(Conway)
-Jack! Pero déjame ayudarte, que no puedes.-rió Armando mirándome.
-Cómo que no? Yo esto por mis santos cojones que lo enciendo, joder. Me cago en mi puta estampa.
Seguí frotando los troncos que habíamos ido a buscar horas antes al bosque. Estaba intentando encender una hoguera sin éxito alguno.
-Joder, que esto lo he hecho yo miles de veces.-miré con desprecio el montón de troncos que estaba frente a mí para después dedicar una mirada desesperada a Armando, que estaba tras mis espaldas observándome divertido.
-Tranquilo, Jack, tú solo mira.-sonrió de lado divertido y sacó un mechero de mi bolsillo trasero. Como me conocía joder, yo siempre llevaba uno ahí.
Se acercó al montículo de madera y prendió una hoja de árbol que estaba a centímetros de él.
La dejó caer en el fuego con una sonrisa de satisfacción, prandiéndolo insofacto.
Le miré con expresión cansada y me sobé en puente de la nariz.
-Ves? No hacía falta complicarnos la vida.-rió bajo.
-Que te jodan, anormal.-me acomodé las gafas y me dejé caer a un lado de la hoguera mirándola con desprecio.
Se sentó detrás mío para abrazarle por la cintura con una pequeña sonrisa.
-Vamos, Jack. Yo sé que me quieres a pesar de todo, aunque me llames anormal.-me susurró en el oído y dejó un beso en mi coronilla.
-Pues claro que te quiero, capullo. Te amo. Si no no me habría casado contigo.
Miré el anillo de mi dedo con una pequeña sonrisa y me acurruqué en el cuerpo de Armando.
-Y yo te amo aunque seas un impaciente de mierda y un cabezón.
Besó mi mejilla para mirar el fuego unos instantes.
Nos acabábamos de casar y como luna de miel decidimos rememorar viejos tiempos y regresar a ese pueblo en el que hicimos una pequeña escapada años atrás.
Ahí estábamos, en el mismo lugar en el que acampamos ese día. Aún lo recuerdo todo a la perfección.
Después de aclararlo todo en el coche pasamos una muy bonita noche en el bosque. Entre risas, miradas embobadas, picos robados y ante todo, muchísimo amor.
Terminamos friendo malvaviscos abrazados hasta las 5 de la mañana en una pequeña hoguera que hicimos, al igual que la que acabábamos de hacer. (O más bien Armando acaba de hacer, pero bueno).
Menuda nostalgia. Y pensar que ya llevábamos cinco años de relación, estábamos casados desde hace tres días y más felices que nunca.
Cada día nos amábamos más y ya éramos como uña y carne.
Hacíamos todo juntos, realmente estaba feliz de que nuestros caminos se hubieran cruzado de nuevo aquel día en la comisaría de Paleto.
Ahí nos encontrábamos, frente al débil fuego, entre los árboles en una fresca noche de primavera.
Rememorábamos viejos tiempos y anécdotas del pasado con una sonrisa.
Compartíamos nuestro calor humano con una sonrisa mientras nos limitábamos a disfrutar de la compañía del otro.
Habíamos pasado por mucho juntos durante este tiempo y ahí seguíamos. Amándonos como a nada sin importar todo el daño que nos hayamos hecho mutuamente.
Porque ese amor, candente cual la flama de esa hoguera que estaba frente a nuestras narices había sanado cada recuerdo del pasado.
Su amor fue la tirita que curó mi corazón de todo mal. Armando Grúas fue mi único remedio para poder volver a sonreír.
Fue el ángel que me dió sus alas para permitirme poder volver a volar, volver a disfrutar cada momento y vivir la vida con ilusión.
Incluso había dejado de fumar.
Armando Grúas, no sé como coños pude sobrevivir sin estar en tu seno.
Armando Grúas, gracias, mi destino por cruzarte en mi camino.
Armando Grúas, mi oasis, el motivo de mi sonrisa y felicidad.
Armando Grúas, eres lo que me hace tener los pies en la tierra.
Armando Grúas, te amo locamente.
Armando Grúas, mi corazón late a ritmo de tu nombre.
Armando Grúas, mi interior grita por ti.
Armando Grúas, minúnica necesidad y adicción.
Armando Grúas, el motivo por el que estoy vivo.
Armando Grúas, mi hilo rojo, mi Dios.
Armando Grúas, mi esposo, mi futuro.
Armando Grúas, cada puta célula de mi ser lleva tu nombre.
Armando Grúas, el hombre a quién pertenezco al igual que mi corazón.
Armando Grúas, la única persona en quien confío ciegamente.
Armando Grúas, mi todo, mi universo, mi vida entera.
Armando Grúas, mi media naranja.
Armando Grúas.
FIN
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Armanway, tu media naranja
FanfictionArmando Grúas y Jack Conway siempre se habían llevado mal, pero después de una noche juntos se dan cuenta de que tenían más cosas en común de lo que se creían. Eran tan iguales y distintos a la vez...estaban hechos el uno para el otro. El dibujo de...