-Entonces nunca encontraste a tu media naranja?-dije entre risas tomando otro trago de whisky y observando al mécánico a su lado que no estaba en mejor estado que él.
-No, el tema es que nunca me fue bien en el amor.-Rió para verme a los ojos-Y tú?
-Yo soy viudo-me acomodé las gafas con mi dedo índice y carraspeé un poco.
-Ahh, lo siento...debió de ser difícil.
-Bueno, sí.
-Ya encontrarás otra media naranja.
-No quiero.
Me miró y cambió de tema repentinamente.
-Vamos a algún lado, Jack?
En cualquier otro momento em habría enfadado ante esa confianza que se había tomado el mecánico, pero teniendo en cuenta que en este tiempo no me había caído tan mal ese hombre y que con el alcohol la gente siempre se lleva bien lo dejé pasar para mirar mi reloj y darme cuenta de que eran las cinco de la mañana.
-Joder, siete putas horas aquí, ya me jodería, vámonos a la puta playa, capullo.
-Vamos.
Pagué la cuenta para levantarme de mi silla y caminar hacia afuera del local, sorprendiéndome al notar los brazos de Armando agarrarme por detrás, supongo que para no caerse, ya que gracias a mi etapa de alcohólico de cuando murió mi mujer tenía muchísimo aguante con el alcohol, y aunque ese hombre tampoco se quedaba atrás, había bebido más que yo, ya que al principio quería seguir con mi trabajo, pero me fuí dejando llevar.
Le guié hasta la puerta y luego hasta el coche, dejándole justo en frente del asiento de copiloto. Me monté de conductor observando a Armando subir algo torpe al asiento de copiloto. Arranqué el coche y conducí hacia la playa, mirando las estrellas entre tantos colores causados por el alcohol y de vez en cuando, la cara embobada de ese mecánico, que por el alcohol, o eso supuse, me miraba fijamente conducir.
Llegamos y bajé del coche, esperé a mi acompañante apoyado en un lateral del vehículo mientras repetía mi acción y al acabarla comencé a caminar hacua la arena con ese hombre caminando tras mis espaldas.
Yo no era un puto niñero de borrachos, pero no podía evitar preocuparme un poco por él. Un poco mucho. En ese tiempo que llevábamos hablando habíamos conectado bastante bien y no me hacía gracia que le pasara cualquier cosa. La simple idea de que algo pusiera pasarle me ponía nervioso y eso no podía ser.
-Yo me voy a bañar.
Me paré en seco volteándome y mirándole para comenzar a desabotonar mi camisa, dándome cuenta de un pequeño sonrojo en la cara de Armando, que supuse que era fruto del alcohol.
Deslicé la camisa por mis brazos dejándola caer al suelo y llevé mis manos a mi bragueta para desabrocharla y quitarme los pantalones. Me quité todo menos la ropa interior y obviamente la corbata, algo muy Jack Conway.
Me di la vuelta de nuevo mirando hacia el agua para caminar hacia ella e introducir mis pies. Miré de nuevo a Grúas, que estaba mirándome fijamente sonrojado hasta las orejas.
-Joder, qué coño miras? Y vienes o qué?
Alcé una ceja al obtener únicamente como respuesta su mirada en mis ojos para caminar hacia él y cargarle en brazos. Corrí con su cuerpo bien agarrado hacia el mar y le tiré al agua, riéndome como foca retrasada (claramente trajeada).
Me miró muy mal y llevo sus manos a su ropa para quitarla, menos los bóxers, la tiró a la arena maldiciendo bajo y se acerco a mí.
-Gilipollas.-Alzó su mano y me dió una hostia.
Llevé mi mano hacia mi mejilla por el impacto.
-Al menos he conseguido lo que quería, Grúas.- Sonreí victorioso.
-Y qué querías?
-Que se te pase la borrachera o lo que coño te pasaba, que dabas puto mal rollo y todo mirándome fijamente.
-Joder.
Le salpiqué agua para recibir un salpicón más grande.
-Venga, una puta carrera, joder, quién llegue primero a la arena gana.
-Vale
-Uno, dos, tres.-Dije rápido y sin avisar para comenzar a nadar rápido hacia la orilla.
Noté como Armando me agarraba de la pierna y me tiraba hacia atrás para adelantarme, pero el agarré también, a lo que se abrazó a mí para no hundirse.
Sonreí para empujarle y nadar rápido hacia la arena, llegué y me paré a observar como Armando nadaba hacia allí.
-Joder, mi ropa.-legó y observó su ropa.
Comenzé a vestirme, colocándome los pantalones para acercarme a él y colocar mi camisa en sus hombros.
Abrazó sus propios hombros aceptando la camisa y me miró.
-Vamos a mi puta casa, anda. Antes de que pilles un puto resfriado. Aparté la mirada y muré hacia el coche.
-Lo mismo digo.
Caminamos hacia el coche y me monté de conductor, mirando de reojo a Armando.
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Armanway, tu media naranja
FanficArmando Grúas y Jack Conway siempre se habían llevado mal, pero después de una noche juntos se dan cuenta de que tenían más cosas en común de lo que se creían. Eran tan iguales y distintos a la vez...estaban hechos el uno para el otro. El dibujo de...