Capítulo 35.

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Salto de la cama y voy corriendo al baño. Llego tarde al trabajo. Lo más rápido que puedo me doy una ducha, y me visto con los primeros vaqueros que encuentro. Por el pasillo voy poniéndome la camiseta.

Anoche le dejé mi coche a Mackenzie, así que me dirijo a su cuarto para buscar las llaves. Abro la puerta, las cojo del escritorio y vuelvo por donde he venido. Tengo una sensación extraña, así que entro de nuevo a la habitación y miro la cama.

No me lo puedo creer. Yon está ahí, con Mackenzie abrazándolo.

Oh Dios mío.

El rarito ha mojado el churro.

Con sigilo salgo de la habitación y dejo que sigan durmiendo acarameladitos. Pienso joder a Mackenzie con esto todo lo que queda de mes.

En la cocina tomo un rápido desayuno, y solo pierdo tiempo cepillándome los dientes a la velocidad de la luz.

Cuando estoy bajando las escaleras me encuentro con Savannah, nos saludamos deprisa.

-¿Llegas tarde?

-Muy tarde -explico.

-Siempre puedes compensárselo al jefe con trabajos extra.

-Lo haría aunque no llegase tarde.

Suelta una mirada pícara antes de reír.

-¿Mackenzie sigue durmiendo? -pregunta cuando llego a la puerta.

-Sí, pero puedes despertarla.

Cierro la puerta principal al salir y espero unos segundos. El grito de Savannah quiere decir que ya ha visto a la parejita.

***

Atiendo al último cliente de la cola y dejo caer mi trasero sobre la silla. La tienda ha quedado vacía, excepto por los empleados.

Mi cuaderno repleto de dibujos de animalitos gorditos tiene el dibujo de un panda a medias que me está pidiendo ser finiquitado. Estiro el brazo para alcanzarla pero me quedo quieta al notar una mano en mi cadera.

-Hola, preciosa -unos labios se presionan en mi mejilla. Una sonrisa pelea por salir en cuanto sé que es Miles.

No puedo evitar acaramelarme un poco cuando me enrolla con sus fuertes brazos.

-Hola, niño bonito.

Aparta el pelo de mi cuello y deja un pequeño beso detrás de mí oreja.

-¿Comemos juntos?

-Eso es muy convincente -susurro.

Suelta suave y grave risa que deshace mis braguitas en ub abrir y cerrar de ojos.

-¿Comida mexicana?

-¿Te refieres al local cutre del otro lado de la playa?

Hago girar la silla rotatoria para quedar cara a cara con él.

-No es tan cutre.

-Tienen un taco gigante como mascota.

-¡Pero están muy buenos! -defiendo.

Parece divertido y no hago nada por borrar su sonrisa. Seguramente piensa que hago tonterías para hacerme la graciosa pero soy así, no finjo ni fuerzo nada. Soy como una niña pequeña con una mente muy pervertida.

-Si me intoxico la culpa recaerá sobre tu conciencia.

-Podré vivir con ello.

-Has roto mi corazón -finge un puchero.

Las 10 reglas sobre el sexo [L10RSES] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora