(Conway)
Fuimos hacia la cocina para ver lo que había, por suerte nos habían dejado varias cosas y sino, por si acaso había pedido que me dejaran algunas cosas que corrían por mi cuenta y por suerte me habían hecho caso, a veces ser del gobierno si que tenía ventajas.
Abrimos el frigorífico para sacar leche de él, junto con el cacao, algo de azúcar, los malvaviscos y unas galletas para acompañar de los armarios.
Armando colocó la leche en una cazuela para calentarla y agregarle los demás ingredientes mientras yo preparaba las galletas y las tazas junto con algunos platos.
Estaba preparando todo mientras tarareaba una canción cuando decidí tocar un poco los cojones. Me giré para ver a Armando preparando el chocolate con tramquilidad, me acerqué a él sigilosamente con un huevo crudo en cada mano. Le abracé por detrás con cariño para que no sospechara y en cuando se acomodó en mis brazos...PUM. Subí rápidamente mis manos a su cabeza para estampar los huevos en ella y ver como la pegajosa sustancia se movía por sus cabellos. Me alejé un poco entre risas para no mancharme, con la mala suerte (para mí) de que me acerqué a la pared, permitiendo así que Armando me acorralara. Pude distinguir como llevaba de munición un grande saco de harina que no tardó en exparcerse por todo mi cuerpo.
Me sacudí y me abracé a él para mancharle también de harina, pero movió su cabeza hacia mí manchándome de huevos.
Miré a ambos lados y corrí a la encimera para coger la leche, dar un pequeño salto, enrollarme en su espalda cual koala y vacíar ese frío líquido del tetrabrick encima.
Comenzó a caminar hacia algún lugar el cuál no sabía, pero me agarré fuerte a su espalda para no resbalar, aunque con todas las mierdas que teníamos encima me era difícil.
Salió de la cabaña conmigo y caminó hacia una orilla que estaba cerca de ahí. Me moví un poco entre risas al notar sus intenciones, pero al final me dejé.
Armando se acercó al agua y me dejó caer en ella.
Me reí un poco y le miré, él estaba sonriendo.
-Anda, ven.-palmeé un poco el agua entre pequeñas risas.
Se tiró al agua para nadar hacia mí y abrazarme.
-Menudo capullo de mierda estás hecho.
-Empezaste tú, Conway, permíteme recordártelo.
-Entonces puede que yo también sea un capullo de mierda.
-Exacto, pero eres mi capullo de mierda.-me sonrió.
-Bueno, al menos nos hemos limpiado toda esta mierda.
-También es verdad, pero el tema es que hay que estás shikito, jugando con la comida, muy mal, Conway.
-Joder, Grúas.
-Eres un pan de Dios.
-Pues tú eres mi Dios.
-Pero Dios no eras tú?
-Eso pensaba hasta que te conocí.
-Que bonito, Jack. Pero entonces, si yo soy un Dios y tú eres un pan de Dios te puedo comer?
-Cuandp quieras, guapo.-le guiñé un ojo.
Reímos juntos un poco para darnos un pequeño y corto beso con mucho cariño.
-Vamos a la bañera, anda, no valla a ser que pillemos un resfriado. Como alguien la otra vez que hizo el capullo.-rodó los ojos divertido.
-Oyee que fue porque te di mi camisa.
-Pues yo te doy todas las camisas mías que quieras.
-Me parece correcto.-sonreí un poco.
-Pues vamos.-me devolvió la sonrisa.
Armando me cargó en brazos para salir del agua conmigo, me llevó hasta casa y caminó hacia el baño para meterme en la bañera.
-Te voy a bañar yo, que estás shikito.
-No estoy shikito, Grúas.-me crucé de brazos e hice un puchero.
-Lo que tú digas.-rió un poco y llevo sus manos a mi ropa para comenzar a quitarla.
Una vez haberme desvestido, colocó el tapón en el desagüe de la bañera y comenzó a llenarla con agua calentita.
Se quitó su propia ropa mientras la bañera se llenaba, por lo que me puse a observar su hermoso cuerpo, deleitándome con su belleza.
Me sonrió y se sentó fuera de la bañera, llevó sus manos a mis hombros para darme un placentera masaje, y más aún si me lo hacía él, que me hizo soltar algún suspiro debido a lo tenso que siempre estaba.
Al ver que la bañera se había llenado agarró gel de ducha para hechar un poco en el agua y que tuviera espumita.
Agarré un poco de espuma con mi índice y se la puse en la nariz, la cual cayó y se quedó en su barba. Sonreí y le heché más jabón en la barba hasta que la llené por completo.
-Armando abuelo.
-Oye, y quién lo dice?
-No decías que estoy shikito, biejo puto?
-Pues sí.-rió bajo.
Me acerqué a él y le besé en la mejilla.
Agarró champú y comenzó a enjabonarme cuidadosamente el pelo mientras yo lo veía muy embobado.
-Ven, y es una puta orden.
Asintió con una sonrisa y se metió a mi lado en la bañera, por lo que me senté en sus piernas para que hubiera más espacio y para que mentir, porque me encantaba.
Agarró más gel para enjabonar mi pecho y mi abdomen mientras me observaba con atención.
Yo, me estaba dedicando a agarrar mechones de su pelo entre mis dedos y hacer coletitas con ellos, gesto que a su parecer fue muy tierno.
-Eres muy mono.-me sonrió
-Negativo, Grúas.
-Lo que tú digas, Conway.
Me agarró por la cintura para aferrarme a él y darme un pequeño beso de pico, el cual acepté gustoso.
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Armanway, tu media naranja
FanfictionArmando Grúas y Jack Conway siempre se habían llevado mal, pero después de una noche juntos se dan cuenta de que tenían más cosas en común de lo que se creían. Eran tan iguales y distintos a la vez...estaban hechos el uno para el otro. El dibujo de...