~Armanway~parte 6

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Moví mi lengua más rápido acariciando la suya con esta.
Había conseguido respuesta a mi incógnita. La barba de Armando acariciaba mi mentón de una manera indescriptible. Si que raspaba un poco, pero de una forma cálida que me hacía notar las típicas mariposillas en el estómago estas de mierda que dicen que se sienten. Me gustaba.
Pasé una de mis manos de su cuello a su mejilla, para acariciarla y seguir con la batalla de lenguas mirándole fija y desafiantemente a los ojos.
Mordí levemente el labio inferior de Armando para recibir otra mordida como respuesta a lo que le mordí más fuerte provocando que se separe de mí.
Sonreí victorioso para mirarle dejar de abrazar su cuello.
-Te gané, Grúas.
Me acercó a él por mis caderas riendo ronco.
-Esta vez sí.
-Insinúas que habrá otra vez, capullo?
-No me niegues que tú también quieres.
-No lo niego, no, anormal.
Sonrió de lado para acostarse en el sofá y acostarme en su pecho. Acarició mi espalda con sus grandes manos, le miré a los ojos de nuevo y noté como llevaba una de sus manos a mis gafas para quitarlármelas y tirarlas al otro lado de la habitación.
-Capullooo, mis gafas.-repliqué.
-Estás muy bien sin ellas también, eh.
Negué y le miré mal.
Me lanzó un bezo, que causó un pequeño sonrojo en mí, por lo que escondí mi cara en su pecho.
-Anormal de mierda.
Sonrió y acaricio la parte trasera de mi cabeza.
-Pero soy tu anormal de mierda.-susurró en mi oído.
Me estremecí al escuchar su susurro. Realmente su voz me volvía loco y en susurros aún más, si que me encantaría escucharla todas las mañanas al despertar o mismamente siempre. Nunca me cansaría de hacerlo.
-Exacto y desde ahora solo mío, Grúas-respondí para colocar una de mis manos en su cuello y apretar ligeramente sin que llegue a ser peligroso.-y solamente mío, anormal.
-Solamente tuyo, Conway. Pero entonces tú también eres mío.
-God no tiene dueño.
-No lo tenía, pero ahora soy yo.
- Negativo.
-Afirmativo.
-Que no, Grúas.
Me ignoró y pasó sus manos por mis costados de manera posesiva para dejarlas en mi cintura.
-Mío~.
-Mis cojones.
-Eso también.-rió bajo.
Joder, su risa. Simplemente perfecta, como cada puta célula de ese hombre.
Le abracé por el cuello de nuevo cerrando mis ojos y aspirando su aroma tranquilamente. Ese aroma tan especial que desde ese día no saldría nunca de mi mente.  Noté que dejó un beso en mi coronilla a lo que sonreí levemente. Pocas cosas producían eso en mí, pero todo lo referente a Armando si que lo hacía.
Como podía ser que tantos años tenía a la persona que tan feliz podía hacerme tan cerca y no lo sabía? Somos tan diferentes pero a la vez tan iguales. Encajamos tan bien. Ha sido como un flechazo, hace aparentemente poco que nos hemos conocido realmente, fuera de nuestros papeles de Superintendente y jefe de mecánicos y ya parecía que no podía vivir sin Armando a mi lado. Qué cojones era eso?
Mi corazón me estaba dando una mala pasada? Yo no podía enamorarme, no, no. Y si pasa de nuevo?
Este hombre es un ex mafioso. El gobierno me mataría si saben que estoy con él y de verdad que quiero volver a poner en riesgo tanto a alguien? Con lo de Julia aprendí que nunca hay que fiarse de nada, por muy seguros que parezca que podamos estar nunca se está del todo, hay mafias muy bien organizadas que pueden hacerte muchas cosas. Además yo no tenía tiempo para el amor. O sí? Siempre estaba trabajando, pero eso era porque no tenía nada más que hacer. Me pasaba días, noches, turnos de más de 12 horas en comisaría simplemente porque mi vida se resumía en eso, el trabajo. No hay nada más que podía hacer. Eso mantenía mi mente ocupada. Trabajando los fantasmas del pasado no me atormentaban, pero ahora mismo tampoco lo estaban haciendo estando con Armando. Yo en la vida...no era feliz. Gritar a anormales no me llenaba, simplemente me distraía y no podía pedir nada más en la vida. Mi vida se ha resumido en ser gritado y al ir subiendo rangos gritar.
Toda mi puta vida luchando por mi país, primero en el ejército y ahora aquí, en los Santos, librando la ciudad de males, o puede que, como me dijeron en el pasado, el mayor mal aquí sea yo.
Tenía derecho a ser feliz. O no? Y si es verdad las mierdas del puto gobiernob y sirvo simplemente para ser una puta marioneta? Merezco ser feliz? Nunca lo he sido realmente, pero con Grúas a mi lado estoy seguro de que lo sería.
También hay otra cosa. Me estoy preguntando todo esto sin siquiera saber que siente él. Y si ni siquiera le gusto? Pero me correspondió...Joder, que complicada son las mierdas de los sentimientos, coño.

Armanway, tu media naranjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora