(Armando)
Agarré agua con mis manos y se la heché en el pecho para quitarle el jabón mientras dejaba caricias por su espalda con cariño, apoyó su barbilla en mi hombro, por lo que la acaricié también suavemente y dejé un beso en su frente.
Le miré a los ojos unos instantes para lanzarle un beso y enjabonarme a mí mismo.
Acaricié su columna sonriendo al notar que le daban pequeños escalofríos y le aferré todo lo posible a mí por su cintura, la cual rodeé con un brazo.
Comenzó a dejarme besos en mi hombro izquierdo por lo que agarré un poco de agua y se la heché en el pelo.
Le di unas suaves palmaditas en la espalda, como si de un bebé se tratara, mi bebé, mi shikito al que yo iba a cuidar por muy grande y fuerte que pareciera. Le iba a proteger y no dejaría que le pasara nada. Era mi niño diminuto.
Me abrazó fuerte, por lo que una vez terminada la labor de limpiarnos el jabón a ambos, correspondí al abrazo y besé su mandíbula.
-Salimos ya, nos ponemos el pijama y vemos algo en la televisión o te apetece salir un poco?-me dijo
-La idea de ver algo en la televisión está bien, cariño.
-De acuerdo.-se comenzó a levantar de encima mío, por lo que le agarré por la cintura y le cargué para sacarle de la bañera.
Me encantaba cargarle, pues sentía que así nadie podría hacerle daño, aunque sé que eso no es verdad, pero realmente el sentimiento nadie me lo podía quitar.
Además de que le tenía cerca, en mis brazos, abrazado a mi cuello. Le podía ver muy bien, cada detalle por la cercanía, detalles que realmemte amaba.
Para mí cada cicatriz de este hombre es simplemente arte, cualquier cosa que pareciera una imperfección para otras personas en él a mí me encantaba, pues es lo que le hacía único, lo que distingue a Jack Conway de cualquier otra persona de Los Santos.
Su carácter, sus marcas, su voz, esas gafas que nunca se despegaban de él, sus gritos, sus insultos, nadie se podía comparar a él.
Agarré una toalla del baño y enrollé a mi amado con ella, agarré otra para mí y me la amarré a la cintura.
Caminé con él hacia el cuarto y le dejé en la cama, fui hacia mi maleta y sonreí al pensar en Jack con ropa mía, seguro que le quedaba como a un mismísimos Dios griego personificado, él medía un poco menos que yo, pero estaba seguro de que le iba a quedar perfecto, necesitaba ver eso.
Me puse uno de mis pijamas y llevé otro hacia la cama para dejárselo a Conway. Era azul marino y de mi talla. Tenía mucha curiosidad de ver así a mi Jack.
Le ayudé a secarse y a ponerse uno de sus bóxers para después comenzar con el pijama.
Le puse el pijama y le observé con un ligero sonrojo, estaba precioso, simplemente le quedaba algo más ancho que a mí, pero espectacular, estaba resplandeciente.
Le miré con una pequeña sonrisa embobada y me guiñó un ojo, provocando que mi sonrojo creciera considerablemente.
Me acarició las mejillas y dejó un beso en ellas.
-Vamos al sofá o quieres ver la televisión en la cama?
-Dónde mi Superintendente prefiera.
-Pues aquí mismo.
-Perfecto, pero no tanto como tú.
-Lo dudo, tengo la perfección delante.
-Pues no lo dudes.
-Lo dudo.
Reí y le di un pico en los labios, caminé de su mano hacia la cama y nos dejamos caer en ella.
Me recosté en medio de la cama apoyado en el cabecero y Jack se sentó sobre mí, rodeé su cintura con mis brazos y apoyé mi barbilla en su hombro mientras le observaba teclear el mando para poner algo en la tele.
Terminó poniendo una película de terror, me sonrió y nos dispusimos a verla.
Cada poco dejaba besos en los hombros, nuca o coronilla de Jack, realmente le amaba demasiado.
Me encantaba verle feliz viendo la película, pero observar como cada cosa que veía no le sorprendía, como parecía haber vivido todas y cada una de las torturas, como la sangre para él era igual a cualquier otro fluído me causaba un pequeño escalofrío.
Le tenía que cuidar, se le veía tan bien viendo esas escenas...nunca había visto a nadie ver una película de terror así.
Ay, Jack, que cosas habrás pasado...
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Armanway, tu media naranja
FanfictionArmando Grúas y Jack Conway siempre se habían llevado mal, pero después de una noche juntos se dan cuenta de que tenían más cosas en común de lo que se creían. Eran tan iguales y distintos a la vez...estaban hechos el uno para el otro. El dibujo de...