Buen gusto...

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Elizabeth se removia en la cama de una manera horrenda mientras Severus trataba de calmarla, la chica gemia y apretaba los ojos solo de terror, el pocionista trataba de despertarla pero ella no lo lograba hasta que de pronto en un segundo y con un grito desesperado, estaba sentada mirando al frente.

-Elizabeth ¿cariño estas bi...- antes de que pudiera terminar la chica se había pegado a su pecho sollozando.

Severus estaba harto, era la tercera noche que sucedía aquello y ya no podía seguir en aquella situación, acarició su espalda y beso su cabeza mientras la tranquilizaba.

-Cada vez... cada vez que me duermo lo veo, lo veo a él y... no puedo Severus, no quiero volver a dormir- lloraba.

-Tranquila mi amor, tranquila- volvió a besar su mejilla y trató de pensar una manera para ayudarle con su dolor, la poción para dormir sin sueños no tenía efecto en ella y aunque Severus trató de mejorarla no logró su cometido.

Ella se estabilizó después de unos minutos aunque seguía llorando en silencio y en su pecho, su cabeza era un lío, todos sus pensamientos estaban cruzados y no podía pensar con claridad, lo que lograba que las palabras de aquel día se le impregnaran aún más en su mente.

-¿Crees que algún día vuelvas a tocarme?- miró al maestro quien la miró horrorizado por su pregunta, otra vez con lo mismo.

-Eres hermosa, eres tan linda como un ángel y no se que e echo para merecerte Elizabeth Grindelwald. Eres perfecta, tus ojos, tus labios, tu cuerpo... es el paraíso y yo soy aquel hombre que intenta llegar a él de cualquier modo, espero que con eso entiendas que si pudiera, te haría el amor ahora mismo, pero no lo haré, porque no quiero lastimarte Elizabeth, se que si te tocara ahora no me verías como lo que soy, tu eterno amante, temeria que en lugar de mis manos vieras las de aquel imbecil y que en lugar de mis besos volvieran aquellos horribles recuerdos, podría hacerte el amor ahora pero no puedo permitirme tal placer cuando veo que estas sufriendo amor mio- Elizabeth soltó unas lágrimas que el secó.

-Te amo Severus Snape, eres el amor de mi vida- le beso los labios.

-Tu eres el amor de mi vida Elizabeth- la volvió a recostar en su pecho y ambos guardaron silencio hasta que el sol apareció entre las oscuras cortinas.

Severus se levantó de la cama y se sentó en el borde dejando a Elizabeth recostada y mirando su espalda.

-Buen día- le acarició la espalda.

-Hace mucho que despertamos ¿no?- jugó Severus y ella hizo una mueca, el se inclinó y le dio un pequeño beso en los labios.

Luego se acercó al armario por un pantalón, había dormido semidesnudo de no ser por la ropa interior y ella había preferido una camiseta y un pantaloncillo. Desde donde Elizabeth estaba, podía observar un buen espectáculo de su trasero bien definido, lo que no dudo en pensar. Sin haberse dado cuenta Severus había entrado en su mente y sonrió al ver ese pensamiento.

-¿Que estas pensando?- sonrió Snape, observándola mientras se abrochaba el pantalón.

-Nada- soltó rápidamente, sonrojada.

-Oh esta bien, lo lamento- terminó su labor, se acercó a su oído y susurró- lamento haberme metido en tu mente, pero ahora se que tienes cierta debilidad por los culos.

-¡Severus!- agarró la almohada y se la colocó en el rostro avergonzada, ambos se echaron a reír y el la sentó en su regazo.

-Debo decir que mi trasero se siente bastante alagado por tus buenos gustos, querida.

-¿Ah si?- Elizabeth arqueo una ceja.

-Inmensamente. Quiere que te haga llegar sus respetos y que te diga que espera conocerte de un modo más íntimo y personal... más adelante.

Negando con la cabeza, Elizabeth se inclinó hacia él en busca de un beso. Fue recompensada con uno breve pero muy tierno, antes de que se apartara y le mirara muy serio.

-Tenemos que hablar de un par de cosas- Elizabeth se mordió el labio inferior y esperó.

-David se a ido con su padre fuera del país, no pude hacer que se lo llevarán a Azkaban pues tenía contactos en el ministerio pero su madre a prometido que el no volverá a aquí. Ella no quiere que esto llegue a los periódicos. Y si vuelve a acercarse a ti créeme que Azkaban será una miseria ante lo que le haré.

-¿Y tú? ¿Hay riesgo de que puedas ir a la cárcel?- Elizabeth tomo la cara de Snape entre sus manos, con una mirada aún más preocupada, el sonrió.

-No, ella es una conocida, creyó completamente lo que le expliqué y me pidió perdón frente al imbecil- Elizabeth cerró los ojos y soltó el aire lentamente.

La idea de que le pudiera pasar algo a Severus le resultaba muy dolorosa, sobre todo porque no había hecho nada más que ayudarla y ya había perdido hasta su trabajo por culpa de la bocota del imbecil de David al soltar en los periódicos que Snape y Grindelwald tenían una relación pero ninguno le tomó la total importancia ambos tenían un plan si esto llegaba a suceder.

-Tengo que ducharme y vestirme- dijo, abriendo los ojos.

Él le dirigió una mirada ardiente, mientras le recorría el brazo con un dedo.

-Me encantaría ducharme contigo, pero me temo que no es posible aún- se levantó de la cama- así que, para preservar el decoro, mi halagado culo y yo prescindiremos del placer de una ducha en su compañía- Inclinándose hacia ella, añadió con los ojos brillantes- por el momento- Elizabeth se echo a reír y Severus la dejó sola.

Minutos después, Severus tenía el desayuno preparado y Elizabeth bajaba por las escaleras sintiendo un exquisito aroma.

Severus sonrió al verla y apartó la silla para que ella se sentara, ella sonrió y el la acerco a la mesa y le sirvió un poco de té.

-Wow esto se ve magnífico Severus.

-Yo veo otra cosa magnífica cariño- sonrió mirándola y logrando que se sonrojara.

-¿Por qué eres tan amable conmigo?- Severus se detuvo, dejando la taza a la mitad.

-Ésa es una pregunta muy rara para hacérsela a un amante.

-Lo digo en serio, Severus. ¿Por qué?- Él volvió a servir y bajó la mirada para no pasarse.

-Tú has sido amable conmigo desde hace mucho tiempo. ¿Por qué no iba a serlo yo? ¿No crees que mereces ser tratada con amabilidad?- Elizabeth prefirió no insistir.

-Recuerdo la primera vez que nos vimos- rio la chica- nos estrellamos, te insulte y trate de entrar en tu mente... yo no soy así, sabes que no- el tomo una se sus manos- pero ese día vi tus ojos y necesitaba saber quien eras.

-También te insulte aquella vez, no tuvimos jamás un buen comienzo, en Hogwarts tampoco fui del todo amable y lo lamento mucho Elizabeth, lamento haber sido un desgraciado arrogante- bajó la mirada acomplejado.

-También lo lamento, siempre te hice molestar por diversión, eres un buen hombre Sev, un hombre bueno al que le han pasado cosas malas.

-Desde que estoy contigo, créeme, nada malo podría pasarme, eres todo lo que necesito- se acercó a sus labios y la beso.

Después se quedaron sentados en la cocina, haciendo planes para los días siguientes.

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⏰ Última actualización: Nov 21, 2022 ⏰

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Una Grindelwald en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora