Jungkook se quedó en la puerta del dormitorio, mirando la figura de Hoseok bajo las sábanas.
Le recordaba a un animal que se hubiera ido arrastrando hasta un sitio seguro para morir. Y sabía que no estaba dormido.
Estaba herido.
Por su culpa.
¿No había sido él quien le dijo que había más en una fotografía de lo que se veía a primera vista? ¿Y había aceptado su propio consejo? No, había visto y había juzgado.
Y sabía por qué. Por desagradable que fuera admitirlo, su propio pasado influía en su presente. Cuando Hoseok se marchó...
El sentimiento de culpa era como un peso sobre sus hombros, pero sabía que eso no serviría para arreglar la situación.
«Tantas cosas por decir», pensó, cerrando la puerta y acercándose a él. Sus pies descalzos no hacían el menor ruido sobre las frías baldosas, pero sabía que lo había oído porque de inmediato vio que sus hombros se ponían tensos.
—He perdido la cuenta del número de veces que me has dado la espalda durante nuestro matrimonio, Hoseok —dijo en voz baja—. Y yo he dejado que lo hicieras, pero no voy a permitirlo más. Eso se ha terminado.
—Vete, por favor —Jungkook vio cómo se encogía, como intentando hacerse lo más pequeño posible. Una nada halagadora respuesta a su presencia.
—No sé me da bien pedir disculpas —le confesó.— Pero te debo una.
—No tienes por qué pedirme disculpas. Ningún hombre me encontraría atractivo y lo sé.
¿Pensaba que estaba pidiéndole disculpas porque no lo encontraba atractivo? Sabiendo que las palabras no servirían de nada, Jungkook se tumbó a su lado y le pasó un brazo por la cintura. Podía sentirlo temblar y arrugó el ceño porque hacía calor. No tenía frío, tenía miedo.
¿De él? ¿De que lo rechazase?
Jungkook tiró de él y se colocó encima para mirarlo a los ojos.
—Seokie...
—¿Por qué no me dejas en paz?
—Lo he intentando —dijo él—. Y ese fue mi mayor error.
Pensó encender la lamparita de la mesilla, pero decidió que tal vez, en aquella ocasión, la oscuridad pudiera ayudarlos.
—Jungkook, por favor...
Él tomó su cara entre las manos y, en silencio, buscó sus labios. Y lo que había empezado como un simple intento de silenciarlo terminó siendo una fiesta para los sentidos. Dejando escapar un suspiro, se preguntó cómo podía haber olvidado lo bien que sabía: a fresas, a la luz del sol y a miel . Pero, sobre todo, sabía a inocencia. Él se había aprovechado de su falta de sofisticación y tal vez no era justo usar sus habilidades amatorias cuando Hoseok era tan vulnerable. Pero lo que iba a ocurrir era irremediable, pensó cuando él entreabrió los labios.
Sin dejar de besarlo, Jungkook empezó a desabrochar la bata... y cuando Hoseok intentó evitarlo lo sujetó por las muñecas, levantando los brazos por encima de su cabeza. él se movía, sin darse cuenta de que esos movimientos lo excitaban aún más.
Sus suaves gemidos lo animaban y abrió la bata, dejando al descubierto su pecho desnudo.
Hoseok intentaba zafarse, pero cuando tomó uno de los pezones entre los labios se arqueó involuntariamente hacia él, un movimiento que lo puso en contacto directo con su duro miembro. Negando la invitación, Jungkook se colocó sobre él.
«Pronto», se dijo a sí mismo. «Pronto le daría lo que quería, pero antes...».
Mientras pasaba la lengua por la rígida punta del pezón, con la mano libre acariciaba su estómago, sintiendo las cicatrices bajo los dedos. ¿Le dolería?, se preguntó tontamente mientras bajaba la mano para acariciar el interior de sus muslos, húmedo ahora.
Sus gemidos se convertían en suspiros de placer mientras lo acariciaba íntimamente con dedos expertos. Estaba mojado y se tomó su tiempo, usando toda su experiencia y su habilidad para hacer que perdiera todas las inhibiciones. Pero esos gemidos conectaban directamente con su libido y, de repente, tocarlo ya no era suficiente. Quería saborearlo, todo.
Jungkook lo miró, pero no podía ver sus facciones. Sin embargo, cuando soltó sus manos esta vez Hoseok no se movió. Las dejó sobre su cabeza, como un dios pagano preparándose para el sacrificio.
Jungkook abrió sus piernas suavemente. Esperaba cierta resistencia, pero cuando sujetó sus muslos con las manos para someterlo a la más dulce de las torturas, Hoseok pasó de dubitativo a desesperado en cuestión de segundos. El aire se llenó de sus suspiros mientras seguía con su asalto, deslizando un dedo dentro, el contacto con su húmeda entrada desafiando su propio control. Pero siguió acariciándolo y saboreándolo a placer hasta que Hoseok estuvo a su merced.
Como un hombre agarrándose al borde de un precipicio con la punta de los dedos, Jungkook se negaba a caer al vacío.
—Ahora, por favor... —ese ruego era lo que necesitaba, de modo que se incorporó, metiendo las manos bajo su trasero para levantarlo.
Quería decir algo, mostrarle lo que estaba sintiendo, pero temía turbar aquella frágil conexión, de modo que permaneció callado, recordándose a sí mismo que habría tiempo para eso más tarde.
Pero tenía que apretar los dientes en un esfuerzo por contenerse mientras se acercaba a la entrada .
Hoseok levantó las caderas cuando empezó a entrar en él y la frente de Jungkook se cubrió de sudor mientras se obligaba a sí mismo a ir despacio. Lo envolvía como un guante de seda y su miembro reaccionó hinchándose más.
—Jungkookie...
—No pasa nada, relájate... tu cuerpo sabe cómo hacer esto. Relájate, agape mou, y déjame hacerlo a mí —Jungkook pasó la lengua por sus labios, tirando suavemente, besándolo y apartándose hasta que lo sintió responder. Pero no se movió, controlándose hasta que Hoseok empezó a levantar las caderas en silenciosa invitación.
Haciendo un esfuerzo sobrehumano, consiguió mantener el control mientras esperaba que ella llegase al mismo punto.
Hoseok murmuró su nombre, arqueandose, pero aun así Jungkook no se movió. Sólo cuando él levantó una pierna para enredarla en su cintura volvió a empujar... y esta vez Hoseok lo recibió hasta dentro, sus húmedos pliegues dándole la bienvenida a la dura embestida de su miembro.
Los gemidos de Hoseok crecían en intensidad y él estaba tan pendiente que se dio cuenta de cuándo perdía el control, las convulsiones acariciando su erección hasta que por fin perdió el control y cayó al abismo con él.
En esos momentos de exquisito placer se olvidó de todo salvo de la química que había creado con aquel hermoso ser.
Y cuando por fin pudo respirar se dio cuenta de dos cosas: la primera, que Hoseok ya no estaba luchando contra él. La segunda, que seguía excitado.
De modo que podía hacer dos cosas: apartarse y dejarlo dormir o hacer lo que su cuerpo le pedía que hiciera.
Con una media sonrisa, Jungkook tomó una decisión.
.........................
Espero que disfrutaran este cap uu.
jejeje por cierto alguien quiere una dedicación en los siguientes capítulos (que son ya casi los últimos).
Por cierto no se olviden de votar por los chicos en Billboard y también las menciones en Twitter para el Top Social. :c
ESTÁS LEYENDO
PODEROSO
FanfictionLas vestimentas de diseño nunca habían podido esconder lo poco elegante y cosmopolita que Hoseok era. Ahora, sin embargo, el imponente Jeon Jungkook exige a su esposo que vuelva a casa... y aunque le avergüence reconocerlo, él está deseando hacerlo...