Capítulo 27

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Entré en mi departamento con la fiel idea de quitarme éste desasosiego con un buen baño.

Sin duda la actitud del Jefazo me dejó un poco intranquila. ¿Por qué actuó así? Aunque es algo que no pienso decirle a Seiya, no quiero que haya problemas entre ellos, además, puede que sólo esté tratando de ser amable por su comportamiento de los últimos días y yo esté tomando las cosas por otro lado.

Me desnudo lentamente, mientras le doy vuelta a las cosas. Bueno, no solo a lo acontecido hace unos momentos, si no a todo el día en particular. Luego, viene a mi mente el recuerdo de la noche anterior. Me sonrojo.

Muevo mi cabeza en negación tratando de olvidarlo pues siento que que mi cuerpo comienza a arder. Entro en la regadera y me doy un baño con agua tibia, necesito aminorar esta sensación de necesidad por él.

Una vez que he terminado, me envuelvo en una toalla y salgo de la ducha. Voy hacia mi teléfono y veo que hay un mensaje en la bandeja. Es mi jefe.

Amor, sé que lo había prometido pero no podré ir. Lo lamento. Todo está bien, no te preocupes. Te veo mañana.

La tristeza invade mi corazón mientras leo el mensaje. Enserio quería verlo, hablar, estar en su brazos. Pero bueno, son gajes del oficio. Apesadumbrada tiro el teléfono en la cama mientras comienzo a buscar mi ropa de dormir. Luego recuerdo algo importante, Mina.

Ya cambiada, tomó mi teléfono nuevamente y marcó su número, ojalá esté aún despierta.

- Hola Sere... - el tono de desilusión no se hace esperar.
- Hola ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Ya le dijiste? - me tiro sobre la cama mirando al techo. Pobre Mina no quisiera estar en su lugar.
- Me siento y estoy fatal. No he podido probar bocado en todo el día, estás nauseas me traen loca. Aunque ya no sé si es el miedo por decirle a Mal o el embarazo.
- ¿Entonces aún no se lo dices?
- No. Pero mañana hemos quedado, así que aprovecharé para contarle.
- Amiga, pase lo que pase sabes que puedes contar conmigo ¿verdad?
- Lo sé Sere, muchas gracias.
- Bueno, descansa, si necesitas algo llámame, enserio.
- Lo haré no te preocupes.
- Hasta mañana.
- Hasta mañana Sere.

Cuelgo la llamada. Exhaló profundamente.
Espero que ese tal Malachite se haga responsable y no deje a Mina sola con ese paquete. Aunque pensándolo bien, no le he preguntado a mi pobre amiga que es lo que en verdad ella quiere hacer. - ¿Qué haría yo? - Ante mi propia pregunta me asusto. -¿Qué haría yo? - La verdad es que no lo sé. Bueno, sí, lo tendría, claro. Aunque mi situación es bastante más difícil que la suya. Un escalofrío me recorre.

El sonido del teléfono hace que pegue un brinco del espanto. Estaba sumamente concentrada en mis pensamientos, que me tomó por sorpresa.

Observo el número. Es Seiya.

Deslizo el dedo en el botón de "contestar".

- ¿Quién eres? - Grita al otro lado de la línea - ¿Dime maldita zorra, quien eres? - me levanto de la cama de un salto y despego el aparto de lo oído. Seguramente me estoy confundiendo. Escuché mal.
- ¡Que me digas quien demonios eres! ¡Eres la que se revuelca con mi esposo verdad! - aún con el teléfono frente a mí escuchó sus gritos. - ¡Déjame decirte que no la vas a tener tan fácil! ¡No le voy a dar el divorcio para que se vaya a revolcar libremente contigo! ¡No sabes con quien te estás metiendo estúpida! - Cuelgo la llamada. Estoy totalmente aturdida.

Esa era Kakyu con el teléfono de Seiya. ¡Suerte la mía que no dije nada!

El teléfono vuelve a soñar y lo apago. Ahí noto que mis manos tiemblan. Tiro el teléfono a la cama. Me jalo el pelo con desesperación. ¿Cómo supo de este teléfono? ¿Sólo estaría mi contacto? pero no sabía que era yo, sí lo hubiera sabido me hubiera llamado por mi nombre y no lo hizo.

Enamorada de mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora