~Armanway~parte 21

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Nos despertamos la mañana siguiente y realizamos los trámites necesarios para tomarnos libres unos días.
(Conway)
-Quieres que te lleve a tu casa para que hagas las maletas mientras yo las hago y así tardamos menos?
-No hace falta, mientras sea a tu lado me da igual tardar más, te ayudo a hacer las maletas.
Asentí y caminé hacia mi cuarto con Armando tras mí, saqué la maleta de debajo de la cama y la puse sobre ella para abrir uno de mis armarios.
Armando miró adentro del armario curioso.
-Joder, cuántos trajes.-dijo sorprendido.
-Claro, tengo tres para cada día del año.-sonreí divertido.
-Vaya, que bien.-rió levemente y se posicionó detrás de mí.
Comencé a agarrar algunas camisas, corbatas, pantalones, gafas de sol, zapatos y ropa interior para doblar los trajes cuidadosamente (porque son mis bebés, claramente después de Armando) y meter todo en la maleta.
Armando me ayudó a cerrarla y la agarró para llevarla él.
Caminé de su mano hasta la puerta de mi departamento y salimos de ahí, al igual que del edificio para dejar la maleta en el coche y entrar en él.
Arranqué el coche y conducí hacia la casa de Armando, que él previamente me había marcado en el gps.
Puso su mano en mi pierna, acción que me causó una sonrisa  hasta que llegamos.
Bajamos del coche y caminamos hasta su casa.
Preparó su maleta rápidamente y la agarró para salir de su departamento y meterla en el coche junto con la mía.
Conducí hasta un pequeño pueblo de montaña que estaba entre Los Santos y otra grande ciudad, así podríamos ir a la otra ciudad, ya que tenía planes ahí.
Al llegar a la cabaña de montaña que había alquilado miré a Armando, que me observaba con una sonrisa. Bajó del coche rápidamente y vino hacia mi puerta. La abrió y me cargó para caminar hacia la cabaña.
Me abracé a su cuello para no caer y le entregué las llaves para que pudiera abrir. Abrió la puerta y pasó conmigo en brazos a la cabaña.
-Joder, parecemos recién casados así, no me jodas.
-Quién sabe si en un futuro lo somos, Conway?-río bajo y dejó un pequeño pico en mis labios.
Sonreí un poco, gustoso ante su pico y le miré.
Me dejó en el sofá, por lo que me levanté y me puse a su lado.
-Vamos a por las maletas, cariño?-me dijo Armando a lo que asentí.
Salimos afuera, abrimos el maletero del coche y agarró las dos maletas.
-No hace falta que lleves las dos, coño.
-Que sí.
-No, joder, puedo llevar una perfectamente.
-No puedes, estás shikito.
-Joder.-sonreí un poco, pero de inmediato quité mi sonrisa.-Vamos, coño.
Andamos hacia la casa y entramos al cuarto para dejar ahí las maletas.
-Vamos al puto salón.
-Vamos, Jack.-agarró mi mano y caminó hacia ahí junto a mí.
Miramos la chimenea eléctrica que había en la sala y nos acercamos a ella, la prendimos.
-Vamos a hacer un puto fuerte de cojines, Armando.-le sonreí con ilusión.
Sonrió al notar mi ilusión y acarició mi mejilla.
Agarramos cojines pequeños del sillón y comenzamos a apilarlos frente a la chimenea formando un cuadrado con ellos en el suelo.
Fuimos a la habitación para coger las almohadas grandes de la cama y colocarlas también, pero de camino le miré y se me ocurrió darle con la almohada.
Me miró desafiante y me devolvió el golpe con otra almohada.
Sonreí y le miré igual de desafiante para tirarme encima suyo tumbándole en el suelo para sentarme sobre su abdomen colocando una pierna a cada lado suyo y darle varios golpes.
Recibí algunos de vuelta y Armando sacó fuerzas para acostarme a mí en el suelo y subirse encima mío, tomando el control y dándome con la almohada.
Agarré su almohada fuerte y tiré de ella hasta quitársela, comencé a darle con las dos almohadas entre risas.
Me agarró y se levantó cargándome como a un saco de patatas mientras yo forcejeaba un poco.
-Oyeeee-reí-suéltameee Grúaaas.-reí fuerte.
-No te voy a soltar, Conway.-rió y me dejó entre las almohadas.
Agarró una manta del sofá y la coloco sobre las almohadas creando así el fuerte.
Entró por un lugar que dejamos sin cojines para ese mismo fin y se acostó a mi lado sobre la alfombra.
Le miré y dejé un beso sobre sus labios.
-Capullo.-sonreí.
-Pero soy tu capullo.-me devolvió la sonrisa.
-Exacto, MI capullo.
Le abracé fuerte y posesivamente por el cuello y besé su pecho.
La única luz que iluminaba el fuerte era la débil luz de la chimenea, realmente se veía precioso fuera como fuera.
Le di un suave pico para mirar sus ojos fijamente.
-Quieres preparar un chocolate caliente?
-Me encantaría.-me respondió para salir del fuerte.
Salí tras él.

Armanway, tu media naranjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora