A medida que va creciendo, se va dando cuanta que nada es como lo imaginaba, los amigos, la familia, las risas y absolutamente nada es como la imaginaba.
Entre tanta oscuridad llega a su vida alguien que la hace sentir única, poner su mundo pata...
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SAMIRA.
— Porque es verdad, a ellos nunca les importó, es más nunca quisieron una hija — el me mira confundido.
— Lo de mis padres eran cosa de noches nomas, es más mi padre tenía una novia oficial pero le ponía el cuerno con mi mamá, cuando mi madre quedó embarazada de mi se enteró a los tres meses o cuatro y ya no me podía abortar, mis abuelos obligaron a casar a mi padre con mi madre, cuando nací mi mamá ya había empezado a construir su propia empresa al igual que mi padre y yo me quedaba todo el día con Anna, bueno aun me sigo quedando con ella, gran parte de mi infancia fue escuchar a mis padres pelear y Anna sacándome entre sus peleas hasta que mi padre se fue de la casa y mi madre siguió con sus empiezas y todo eso, es mas ahora ella está de viaje, por eso no les importo a dónde voy o no —Subo la mirada y él me mira con unos ojos cristalizados.
— Lo siento mucho— Lo empujó con el brazo y él pierde el equilibrio pero vuelve a tenerlo en segundos.
— ¿Ya me acostumbre, y tus padres? Como son — Lo miro y él mira la luna.
— Mi mamá es pediatra y lo que trata a las embarazadas y mi padre es cirujano pediátrico, así que tampoco que es los tuve todo el tiempo conmigo, hubieron navidades que mi papá dejaba todo porque tenía una cirugía de urgencia o cosas así o mi madre me dejaba para irse a atender niños que te tragaban botones o monedas, un día uno se trago la hoja de una Gillette de la madre y era mi papá operandolo y mi madre viendo que el niño esté bien. Pero sin ser eso, son los mejores padres del mundo.
—No conozco a tus padres pero quiero saber más la historia de ese niño y esa Gillette.
— Si algún día los conoces voy a ser que te la cuenten, creo que llegamos— frenamos enfrente del portón de mi casa.
— Si está acá, gracias por traerme a casa.
—De nada risitas — me abraza y yo lo abrazo también.
— ¿Me avisas cuando llegues a tu casa?.
— Si risitas — deja su skate en el piso y se va, entro y Anna me recibe.
— Mi chiquita, pensé que te había pasado algo, son casi las once de la noche, ¿Estás bien?.
— Si, si estoy bien, con hambre, pero bien, Naseem me acompañó a casa— Ella frunce el ceño y recuerdo que no sabe quién es — Naseem es un amigo del instituto, es más mañana vamos a ir a la playa todo juntos, vamos a salir por la tarde creo y también va a ir jass.