~Armanway~parte 29

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(Conway)
Ahí estaba, agachado al lado de un tronco con la respiración algo agitada. Agarraba firmemente mi arma. Comprobé que me quedaba munición suficiente, solo me faltaba eso. Diez cartuchos, debería de ser suficiente.
Miré atentamente con los ojos algo entrecerrados mi alrededor, no podía permitirme que Armando me diera una sorpresa, no ahora.
Le encontré, estaba de espaldas contra un árbol algo lejos de mí. Se encontraba recargando su arma con algunos cartuchos, pero por los nervios o simplemente la torpeza se le calleron al suelo los cartuchos que iba a colocar, por lo que se tuvo que agachar a por ellos.
Tenía que aprovechar esta oportunidad.
Respiré profundamente, había hecho esto ya miles de veces, no era tan difícil.
Me levanté de mi escondite y agarré el tronco fuerte para usarlo como escudo, comencé a correr a toda velocidad hacia Grúas.
Al principio estaba algo distraído, pues estábamos lejos el uno del otro en esa grande extensión, no podía oírme.
Levantó su mirada del suelo para observarme correr hacia él con el tronco entre mis brazos.
Abrió los ojos como platos y se dispuso a huír de mí todo lo rápido que pudo.
Comencé a reírme cínicamente mientras le perseguía, no le iba a dejar escapar, estaba muerto.
Corrí y corrí para llegar hacia él, le iba a pillar.
Armando corría entre los árboles adentrándose cada vez más en la profundidad del bosque, por mucho que huyera eso no le iba a servir conmigo.
Comencé a aumentar el ritmo de mis pasos, provocando que el contrario se cansara al intentar mantener la distancia entre nosotros y tuviera que parar a respirar unos instantes que fueron interrumpidos por mí. Estaba cada vez más cerca de él.
Apunté hacia él con mi arma y observé con la mira de esta el objetivo de la munición, disparé sin pensarlo dos veces.
Un cartucho menos, me quedaban nueve, Armando esquivó mi disparo y volvió a correr, pero esta vez en dirección contraria, estaba corriendo hacia mí.
Le miré pensativo, esto no podía ser real, era imposible que estuviera corriendo hacia mí. ¿Acaso quería que le disparara? Lo dudo, sin duda era una trampa o una táctica. Debía estar alerta.
Corrió a mi lado intentando despistarme y siguió corriendo en dirección hacia dónde estábamos antes.
Me di la vuelta observándole unos instantes como huía para después perseguirle, no me podía distraer de esa manera.
Cada vez estaba más cerca suyo y esta vez no iba a permitirle pausar su huída ni una sola vez, si se paraba a descansar no dudaría en dispararle. No iba a tener puta piedad.
Apreté mi arma con fuerza mientras le perseguía, estaba a tan solo unos cinco metros de mí, le podía dar perfectamente.
Apunté de nuevo observando con la mira para darle fallando de nuevo. Puto Grúas, ¿cómo podía esquivar mis tiros de esa manera?  Se me estaban hinchando demasiado los huevos.
Corrí más rápido ganando un par de metros a mi favor.
Armando se había parado, no sabía porque ni que quería hacer. ¿Querría intentar despistarme de nuevo? Esta vez no lo iba a conseguir.
Me paré para observarle, me estaba apuntando con el arma.
Le miré algo embobado pero de inmediato salí de mis pensamientos al escuchar una de sus municiones impactar contra un árbol que estaba a mi lado, parecía una advertencia.
-Grúas.
-Conway.
Nos miramos dedicamos unas miradas desafiantes y con rivalidad, uno de los dos perdería y ninguno parecía querer ceder.
Comenzamos a andar haciendo un círculo apuntándonos con las armas sin dejar de mirarnos en ningún momento, cambiando así nuestras posiciones. Ahora yo estaba en el lugar de Armando.
Puede que fuera una desventaja para mí si a ese mecánico se le ocurría perseguirme, pero a juzgar por como me miraba lo dudaba mucho, quería guerra y la iba a tener.
Si le apetecía jugar no iba a quedarme atrás, aceptaría el juego sin pensármelo dos veces, pero eso sí, jugaríamos en iguales condiciones.
Apretamos fuerte nuestras armas.
Apunté con la mira a su cabeza mientras el contrario hacía lo mismo conmigo. Realmente éramos muy similares, pero a la vez distintos. Ambos queríamos ganar y que el otro terminase fuera de la partida. Ninguno de los dos se iba a rendir. Si se había empezado a jugar se iba a terminar.
Como decían las espartanas a sus esposos. Vuelve con tu escudo o sobre él. Rendirse no era una opción.
Cerramos nuestros ojos a la vez unos instantes, confiábamos en que el otro no iba a disparar. Respiramos profundamente para tranquilizarnos. La tensión se podía notar en el ambiente.
A pesar de haber participado en demasiadas batallas y guerras esta era distinta. Grúas era un buen rival, sin duda estaba a mi altura. Un oponente digno en toda regla.
Abrimos los ojos rápidamente para mirarnos fijamente. Volvimos a poner un ojo en la mira y entrecerramos el otro para tener mayor visión y precisión en nuestros tiros.
Agarramos el arma con firmeza apuntando al contrario entre ceja y ceja, todo iba a acabar.
El tiempo parecía no pasar, nos apuntábamos pero ninguno se  decidía a darle fin a todo.
Suspiramos juntos.
-Tres.-dije.
-Dos.-me respondió Armando.
-Uno.
-Cero.-dijimos a la vez con el tono bastante elevado.
(Continuará...)

Armanway, tu media naranjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora