Capítulo 20

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Jungkook lo llevó al jardín. La noche era muy cálida y la elegante piscina estaba iluminada por las diminutas luces que brillaban bajo el agua.

—Siempre me ha gustado venir aquí de noche —dijo Hoseok, dejándose caer sobre una hamaca—. Es un sitio tan tranquilo...

—Hicimos el amor aquí muchas veces, ¿te acuerdas?

Hoseok no contestó a la pregunta porque sabía que la única manera de lidiar con el presente era no pensar en el pasado.

—¿Qué quieres saber?

Jungkook se sentó a su lado, rozando su pierna con el muslo.

—Quiero saber qué te pasó. Quiero saber por qué tienes esas cicatrices.

Hoseok bajó la mirada, nervioso.

—Cuando me marché ese día estaba... muy disgustado. No veía por dónde iba, así que me dirigí hacia el Sur y acabé en uno de los barrios bajos de Seúl. Me detuve en un semáforo y... tres hombres abrieron la puerta del coche... ¿estás seguro de que quieres saberlo?

—Claro que quiero saberlo —contestó él, con los dientes apretados.

—¿No buscarás venganza?

Jungkook dejó escapar un suspiro.

—No —contestó por fin—. No, agape mou, no puedo hacer esa promesa.

—Entonces...

—¿Por qué tienes esas cicatrices? ¿Fue un cuchillo?

—Una botella rota—contestó Hoseok, tragando saliva—. Paré en un semáforo y de repente se abrió la puerta del coche... yo ni siquiera los vi.

—¿Te sacaron del coche?

—Me negué a quitarme el cinturón de seguridad... y fue un error, lo sé. Creo que estaba aturdido.

—¿Por que no les diste las llaves?

—El coche era un regalo que tú me habías hecho cuando nos casamos.

—Los coches se pueden reemplazar.

—Eso lo dice un multimillonario...

—Diría lo mismo si estuviera en el paro y alguien te hubiese robado la bicicleta. No deberías haberte arriesgado así, Hoseok...

—Supongo que en ese momento no pensaba con claridad. Reaccioné por instinto.

—Además, estabas disgustado y era culpa mía.

—Me dijiste que no tenías una aventura con mi hermano.

—Y es cierto, pero estaba tan furioso porque tú no confiabas en mí que te dejé marchar en lugar de demostrar mi inocencia. De haberlo hecho, ésto no habría pasado—Jungkook tomó aire, angustiado—. Normalmente no suelo perder el tiempo lamentando errores pero contigo, agape mou, los remordimientos se van apilando. En fin, ya hablaremos de eso... termina tu historia. ¿Qué pasó después?

—Me sacaron del coche y se lo llevaron... junto con mi bolso. Yo estaba inconsciente y no tenía ningún documento que acreditase mi identidad. Desperté en un hospital, con un médico preguntándome quién era. Inicialmente pensaron que alguien me había atropellado y se había dado a la fuga.

—¿Sufrías amnesia?

—No—Hoseok negó con la cabeza.— Me dijeron que habían encontrado el coche quemado y abandonado, pero como nadie había denunciado su desaparición no podían identificar al propietario. Y yo estaba tan enfadado conmigo mismo por no haber visto a esos hombres...

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