Una Grindelwald en Hogwarts

Casi despedida

-Hola Grimmes - una voz gruesa y conocida por la chica la sorprendió ¿que hacía él en su cuarto?

-Profesor Snape - el hombre está vez se veía rendido, se veía cansado, se veía... mal además de un poco borracho, estaba con un vaso en su mano con algo color ambarino que parecía un whisky de fuego - no se ve muy bien - el hizo un gesto parecido a una sonrisa mientras bebía del vaso.

-Te dije que confiaras en mi Elizabeth - se acercó a la muchacha y se sentó en la cama.

Ella se encontraba a un lado de esta.

-Y lo hice Snape...

Le estiró la mano para que ella la tomara, lo hizo, el la dirigio para que se sentara a su lado.

- Quizás en otra vida... en otro tiempo, hubiera podido conocerte mejor.

-Profesor, lo siento ¿Esta usted borracho? - lo miró con una ceja alzada.

-Esto ya no me hace nada - lanzó el vaso contra la pared - no estoy borracho Grimmes - soltó molesto desviando la mirada. Era obvio que lo estaba.

-¿Entonces que le sucede? -Elizabeth puso una mano en su hombro.

-Vine a charlar, quizás no podramos hacerlo luego.

-¿Por que eso me suena a adios?

-Porque lo es, ahora cierra la boca... ¿recuerdas el día de la fiesta de Slughorn? ¿recuerdas nuestro baile en la terraza? - esta vez si la miró y lo hizo con algo que parecía tristeza y algo más que ella no podía descifrar, en sus ojos, era la primera vez que notaba ese brillo un poco extraño.

-No tiene que hablar de eso si no quiere - la muchacha bajo la cabeza - de verdad no me arrepiento de haber bailado con usted.

-Tampoco me arrepiento - tomo una de sus manos y su mentón para que lo mirara - moriré Elizabeth - soltó de pronto, ella alzó una ceja sin comprender - vine a despedirme.

-No... no puede ser - ella se levantó de la cama enojada, frustrada, con las manos en la nuca y casi arrancandose el cabello, con lágrimas en los ojos - No puede ser, tu no puedes morir - era primera vez que lo tuteaba y una opresión se sintió en el pecho de Snape.

-Vine a despedirme - repitió, ella detuvo la vista sobre él, enfadada.

-¡No digas estupideces Severus Snape, no puedes morir! El no te asesinó antes ¿por que hacerlo ahora?

-No lo sé, pero ya no le sirvo más.

-¡A él no pero a mi si! - se volvió a sentar en la cama y tomó el rostro del hombre entre sus manos - a mi si, joder, me siento bien cuando estoy junto a ti, me gustan tus clases extras, me gusta verte y escuchar tus arrogancias, en serio no se que me sucede cuando te tengo serca ¡mierda! Y me dices que vas a morir, joder Snape...

Severus Snape después de escuchar esas palabras sintió que el corazón se le agolpaba, tenía la oportunidad ahí entre sus manos de ser feliz en las pocas horas que le restaban de vida, después de tanto tiempo, pensó en Lily, pensó en aquel angel, aquella ilusión del antifaz y entre aquellas dos, podía verla a ella a Elizabeth, frente a él, aceptándolo, aceptando su manera de ser, aceptando su pasado, su presente pero no su futuro y ahí lo supo, debía ser feliz, debía hacerlo al menos antes de morir, debía aprovechar ese momento, se acercó rápido y sin tapujos a ella que aún tenía sus manos en su rostro y la besó, la besó como si no hubiera mañana, cosa que el sabía no habría, pero cerraria la boca por ese instante y solo disfrutaría del beso, que tambien correspondió. Se separaron una vez que ambos se quedaron sin aire.

-Por favor no te vallas - ella tenía su frente pegada a la de el y ninguno habría los ojos aún.

-Debo hacerlo