarás una sorpresa en tu escritorio.

El mensaje primero me desconcierta, pero luego entiendo de quién es, eso hace que mi corazón palpite rápidamente. Sonrió como tonta frente al teléfono, veo la hora, son las ocho, aún es temprano. Pienso que mi jefe debió de haber llegado temprano para haberme dejado un regalo. Suspiro emocionada.

Minutos más tarde, estoy llegando al bufete. Mi rutina diaria se ve interrumpida por Mina llegando en un auto que no es el suyo, y no solo eso, con la misma ropa que vestía el día de antier. Enarco la ceja mientras la veo bajarse del vehículo y despedirse muy apasionadamente de alguien que conozco como el chico del bar.

Cuando me ve, levanta una mano para saludarme y camina apresurada hasta donde estoy. Tiene una sonrisa enorme. Yo la recorro de pies a cabeza y me rio.

- Veo que no has llegado a tu casa... - señalo en modo sugestivo. Ella me guiña un ojo.

- Digamos que estuve muy entretenida como para llegar... - Comenzamos a caminar hasta el elevador y ella no quita la sonrisa.

- Entonces ¿Vas en serio con él? - presiono el botón que nos llevará al piso donde se encuentran nuestros oficinas.

- Aún no lo sé, me la paso muy bien con él, tenemos muchos temas de conversación y hace el amor delicioso... - esto último lo menciona de manera muy sensual y a mí se me ponen las mejillas rojas.

- No quiero saber detalles. - le advierto antes de que comience a contarme. Porque claro que lo hace. Es muy desinhibida y no tiene problema con contármelo todo.

Me mira con suspicacia. - Esta bien, no te contaré nada, pero tú - me señala con el dedo índice - si tienes que contarme como te fue, ¡Anda, escupe! - súplica mientras jala de mi saco.

- No hay nada que contar... - trato de quitarle importancia al comentario - comimos juntos, platicamos y luego se fue.

- ¿Y el sexo? - me mira incrédula.

- No hubo. - aparto la vista y continúo respondiendo - Queremos esperar un poco. Seiya dice que quiere que nuestra relación sea lo más normal posible, entonces esperaremos el momento oportuno.

Enamorada de mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora