Capítulo 36.

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—¿Se supone que me lo debo creer?

—Estoy hablando en serio, Lara —me da una mirada intimidante—. Solo hemos dormido juntos. Ya está. Me invitó a cenar y no paró hasta que acepté.

—Claro, él te obligó a dormir juntos —digo con sarcasmo.

—Es un hijo de puta convincente.

—¡Te gusta Yon!

—¡Cierra la puta boca!

—A Mackenzie le gust...

—¡No discutáis! —me corta Sav—. Es tu cumpleaños; deberíais estar en el salón y no aquí escondidas.

En parte tiene razón, pero no quiero ir al salón. Están a punto de llegar mis tíos y no tengo ningún entusiasmo por conocerlos. Llevan años sin visitar, no entiendo porque vuelven a hacerlo y encima en mi cumpleaños.

Llaman al timbre de la puerta y mamá me da un grito para que abra. Pongo mala cara de inmediato y acomodo los tirantes de mi largo vestido playero. Arrastro los pies hasta la entrada, abro la puerta y de inmediato me gusta lo que veo.

—¡Felicidades!

Siento un pinchazo en el estómago en cuanto me rodea con sus fuertes brazos. Paso los míos por su cuello y aprovecho para aspirar su olor.

—Gracias por venir.

—Gracias por invitarme —me levanta del suelo haciéndome reír.

Miles vuelve a dejarme en el suelo pero no aparta las manos de mis caderas. ¿Cómo puede oler tan malditamente bien?

—¿Como se siente eso de hacerse vieja?

—No sé, dímelo tú.

—Touché.

Aprovecho para mirarlo de arriba a abajo. La camiseta azul que lleva hace que sus ojos destaquen mucho más. Sigo sin saber como he logrado meterlo entre mis piernas.

—¿Hola?

Giro rápido para encarar a mi madre. Allá vamos...

—Usted debe ser la madre de Lara. Es un placer conocerla —pone su mejor sonrisa y creo que acaba de camelarse a mi madre.

Es imposible no meterse a una mujer en el bolsillo con esos ojos y esa sonrisa mojabragas.

—No me trates de usted —responde con una risa de quinceañera—. Me alegra conocerle al fin, Miles. Lara me ha hablado de ti.

Le doy una mirada asesina a mi madre pero ella parece no darse cuenta porque coge del brazo a Miles y se lo lleva a la cocina para ofrecerle algo de beber. Los sigo lo más rápido que mis sandalias me permiten. Si no fuese porque mamá está felizmente casada creería que me quiere quitar al chico.

—Dime, Miles, ¿a que te dedicas? —dice mamá sirviéndole un refresco.

—Acabo de graduarme en la universidad. Me gustaría estudiar un máster en cuanto vea que campo me interesa más.

—Suena como una buena idea. ¿Y que has estudiado?

—Ingeniería de sistemas con mención en gestión.

Oh. No sabia que era un chico listo. Listo y ardiente... Me gusta como suena.

—Impresionante —susurra mamá con aprobación.

—No es tan impresionante como parece —creo que Miles no se da cuenta de que cada cosa que sale de su boca lo hace ver más adorable.

Mamá vuelve a reír y toquetea las puntas de su media melena rubia. ¡Parece una adolescente!

Las 10 reglas sobre el sexo [L10RSES] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora