~Armanway~parte 24

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(Armando)
Terminamos de ver la película y miré a Jack, se le veía tan tranquilo...
Algo en mi interior, por muy egoísta y raro que fuera ese pensamiento, deseaba que Jack se hubiera asustado con la película para poder calmarle, abrazarle, decirle que todo estaba bien, que solo era una película...pero se le veía tan sosegado, como él dice, tan campechano, mirando la pantalla negra tan fijamente...
-Estás bien?-le pregunté con algo de preocupación, Jack nunca estaba así, tan pacífico, tan yo. Ese no era mi Jack.
Asintió levemente ante mis palabras, por lo que le abracé fuerte. Sabía que algo le pasaba.
Miré la película, qué le podría haber pasado?
Al fin y al cabo solo era una película sobre el ejército americano, cinco soldados combatían en una zona de Francia controlada por los nazis por un enemigo sobrenatural.
Suspiré y besé su frente, se le veía mal. Sin moverse ni un pelo, pensativo, mirando a un punto fijo de la pared casi sin parpadear.
Agarré sus gafas para quitárselas y mirar su ojos, a lo que parpadeó unas cuántas veces y me miró también.
Correspondió al abrazo con más fuerza y escondió su cara en mi pecho, se le podía escuchar soltar algunos suspiros.
(Conway)
Pensé que esa película iba a ser la hostia, perfecta, pero...joder, que gilipollas soy. No podría haber elegido peor película.
Los recuerdos inundaban mi mente, intenté calmarme mirando a un punto fijo, pero no me sirvió una puta mierda.
Cuando Armando me quitó las gafas me di cuenta de que llevaba un tiempo abrazándome, así que me lancé a sus brazos sin pensarlo dos veces y hundí mi cabeza en su pecho.
No podía evitar suspirar y soltar algunos jadeos, puta mente de mierda.
Abracé la cintura de Armando con mis piernas en busco de más calor humano y aspiré su aroma, ese que tanto me tranquilizaba, al igual que su presencia en general.
Armando besó mi coronilla, así que levanté mi mirada un momento para mirarle a los ojos.
-M-me puedes dar mis gafas? Por favor.
Asintió y me las pasó. Me las ñuse rápidamente y recibí un pico en los labios por parte de mi mecánico favorito.
-Armando, realmente te aprecio.
-Yo te amo, Jack.
-Y-y yo, mucho.
Besó mi frente y me tomó del mentón para que le mirara a los ojos, lo que tuve que hacer al no tener más elección.
-Sé que pasa algo, no hace falta que me lo cuentes, pero que sepas que estoy aquí, contigo.
-Gracias...
Me dedicó una sonrisa tranquilizadora y me acurruqué de nuevo en su pecho, no sin antes besar sus labios con mucho cariño, suavidad y sinceridad.
-Te amo.-dije esta vez con un tono más tranquilo.
Esto de estar con Armando me estaba afectando, ahora mismo  me veía Volkov y seguro que no me reconocía si no se fijaba en mi característico olor o en mi típica vestimenta, la compañía de Grúas realmente me había bien. Nunca venía mal estar relajado algo de tiempo, y más aún para mí, que llevaba estresado años y años de mi vida. Sin un descanso, sin dormir adecuadamente, sin comer bien...en este tiempo a su lado había dormido más que lo que solía hacerlo anteriormente en un mes.
Sonreí inconscientemente, los brazos de mi mecánico de verdad eran mi lugar favorito, simplemente perfecto.
Respiré más profunda y relajadamente para dejar algunos besos por el pecho de Armando, le miré a los ojos.
-Ya que hemos hecho ese fuerte de cojines vamos a aprovecharlo, no?
Sonrió para asentir y cargarme.
-Me encanta cargarte, podría estar así todas nuestras vacaciones.
-Pues cuando quieras, aunque te recuerdo que tengo piernas, Grúas.
-El tema es que sé perfectamente que tienes piernas, Conway.
-Ya veo, ya.-me acomodé las gafas y me agarré a su cuello.
Caminó hacia la chimenea y miró el fuerte, se agachó en el lado de este en el que estaba la entrada y me metió en él con cuidado para después acceder él mismo a su interior.
Era algo pequeño, pero se veía acogedor y al lado de mi amado capullo aún más.
Me acurruqué a su lado, por lo que pasó uno de sus brazos por mi cintura.
Ambos miramos la chimenea con una sonrisa cálida, se estaba muy bien.
Dejé un pico en sus labios para observar sus ojos fijamente, nos miramos cómplices con una pequeña sonrisa de lado y me atrajo hacia él todo lo posible apretando el agarre de su brazo en mi cintura.

Armanway, tu media naranjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora