Capítulo 15.

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- Mi-miles -se me enreda la lengua al decir su nombre.

¿Qué demonios hace aquí?

- Perdón -se sonroja.

Lo veo dar un paso atrás, pero vuelve a dar otro adelante. Su mirada es dudosa.

- Sabes que este es el baño de hombres, ¿verdad? -pregunta ocultando una sonrisa de burla.

Los colores suben a mis mejillas. Mierda. Me ha pillado.

- ¿Qué haces aquí? -cambio de tema.

- Eso debería preguntarte.

Se cruza de brazos y por primera vez me fijo en su ropa. Lleva una camisa azul cielo, el mismo azul que sus ojos, unos vaqueros oscuros y el resto me da igual. Con decir que quiero hundir mis dedos por su pelo, es suficiente.

- Me han invitado -me encojo de hombros.

- A mi también -las comisuras de sus labios están elevadas en una sonrisa matadora-. ¿De que conoces a Theo?

Algo pasa por mi mente. Él también lo conoce. Miles estaba en el pub de Theo aquella noche, y hoy está en su fiesta de cumpleaños. ¿Serán amigos? ¿Compañeros de la universidad? ¿Sus familias serán amigas?

- Savannah y él son amigos. Solo vengo a acompañarla -le saco la lengua, más infantil de lo que me hubiese gustado parecer, y paso por su lado-. ¿Y tú?

- Es mi primo -cada vez su sonrisa se ensancha un poco más.

Me quedo helada. Miles y Theodore. De la misma família. Por eso se me hizo conocido el día que lo vi por primera vez. Ahora me fijo en que él parecido es significativo.

Cuando dejo de meditar, me doy cuenta de que el hijo de mi jefe está solo a un palmo de mi pecho. Me empiezan a sudar las manos de tanta cercanía. Estoy nerviosa. No esperaba encontrarmelo hoy, en la fiesta, tan guapo y tan... Miles.

- Estás guapa -murmura.

Levanto la mirada hasta que nuestros ojos conectan. Sus iris son azules como el mar, el mar está inundado, al igual que mi ropa interior al mirar su sonrisa.

Ahora todo encaja.

- Gracias -respondo atrapando mi labio inferior entre los dientes.

Sin darme cuenta, mi trasero se apoya en la paret del pasillo. Él está acercándose a mi.

- ¿Me estás montando una encerrona? -pregunto poniendo un dedo en su esternón.

- No -su respiración huele a menta.

- Ya me había hecho ilusiones -mi labio inferior baja en un pequeño puchero.

Una sonrisa socarrona amenaza con dejarse ver en su rostro. Sus manos se ponen en mis caderas pero no para presionarme contra él, más bien para crear un contacto.

Tengo la sensación de que va a besarme. Sus labios me llaman. Se ven muy provocativos y sensuales. Bueno, todo él se ve sexy.

Lo aparto por el pecho al escuchar unos pasos acercándose. A ambos nos ha sorprendido mi reacción. Creo que Savannah tiene razón y siempre acabo acobardandome.

- Miles, hijo. Has vist-

La Sra. Bennet no acaba la frase. Se ha percatado de mi presencia. Su sonrisa delata que le gusta encontrar a su hijo acorralandome contra la paret. Sinceramente, a mi también me gusta que este dios griego me tenga entre su pecho y la paret.

- Lara, cielo -se acerca a paso ligero-. Que alegría verte -besa mis mejillas como si nos conociesemos de toda la vida, como haría mi madre-. Luces encantadora, ¿verdad, hijo?

Las 10 reglas sobre el sexo [L10RSES] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora