Capítulo 13

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Hoseok miró al niño, pensando que sería imposible. El matrimonio significaba sexo y eso significaba que él descubriría...

¿Qué pasaría entonces? ¿Le daría la espalda o fingiría que no le importaba por compasión? ¿Los hombres podían fingir? No, era algo físico, no podría haber pretensión alguna.

—No habrá divorcio —dijo Jungkook con firmeza—. Y tampoco volverás a darme la espalda o a ir acumulando resentimientos sin decirme nada. Esta vez, si algo no funciona quiero que me lo digas claramente —parecía hablar completamente en serio y a Hoseok se le encogió el corazón porque sabía que en esta ocasión iba a ser él quien no pudiera saltar el obstáculo.

Y tal vez no estaba siendo justo al no contarle la verdad de lo que pasó cuando se marchó de allí.

Pero no podía hacerlo. Aún no.

Pronto lo descubriría y su reacción decidiría el futuro de su matrimonio. Y el futuro de Jimin.

Hoseok miró al niño, suspirando.

—Tomaré una decisión hoy mismo.

—Quiero recuperar a mi esposo, Hoseok. En todos los sentidos —dijo Jungkook—. No más dolores de cabeza, no más «estoy cansado».

—¿Y si estoy cansado?

—Te despertaré —en los ojos de Jungkook había un brillo erótico—. Fui muy paciente contigo la primera vez porque sabía que no tenías experiencia, pero ahora me doy cuenta de que fue un error. Había algo más y debería haberte presionado para que me lo contaras.

Hoseok contrajo el estómago y la ola de calor en su pelvis lo sorprendió.

—¿Qué estás diciendo, que esta vez no vas a ser paciente?

—Eso es —asintió él—. Esta vez vamos a tener una relación sexual adulta. Estoy deseando enseñarte los placeres del sexo desinhibido... a la luz del día.

Hoseok se puso colorado hasta la raíz del pelo.

—Estás intentando alarmarme.

—No, pero tampoco estoy intentando no alarmarte —Jungkook lo dijo mirando su boca—. Eres alguien muy sexual, pero apenas hemos explorado la superficie de nuestra relación... y esta vez va a ser diferente.

—Puede que no. Tal vez ya no encuentres atractivo —en cuanto hubo dicho esas palabras se dio cuenta de lo ridículas que eran. Y Jungkook evidentemente estaba de acuerdo porque lo miró con una sonrisa irónica.

—¿Quieres que sigamos hablando del asunto?

—¡No! No quiero hablar del tema en absoluto.

—Muy bien, porque a partir de ahora ningún tema estará prohibido —su móvil empezó a sonar en ese momento y, después de mirar el número en la pantalla, lo miró a él—. ¿Qué ocurre?

—Si me quedo, quiero que apagues el móvil cuando estés en casa —dijo Hoseok—. De no ser así, Jimin crecería creyendo que es un segundón y no lo más importante de tu vida

Jungkook desconectó el móvil y lo guardó en el bolsillo.

—¿Satisfecho?

Hoseok asintió con la cabeza, aunque no esperaba que la tregua durase mucho. Daría igual que se quedase o no porque Jungkook seguiría trabajando a todas horas. Siempre lo hacía.

—Yo quiero imponer una regla para nuestra relación. Sólo una.

—¿Cuál?

—Pase lo que pase, tú no saldrás huyendo. Te quedarás, ocurra lo que ocurra.

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