Capítulo 12

2.7K 400 34
                                    



Y pensaba que seguiría bien hasta que la puerta se abrió y Jungkook entró en la habitación.

La niñera se estiró el uniforme y se pasó una mano por el pelo, que era la reacción de casi todas las personas cuando se enfrentaban con él. También él había hecho lo mismo. La diferencia, que en lugar de un uniforme llevaba los trajes de diseño que él le compraba. Aunque no había servido de nada. La verdad era que nada lo había transformado en la clase de esposo que armonizaba con alguien tan atractivo como Jungkook.

La noche anterior había sido el marido dominante, pero aquella mañana era el banquero multimillonario. Elegante e indecentemente guapo. Todo en él hablaba de su éxito en la vida; un éxito que iba más allá de lo que podían conseguir los meros mortales.

—Tengo que hablar contigo antes de irme —la niñera entendió la indirecta y desapareció discretamente.

Pero Hoseok sabía que estaría al otro lado, con lJimin. No hace más que cotillear y el único interés que tiene por el niño es que su madre está muerta y su padre es millonario.

—Cualquiera que trabaje aquí estará al tanto de los rumores.

—Sí, pero esa chica no muestra el menor interés por Jimin. Ni siquiera le gustan los niños.

—Muy bien —asintió Jungkook, mirando el reloj—. Si quieres que la despida, la despediré.

—No, lo haré yo —dijo Hoseok entonces.

—¿Tú?

—Sí.

Jungkook rió, incrédulo.

—Estoy viendo un lado de ti que no conocía. No creí que fueras capaz de despedir a nadie.

—Eso depende de la provocación. Estoy pensando en el niño y en lo que necesita y, desde luego, no necesita a nadie que cuestione su paternidad. Necesita a alguien que cuide de él.—Hoseok se dio cuenta entonces de que Jungkook parecía dispuesto a marcharse—. Son las cinco de la mañana. No creo que tengas una reunión a estas horas.

—Tengo una reunión en Busan. Mi piloto está esperando.

—Ah, claro.

Otras personas esperaban el autobús, el señor Jeon tenía un piloto con instrucciones precisas de llevarlo a cualquier parte del mundo cuando hiciera falta. Otro recordatorio de lo diferentes que eran sus vidas. En su casa había una piscina, un jacuzzi, un garaje con coches de lujo...

Hoseok pensó en el estudio que él había alquilado. Si quería encender la luz tenía que pulsar un interruptor e incluso entonces no siempre funcionaba.

—¿Por qué lloraba el niño?

—No lo sé, pero ha tomado el biberón y se ha quedado dormido. Y ninguna de las niñeras que has contratado podía hacerlo callar.

—Pues tenían unas referencias formidables.

—¿De quién? —Hoseok dejó el biberón sobre una mesita—. Seguro que no te las han dado los niños que hayan cuidado.

—Vaya, parece que hacer comentarios irónicos se ha convertido en una costumbre para ti.

Percatandose de que por una vez no se había sentido demasiado intimidado como para decir lo que pensaba, Hoseok sonrió.

—No era un comentario irónico, es la verdad. Sencillamente estoy diciendo que lo que complace a una agencia puede no complacer a un bebé. Esta habitación está inmaculada, pero no han hecho absolutamente nada para relacionarse con Jimin, por eso no dejaba de llorar.

PODEROSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora