Capítulo 4.

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— Entonces, ¿eso es un si?

— Cl-claro —le sonrío intentando disimular la emoción y el deseo que me consumen por dentro—. Voy a por mi bolso.

Él asiente y yo camino al interior de la tienda, cuando me cercioro de que nadie me ve, hago mi baile de la victoria.

Voy a ir a comer con Miles Bennet, señoras y señores. ¿Eso es una cita? Oh, santo cielo. ¡Tengo una cita con ese semental! No me hago responsable si lo violo sobre la mesa al más puro estilo Grey.

Cojo mi bolso dispuesta a salir de esa tienda para irme con ese dios de ojos claros. Sin que Billy me vea le levanto el dedo del medio disfrutando de reírme de él a sus espaldas.

— ¿Lista? —pregunta sonriendo cuando me ve, a lo que asiento.

— Claro, Sr. Bennet.

— ¿Algún día me llamarás por mi nombre de pila? —pregunta claramente divertido por que lo llamase señor—. Solo nos llevamos unos pocos años, es raro que me trates de usted.

— Me gusta mantener las distinciones.

Mentira. Realmente lo llamo por su apellido por que el rollo Cincuenta sombras de Grey me hace mucho tilín en mi garbancito del amor. Ya me entendéis.

— Entonces yo te trataré del mismo modo —se encoge de hombros disimulando como lo divierte la situación—. Sigame, Srta. White.

Oh. Creo que se me ha tensado todo lo que se me puede poner tenso con lo que me ha dicho. Damas y caballeros, olviden a Anastasia Steele y a Christian Grey, el Sr. Bennet y la Srta. White son los nuevos dueños del cuarto rojo de la perversión.

Ambos caminamos por el paseo marítimo tranquilamente. La temperatura es agradable, la brisa corre acariciandome, el sol está en su punto álgido y el sonido del mar es arruyador. Estaría más pendiente del ambiente si no fuese por que tengo al hijo de mi jefe a mi lado, y él si es una experiencia sensorial. Aunque con menos ropa disfrutaría muchísimo más de su silueta.

Nos paramos delante de un puesto de perritos calientes y se me ilumina la mirada al ver esa deliciosa comida chatarra.

— ¿Qué quieres? —pregunta despreocupado.

"¡Un orgasmo tuyo!"grita mi yo lujurioso.

— Uno completo y un refresco, por favor.

"Oh, si. Que nos haga un completo también estaría de fábula"la Lara hormonada sigue suelta.

— Dos refrescos y dos perritos con todo, por favor —dice Miles al señor del carrito.

Una vez a pagado, nos sentamos en un banco a comer en silencio mirando el mar. El banco también parece decirme que lo viole, pero mi cerebro asume el control de mis acciones y pone en práctica la regla número uno, sexy is an attitude. Me cruzo de piernas en una pose sutil mientras le doy un mordisco a mi hot dog. Digo, ¿no es sugerente comer algo tan alargado?

— Quería hablar seriamente con usted, Srta. White —Miles llama mi atención pero yo solo puedo estar pendiente de como se mueven de sexy sus labios pronunciando mi apellido.

— Dígame, Sr. Bennet —respondo dándole un sorbo a mi bebida.

Esta es nuestra primera cita y ya quiero arrancarle esa camisa con los dientes y acariciar todo lo que esconde bajo esa ropa.

— ¿Está a gusto en su puesto de trabajo? —pregunta serio—. Me he dado cuenta de que Billy no la trata del todo bien, y por eso la he invitado a comer, para que me diga si tiene alguna queja al respecto.

Las 10 reglas sobre el sexo [L10RSES] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora