Una Grindelwald en Hogwarts

Londres...

Una vez preparados, era la hora de irnos, a mi padre le había llegado una carta de el ministerio de magia en londres con instrucciones y otra de Hogwarts en donde se suponía que se encontraban mis materiales y uniforme.

...

Abrimos la carta de Hogwarts días después de llegar al lugar donde nos quedaríamos. En la carta de la escuela, un sobre amarillento dirigido a Elizabeth Grimmes sin direccion, pues el ministerio la habia entregado junto a la otra anterior, decía:

"COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA"

Director: Albus Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase,
Gran Hechicero, Jefe de Magos,
Jefe Supremo, Confederación
Internacional de Magos).

Querida señorita Grimmes:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de un plazo en el Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Su caso ya fue atendido asique esperamos verla en nuestro colegio, el día citado.

Muy cordialmente, Minerva McGonagall
(Subdirectora adjunta).

Luego venían todos los materiales que debía comprar y el uniforme de la institución.

-¿Irás por tus cosas ahora?- pregunto papá desde su sofá en la biblioteca mientras yo estaba frente a él.

-No, creo que mañana será lo correcto, ¿crees que pueda dar un paseo hoy?- le miré dejando la carta en la mesa.

-Por supuesto pequeña, solo sabes que no debes usar tu magia y ten cuidado- aceptó.

-Gracias padre- sali de ahí con una sonrisa.

-¿Donde vas Elizabeth?- pregunto mi madre desde el sofá de la sala mientras leía una revista para brujas.

-A caminar, papá me lo permitió

-Ten cuidado- salí de casa y caminé por el lugar.

Cokeworth, ahí nos habían enviado por unos cuantos dias, el lugar era algo... Socialmente dicho, pobre y no había demasiado por ver, caminé por una cuantas calles, las familias me miraban mientras pasaba por fuera de algunas casas y eso me hacia sentir algo incómoda, intente apresurar el paso pero algo me lo evitó, un pequeño ... Bueno en realidad un gran choque bastante duro con algo o más bien dicho, alguien.

Un hombre de cabello negro hasta los hombros y nariz aguileña, ondeaba una capa oscura y su ropa era igualmente negra que su cabello que al parecer no se lavaba demasiado.

-Tenga más cuidado por donde camina niña estúpida- me habló con desprecio.

-Si no abro yo los ojos pues debería hacerlo usted, vejestorio- me levanté y el me miraba con gran molestia, en ese momento pude notar sus ojos negros, unos hermosos ojos negros.

-No tengo tiempo de discusiones- comenzó a caminar otra vez.

Ese hombre llamó bastante mi atención, su nombre no lo sabía pero lo sabría de eso estaba segura, solo debía... Saqué mi varita sin que nadie me viera y susurre un echizo detrás de el hombre que caminaba a unos metros de mí.