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¿Ya son las 5 de la mañana?

Estiro mi mano por la mesita de noche aún con los ojos cerrados, el sonido de mi alarma resuena por toda la habitación.

«Fue mala idea poner mi canción favorita como alarma. Ahora la detesto»

Me apresuro en tomar mi celular al sentir el pequeño cuerpo de Jimin moverse en mi pecho, de tanto tantear por fin tomo mi teléfono entre mis dedos y me apresuro a apagarlo siendo cegado por la luz brillante.

¿Quién se levanta tan temprano un domingo? Yo, y posiblemente Jimin del pasado.

— ¿Ya es de mañana? — La voz adormilada de mi Jimin me da mil años de vida.

— Ño. — Me deleito al ver su cabellito rubio todo desordenado sobre mi almohada. — Iré a despertar a Woozi.

— Puedo ir contigo...

— No no, sigue durmiendo.

Levanto mi brazo hasta la altura de su cadera, tomándolo con fuerza atrayéndolo hacia mí para quedar pegados en cucharita otra vez.

Pongo mi cabeza en el hueco de su cuello, aspiro su delicioso olor de mi shampoo; todo él está rodeado de mi olor, de mis besos, caricias y mi ropa está cubriendo su blando y suave cuerpo.

Es como si estuviera marcando territorio.

Se siente tan bien estar abrazados hasta el amanecer, sin apuro alguno.

Tenerlo entre mis brazos se siente tan irreal, es como si estuviera en un sueño profundo.
No suelo recordar muchos de los tantos sueños que he tenido con Jimin alrededor de este par de años, pero el sentimiento de anhelo y amor es el mismo; cada uno de ellos se sentía tan real y lejano, pero ahora está completamente vivo.

Dejo pequeños besos en su cuello, su piel me encanta, tan suave y caliente. Está aquí.

— Déjame acompañarte. — Sus pequeños dedos se deslizan entre mis hebras haciendo que suelte un ronroneo por lo rico y relajante que se siente su tacto.

Mis dedos juguetones soban su pequeño vientre calientito, mis ojos se van cerrando poco a poco, está calidez de hogar es perfecta, es como cuando éramos adolescentes, Jimin despertándose asustado por si su madre nos llegara a encontrar o por miedo a no hacer lo correcto.

Pero nunca hicimos algo malo.

Estar juntos fue algo del destino y amarnos es eterno.

«Estoy tomando las palabras de Jimin»

— Duerme un poco más. — Vuelvo a dejar otro besito en su mandíbula. — Volveré en un par de horas.

— Te estaré esperando despierto. — Susurra acurrucándose en la almohada.

— Claro. — Sonrío para mí mismo. — Lo mismo dijiste ayer.

— Pero ahora lo estoy diciendo en serio. — Gruñe mi pequeña bestia.

— Y yo te creo. — Digo en son de burla. Beso su pequeña cabecita, dándoles unos suenen caricias a su pancita. — Descansa.

Jimin solo asiente y vuelve a cerrar sus ojos. Sin tener el afán de levantarme, termino haciéndolo.
Busco mis pantuflas negras bajo la cama, pongo mala cara al solo encontrar una a la vista, veo hacia los lados buscando a la culpable de mis renegadas mañaneras.

Suelto una risa seca al ver a mi pequeña Holly durmiendo con mi pantufla de gatito entre sus dientes.

«¿Me vas a hacer caminar?»

Right Now • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora