Capítulo 32. Parte 1.

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Camino de un lado al otro del salón esperando una explicación a lo que acabo de ver. Ambos están sentados en el sofá. Ella de morros y él sonriendo.

-Sigo esperando -digo con falso enfado.

-No tengo nada que declarar -Kenzie se cruza de brazos.

-Yo sí -dice Yon con emoción en la voz-. Al final se ha dado cuenta de lo guapo que soy.

Mackenzie lo golpea con un cojín en la cara. Hasta a mi me ha dolido.

Les estoy haciendo un interrogatorio porque me los he encontrado empujándose el uno al otro contra la nevera mientras se comían los morros. Decidí hablar cuando Mackenzie se enrolló a él como un mono y rompió los botones de la camisa de Yon.

No puedo evitar reír cuando mi amiga gruñe y sube las escaleras lo más rápido que puede. El mejor amigo de Miles cruza las manos tras su cabeza y deja escapar un suspiro de satisfacción.

-Está picando el anzuelo, machote -lo felicito.

-Detrás de sus quejas sé que hay amor -dice gracioso.

-Yo no estaría tan segura -niego con la cabeza-. Nunca ha tenido novio. Cree que los hombres solo servís para echar un polvo y después abandonaros como perros viejos. Me extraña que no se haya hecho lesbiana aún.

-No sé ha hecho lesbiana por que estaba esperando un hombre de verdad -pone una mano en su pecho-, como yo.

-La modestia no es lo tuyo, ¿verdad?

Niega divertido. Yon es un tío un tanto raro. A veces parece gay, otras muy macho y las demás...es un poco creído. Pero es simpático.

-No le cuentes nada de esto a Miles. No quiero que se ponga celoso -dice poniéndose de pie.

Con la camisa medio rota sale de casa silbando una melodía, la canción de Jurassic Park.

No sé quién tiene amigos más raros, si Miles o yo. Pero debo confesar que no cambiaría a ninguno.

***

-Te esperamos este sábado -dice mamá con tono de advertencia-. Hemos invitado a tus tíos. Están deseando verte, Lawhi.

Asiento desganada y sin prestar mucha atención. El capítulo de Mujeres desesperadas es más interesante que lo que me esté contando mamá.

-¿Traerás a tu novio? -pregunta mi padrastro.

Mi cara se pone morada.

-Cat nos ha dicho que sales con un chico -dobla el periódico-. Me gustaría conocerlo y hacerle un pequeño interrogatorio.

Me quiero morir. No. Mejor mato a Catrina por ir cotilleando sobre mi.

En primer lugar, Miles y yo no somos novios. En segundo lugar, si alguien está pervirtiendo al otro, esa soy yo. En tercer lugar, ¡¿por qué demonios todos me están mirando?!

-Nos lo presentarás, ¿verdad? -pregunta mamá con una sonrisa.

-No somos novios -espeto-. Es un amigo, pero Cat se hace ilusiones.

Mi padrastro levanta una ceja ,un tanto incrédulo, y ríe sarcástico.

-Invita a tu amigo a la fiesta.

-Vale... -bufo.

La solución es muy sencilla. No le contaré nada Miles y les diré que no ha podido. No pienso traerlo a casa y que le monten una encerrona como un pequeño ciervo.

***

-Ve a limpiar el almacén -gruñe Billy.

-Pero Miles dijo que lo hicieses tú -me quejo.

Las 10 reglas sobre el sexo [L10RSES] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora