~Armanway~parte 4

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Esa era la primera vez desde hace años que dormía con alguien. Yo no solía dormir nada bien, a veces ni lo hacía. Me limitaba a dormir lo mínimo para no palmarla. Ni siquiera dormía todos los días en mi casa. Muchas veces me dormía en mi despacho, entre papeles y colillas, para despertar el día siguiente con un inmenso dolor de espalda y de cuello, además de el dolor emocional al recordar que nadie dormía a mi lado ni se preocupaba de que lo hiciera en buenas condiciones. Algunas veces se extrañaba el despertar junto con la persona que más amas, pero en seguida me ponía a trabajar y se me olvidaba.
Sin embargo, esa "noche" (eran las 7 am, noche mis cojones) descansé muy bien.
Me desperté para ver mi reloj de muñeca y darme cuenta de que eran la 1 am.
-Joder, que tenía que ir al puto trabajo. Hace horas que tendría que estar ahí.
Me intenté levantar para cambiarme, pero alguien me agarró de la cintura. Me di la vuelta y era Armando, mirándome con el ceño fruncido.
-Tú no te vas a ningún lado, Conway. Seguro que tienes mucha resaca.
Tosí un poco, tenía el pecho un poco cargado, había cogido un resfriado al hacer el capullo anoche y además, por si fuera poco, no cambiarme la ropa empapada, ni secarme al llegar a casa.
-Me cago en tu puta estampa.-Tosí y me acosté de nuevo en la cama.-Estoy de puta madre, tengo trabajo, anormal, suéltame.-Dije para voltearme y mirarle.
-No.
-Mis cojones, tengo trabajo.-miré sus orbes verdosos y me acomodé las gafas.
-Joder con las gafas, Conway. Ni para dormir te las quitas.
-Déjame, anormal, y vete.-Tosí levemente.
Agarró mis gafas con una mano y las dejó en la mesilla de su lado, me agarro fuerte por la cintura y me acercó a él, mirándo mis rojos ojos fijamente.
-Tienes los ojos rojos. De verdad están tan bien como dices?-me miró severo buscando la verdad en mis ojos.
-Yo estoy de puta madre, suéltame.-Miré a otro lado.-Y dame mis putas gafas.
Puso su mano en mi frente, notando mi elevada temperatura corporal.
-Tienes fiebre, de seguro has pillado un resfriado por lo de anoche.-Se levantó de la cama y me miró.
-Negativo, Grúas. Yo estoy en perfectas condiciones y tengo mucho trabajo, así que déjeme y vállase ya, que seguro que usted también tiene mucho en el taller. Deje de tocarse los cojones ya, como siempre.
Ignoró mis palabras y se cruzó de brazos.
-¿Dónde está el baño?-dijo mirándome con una ceja alzada.
Se lo señalé y al ver que se adentraba en él me senté en la cama y coloqué una mano en mi frente.
Volvió con su camiseta en la mano. La había mojado con agua fría.
-Acuéstate.
Negué y me agarró para acostarme en la cama a la fuerza. Colocó el paño en mi frente y la frotó suavemente.
Cerré mis ojos por el gusto y le mire. Armando tenía una cara de concentración que hasta se hacía cómica.
-Estás ardiendo y de seguro te duele algo, dime dónde guardas los medicamentos y te traigo alguno para el dolor y la fiebre.-me miró a los ojos y dejó la camiseta húmeda en mi frente.
-No hace falta, estoy bien.-le miré también.
-Deja de hacer el anormal, como tú dices y déjame ayudarte, joder.
Asentí cansado de llevarle la contraria, al darme cuenta de que no iba a parar.
-Están en el armario del baño, el que está a un lado del lavamanos.
Asintió y se levantó para ir hacia allí. Agarró un ibuprofeno y me lo trajo.
-Abre la boca.-me miró.
-No tengo dos putos años, me puedo cuidar solo.
-Abre la boca.-dijo serio.
Le hice caso y metió la pastilla en mi boca. Caminó hacia la cocina y me trajo un vaso de agua.
Agarré el vaso y tomé su contenido mientras observaba a Armando, quién a su vez estaba mirándome.
-Muy bien, Conway. Por fin dejas de comportarte como un niño pequeño y te dejas cuidar. Te felicito.
-A mí no me vaciles, capullo.
Me miró desafiante y se acercó a mí.
-Y si quiero que?
-Te jodes.
Me agarró del mentón y lo subió.
-El tema es que tú estás fuera de servicio y ahora mismo no tienes derecho a mandarme, Conway.
Le miré igualmente desafiante y le agarré del cuello.
-Gilipollas.
Sonrió ante mi insulto y soltó mi mentón, se sentó en la cama y se cruzó de brazos.
-El tema es que yo me voy a quedar aquí hasta que se te pase el resfriado, así que nos tendremos que llevar bien. Quieres hacer algo?
-Ni puta idea.
-Pues a ver una película.
-De terror.
-De terror, vale.
-Pues vamos al salón.
-Vamos.
Me levanté de la cama para ir hacia el salón y sentarme en el sillón con Armando detrás mío. Se sentó a mi lado.

Armanway, tu media naranjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora