~Armanway~parte 10

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Armando me correspondió de inmediato, intentando seguir mi ritmo, el cual bajé un poco para que me alcanzara.
Llevé mis manos a su cuello y le abracé por ahí acariciándolo de manera suave.
Él colocó sus manos en mi cintura y la rodeó atrayéndome hacia su persona.
Seguíamos mirándonos a los ojos fijamente, pero me di cuenta de que los suyos adquirieron un brillo que los hacía aún más irresistibles y posiblemente los míos también estaban en las mismas condiciones, pues encajábamos tan bien que nos deslumbrábamos, además de que podía ver el reflejo de mi mirada en la suya y se podía notar el mismo brillo en ella. No me extrañaba, la verdad. Besar a tremendo Dios Griego era un cúmulo de emociones para mí.
Lamí sus labios preguntándole si me permitía el acceso a su boca, el cuál fue permitido por lo que introducí mi lengua en su boca, acariciando la suya con ella.
El momento soft no duró tanto, pues en seguida empezaron las miradas desafiantes y la batalla de lenguas.
Perder no estaba en mis planes, fruncí el ceño ligeramente empujando su lengua con la mía para salpicarle agua de la bañera.
Empujó mas fuerte mi lemgua con la suya y hechó agua en mi cabeza.
Llevé una de mis manos a la parte delantera de su cuello para apretarlo ligeramente de una manera no peligrosa y acercarlo más a mí desafiante.
Eso era la guerra. La tensión nos salía hasta por las orejas, ambos éramos personas competitivas hasta la muerte y que odiábamos perder, además de ex-rivales, por lo que esto sería interesante.
Aumenté la velocidad del beso queriendo tomar el control, pero él hizo lo mismo igualándome, por lo que apreté un poco su cuello dejando una marca. Una marca de que ese hombre me pertenecía a mí y solo a mí.
Me dejé caer ligeramente hacia adelante para juntar nuestros pechos y hacer fuerza obligando a Armando a hecharse hacia atrás. Le agarré de ambos hombros para acostarle en la bañera y poder tener el control absoluto.
Sonreí en el beso para agarrarle del mentón y subirlo levemente.
Me agarró fuerte por la cintura poe lo que arañé sus hombros.
Quería marcarlo entero, que cuando fuera al taller el día siguiente cada puta persona con al que se cruce viera que tenía dueño, pero no un dueño cualquiera, el puto God.
(Armando)
Así que me quieras marcas, Conway? No pienso quedarme atrás.
Comencé a clavar mis uñas en su cintura, escuchando leves jadeos salir de Jack, lo que me indicaba que iba por muy buen camino.
Me separé del beso para bajar a su barbilla y acto seguido a su cuello, empecé a dejar pequeñas mordidas en él, separándome de vez en cuando para ver las marcas que iba dejando.
Noté sus manos acariciar mis cabellos y me sumerjí en su cuello, haciendo que lo encorve para así permitirme mayor accesibilidad a él.
Dejé varios chupetones en él, quería que al andar por la calle fuera como si en su frente estuviera escrito en grandes mayúsculas "Armando Grúas".
Bajé mis manos a su pecho acariciándolo hacia abajo hasta llegar a su abdomen bajo.
Le agarré de nuevo por la cintura para aferrarle a mí y sentarle encima de mis piernas, pasé mis manos por sus costados posesivamente determinando lo que era de mi propiedad.
Me separé de su cuello para observarlo.
-Luego sigo con esta parte, aún me quedan muchas marcas por dejar, Conway~
-A-anormal~
Sonreí de lado y le di un pico para bajar a su clavículas y lamerlas de lado a lado.
Primero me concentré en la derecha, lamiéndola, moediéndola y dejando chupetones por su longitud para luego ir a la izquierda y hacer lo mismo.
(Conway)
Mis vellos ya estaban muy erizados, el simple tacto de este hombre ya sacaba algún que otro jadeo de mis labios, pero que me quiera marcar de esa manera me tenía loco.
Mordía mis labios para evitar soltar algún sonido, pues no quería darle el placer de saber que me estaban encantandon sus acciones.
Noté como bajaba de mis clavículas a mi pecho, comenzó a dejar pequeños y suaves besos para después empezar con las marcas y besos húmedos.
El sonido de sus húmedos labios rozando con mi piel simplemente ya no podría salirse de mi mente, era un sonido tan jodidamente erótico y placentero...me hacía perder la cabeza.
Bajó por mi abdomen dejando más chupetones y mordidas.
Observé mi cuerpo con una pequeña sonrisa de lado deleitándome con esas marcas. Había algunas que no se irían en una buena temporada.
Miré hacia el techo con una sonrisa para bajar la mirada de nuevo a Armando y encontrármelo mirándome.
Le tomé de las mejillas y le besé de nuevo en los labios, pero de una forma más lenta y cariñosa.
Me agarró de nuevo por la cintura acercándo nuestros abdómenes.
Abracé sus hombros para mover un poco mis caderas sin querer y notar un problemilla bastante evidente debajo mío.

Armanway, tu media naranjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora