Jungkook estaba en su estudio, su presión arterial por las nubes cuando terminó de hablar con sus abogados. En circunstancias normales no le habría prestado atención alguna a esas revistas, pero aquello no era sobre él sino sobre Hoseok.
Y pensando en el frágil autoestima de su esposo, le gustaría pegarle a alguien.
No sabía dónde estaba pero, conociéndolo, sospechaba que se habría escondido en la habitación, convencido de que su matrimonio no iba a funcionar nunca.
Y tal vez tenía razón, pensó. Tal vez no podría funcionar. ¿Quién querría vivir así?
Angustiado, salió del estudio para subir a la terraza de la casa, desde donde podía ver todo Seúl.
Hasta aquel momento, la intrusión de la prensa en su vida le había dado completamente igual, pero ahora...
Hoseok era un ser humano con sentimientos y esos canallas habían querido hacerle daño.
Si no hubiera insistido en que se pusiera el bañador. Cada vez que las revistas publicaran algo así, Hoseok iría sintiéndose cada vez más inseguro.
Para poder soportar la atención de los medios uno debía tener piel de rinoceronte y el de su esposo era delicado y frágil como un pétalo de rosa.
Lo destrozarían.
Lo más decente sería dejarlo ir, pensó. Buscar un sitio para él en otra parte, donde nadie lo conociera o lo molestase.
Desde el patio le pareció oír el ruido de un motor, pero no le prestó atención, demasiado preocupado con sus pensamientos.
Pero cuando volvía al estudio se topó en el pasillo con el ama de llaves.
—No me lo diga, más periodistas...
—No, señor Jeon, es Hoseok. Se ha ido —dijo la mujer—. Se ha llevado su coche... iba tan aprisa que ha estado a punto de atropellar a un periodista.
Se había ido. Otra vez.
Jungkook apretó los labios.
—¿Iba alguien de seguridad con él?
No tenía que ver la angustiada expresión del ama de llaves para saber que se había ido solo.
—Todo ocurrió tan rápido...
Recordando lo que había pasado la última vez que Hoseok lo abandonó, Jungkook tardó un momento en controlar sus emociones y pensar con claridad.
Estaba en Seúl, solo y sin protección, con un montón de periodistas persiguiéndolo como hienas. Solo en un deportivo en medio de una ciudad en la que conducir podría ser una experiencia mortal.
Jungkook se puso en contacto con su equipo de seguridad y luego procedió a esperar... mientras intentaba emborracharse. Pero después del tercer whisky se dio cuenta de que había algunas heridas que el alcohol no podía curar.
¿Cómo podía ser un triunfador en algunas áreas de la vida y, sin embargo, ser tan torpe en lo que se refería al amor y su matrimonio?
***
Agotado y nervioso, Hoseok abrió la puerta del estudio. Jungkook estaba tirado en el sillón, su cabello despeinado, la camisa arrugada...
—¿Jungkook?
El abrió los ojos y lo miró, perplejo.
—¿Has olvidado algo?
Pensando que era una pregunta muy extraña, Hoseok sonrió.
ESTÁS LEYENDO
PODEROSO
FanfictionLas vestimentas de diseño nunca habían podido esconder lo poco elegante y cosmopolita que Hoseok era. Ahora, sin embargo, el imponente Jeon Jungkook exige a su esposo que vuelva a casa... y aunque le avergüence reconocerlo, él está deseando hacerlo...