Capítulo 36

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La mirada de Andrew volvió a mí. Sus ojos se cristalizaron por la decepción y la rabia. Me sentí muy mal por la manera en que me veía.

- ¡No puedo creerlo! - me soltó de las manos molesto y fue hasta dónde estás Seiya para confrontarlo. Tardé un segundo en reaccionar, pero alcancé a interponerme entre los dos. La lata de gusanos se había abierto frente a mí y ya no podía pararla.

- Eres un hijo de... - lo amenazó con un dedo.

- Andrew cálmate... - trate de conciliar, aunque a estas alturas no creo que sea posible.

- ¿Que me calme? - me mira ofendido. Hasta ese momento me di cuenta que era de estatura muy baja para estar en medio de esos dos robles. - ¡Ya te endulzó el oído y caíste redondita! ¡Que poco te quieres Serena!

¡Auch! Eso me dolió.

- No le hables así idiota. - siseó molesto - Serena y yo nos amamos, no veo porqué eso te molesta... a menos claro, que hayas guardado esperanzas de que ella volviera contigo... - soltó con burla - ¡oh sí! ¿cómo dijiste? "yo te amo, siempre lo he hecho" - acentuó las comillas y yo me molesté muchísimo. Tampoco podía comportarse así. Andrew no merecía por ningún motivo que se burlara de él. Me giré hasta él y le di un golpe en el pecho.

- ¡Seiya, vete! - Estaba furiosa. El hecho de que él y yo hubiéramos arreglado las cosas, no le daba de derecho de tratarlo así.  Me miró sorprendido. Pero a estas alturas no me importaba que se molestara. Estaba muy enojada. - Después hablamos. - me cruce de brazos para afianzar mis palabras. Bufó por la molestia, pero me tomó del rostro y me plantó un beso en los labios. Su último movimiento. Rodé los ojos.

Caminó hasta la puerta y cerro detrás.

Podía sentir la vibra desolada de Andrew tras de mí. Voltee a verlo apenada.

- Déjame explicarte. - lo tomé de la solapa. Me regaló una mirada desaprobatoria, no, furiosa más bien.

- ¿Qué me vas a explicar?, ¿Qué te engatusó?, ¿Qué fuiste tan débil como para caer a sus pies otra vez?, ¿Enserio Serena? ¡Tan poco te valoras como para volver a ser la otra! ¿Ya te calentó la cama? ¡Hasta acá percibo su olor en ti! - reaccioné por instinto. Mi mano se plantó tan fuerte en su mejilla que dejó una marca rojiza.

- ¡No te atrevas a hablarme así! - le amenacé al borde del llanto, nunca me había hablado de esa manera - Que hayas estado conmigo acompañándome, no te da derecho a que te refieras a mí de esa manera, mucho menos cuando no sabes nada al respecto... - estaba montada en fiera. Dolida, pero también avergonzada.

Fui hasta el sofá y me senté ahí cruzada de brazos. Andrew se quedó en el mismo lugar, dándome la espalda.

- Entiendo que sea para ti una sorpresa verlo aquí... - tenia que darle una explicación después de todo se la merecía, aunque me hubiere hablado así.  - que pienses que soy una tonta, pero tengo mis razones, hemos hablado y...

- ¿Desde cuándo? - me interrumpió sin mirarme aún.

- Ayer. - supe que mi respuesta había hecho que su corazón se rompiera, si es que hubiera algo más que rompérsele dentro, después de vernos - me explicó sus motivos y aunque te puede parecer una mala idea, lo he perdonado y decidido darle otra oportunidad.

Movió la cabeza en sentido negativo.
- No lo puedo creer... sólo te ha bastado un mirada, para creerle todo.

- No es así de fácil Andrew. - El coraje se desvaneció, comencé a sentirme fatal por él, mi amigo.
Me puse de pie y volví sobre mis pasos. - Apóyame por favor, te aseguro que no estoy buscando por un repetición.

Enamorada de mi JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora