Esa era la primera vez desde hace años que dormía con alguien. Yo no solía dormir nada bien, a veces ni lo hacía. Me limitaba a dormir lo mínimo para no palmarla. Ni siquiera dormía todos los días en mi casa. Muchas veces me dormía en mi despacho, entre papeles y colillas, para despertar el día siguiente con un inmenso dolor de espalda y de cuello, además de el dolor emocional al recordar que nadie dormía a mi lado ni se preocupaba de que lo hiciera en buenas condiciones. Algunas veces se extrañaba el despertar junto con la persona que más amas, pero en seguida me ponía a trabajar y se me olvidaba.
Sin embargo, esa "noche" (eran las 7 am, noche mis cojones) descansé muy bien.
Me desperté para ver mi reloj de muñeca y darme cuenta de que eran la 1 am.
-Joder, que tenía que ir al puto trabajo. Hace horas que tendría que estar ahí.
Me intenté levantar para cambiarme, pero alguien me agarró de la cintura. Me di la vuelta y era Armando, mirándome con el ceño fruncido.
-Tú no te vas a ningún lado, Conway. Seguro que tienes mucha resaca.
Tosí un poco, tenía el pecho un poco cargado, había cogido un resfriado al hacer el capullo anoche y además, por si fuera poco, no cambiarme la ropa empapada, ni secarme al llegar a casa.
-Me cago en tu puta estampa.-Tosí y me acosté de nuevo en la cama.-Estoy de puta madre, tengo trabajo, anormal, suéltame.-Dije para voltearme y mirarle.
-No.
-Mis cojones, tengo trabajo.-miré sus orbes verdosos y me acomodé las gafas.
-Joder con las gafas, Conway. Ni para dormir te las quitas.
-Déjame, anormal, y vete.-Tosí levemente.
Agarró mis gafas con una mano y las dejó en la mesilla de su lado, me agarro fuerte por la cintura y me acercó a él, mirándo mis rojos ojos fijamente.
-Tienes los ojos rojos. De verdad están tan bien como dices?-me miró severo buscando la verdad en mis ojos.
-Yo estoy de puta madre, suéltame.-Miré a otro lado.-Y dame mis putas gafas.
Puso su mano en mi frente, notando mi elevada temperatura corporal.
-Tienes fiebre, de seguro has pillado un resfriado por lo de anoche.-Se levantó de la cama y me miró.
-Negativo, Grúas. Yo estoy en perfectas condiciones y tengo mucho trabajo, así que déjeme y vállase ya, que seguro que usted también tiene mucho en el taller. Deje de tocarse los cojones ya, como siempre.
Ignoró mis palabras y se cruzó de brazos.
-¿Dónde está el baño?-dijo mirándome con una ceja alzada.
Se lo señalé y al ver que se adentraba en él me senté en la cama y coloqué una mano en mi frente.
Volvió con su camiseta en la mano. La había mojado con agua fría.
-Acuéstate.
Negué y me agarró para acostarme en la cama a la fuerza. Colocó el paño en mi frente y la frotó suavemente.
Cerré mis ojos por el gusto y le mire. Armando tenía una cara de concentración que hasta se hacía cómica.
-Estás ardiendo y de seguro te duele algo, dime dónde guardas los medicamentos y te traigo alguno para el dolor y la fiebre.-me miró a los ojos y dejó la camiseta húmeda en mi frente.
-No hace falta, estoy bien.-le miré también.
-Deja de hacer el anormal, como tú dices y déjame ayudarte, joder.
Asentí cansado de llevarle la contraria, al darme cuenta de que no iba a parar.
-Están en el armario del baño, el que está a un lado del lavamanos.
Asintió y se levantó para ir hacia allí. Agarró un ibuprofeno y me lo trajo.
-Abre la boca.-me miró.
-No tengo dos putos años, me puedo cuidar solo.
-Abre la boca.-dijo serio.
Le hice caso y metió la pastilla en mi boca. Caminó hacia la cocina y me trajo un vaso de agua.
Agarré el vaso y tomé su contenido mientras observaba a Armando, quién a su vez estaba mirándome.
-Muy bien, Conway. Por fin dejas de comportarte como un niño pequeño y te dejas cuidar. Te felicito.
-A mí no me vaciles, capullo.
Me miró desafiante y se acercó a mí.
-Y si quiero que?
-Te jodes.
Me agarró del mentón y lo subió.
-El tema es que tú estás fuera de servicio y ahora mismo no tienes derecho a mandarme, Conway.
Le miré igualmente desafiante y le agarré del cuello.
-Gilipollas.
Sonrió ante mi insulto y soltó mi mentón, se sentó en la cama y se cruzó de brazos.
-El tema es que yo me voy a quedar aquí hasta que se te pase el resfriado, así que nos tendremos que llevar bien. Quieres hacer algo?
-Ni puta idea.
-Pues a ver una película.
-De terror.
-De terror, vale.
-Pues vamos al salón.
-Vamos.
Me levanté de la cama para ir hacia el salón y sentarme en el sillón con Armando detrás mío. Se sentó a mi lado.
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Armanway, tu media naranja
FanfictionArmando Grúas y Jack Conway siempre se habían llevado mal, pero después de una noche juntos se dan cuenta de que tenían más cosas en común de lo que se creían. Eran tan iguales y distintos a la vez...estaban hechos el uno para el otro. El dibujo de...