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Capítulo 23

Llegó el día y Reki tendría que volver a clases, pero no irían en skate como siempre.
El gerente Oka le había prestado la motocicleta a Langa, para que llevara a Reki en ella y no tuviera que caminar.

Lo pasó a buscar temprano, pero lo que salió de la casa no fue Reki, sino un zombie.

Dejó sus muletas en la parte trasera y se subió a la motocicleta. Su madre y hermanas se despedían desde la puerta.

- ¿Qué te sucedió? Mira tu cara - Langa se preocupó al ver sus notorias ojeras.

- No te vayas a reír, pero me puse nervioso y no pude dormir en toda la noche - decía Reki derrotado.

Llegaron a la preparatoria, pero Reki comenzó a tiritar.

- Reki, debes ser fuerte, en ese salón de clases nadie te hara daño - le aseguró Langa señalando una ventana que seguramente era el salón.

Reki tomó sus muletas y comenzó a caminar, era extraño volver a ese lugar después de casi 2 meses.
Tenía pánico de entrar al salón y que los demás lo rechazaran.

Apenas abrió la puerta sintió que todas las miradas se voltearon y dirigieron a él.
Sentía que su pecho se apretaba, comenzó a transpirar frío y a marearse.

De a poco comenzaron a escucharse las voces de sus compañeros.

- ¡Reki!

- ¡Bienvenido!

- ¡Te extrañamos!

- ¡Grande Reki!

Los nervios comenzaron a calmarse un poco, logró dar unos pasos más y finalmente ingresó al salón.

Todos se acercaron a Reki y lo rodearon, mientras lo llenaban de preguntar y a la vez se notaba lo felices que estaban.
Sus profesores igual se emocionaron al verlo nuevamente.

Langa jamás le había contado a Reki que sus compañeros ya sabía toda la verdad.
Después del ataque, los profesores junto a los padres de Reki, habían decidido contarles la verdad a sus compañeros, y tratar el tema de la homofobia, para que no se volviera a repetir aquella atrocidad.

También sabían que Langa era su novio, pero habían hecho un acuerdo de no mencionarlo sino hasta que Reki quisiera tocar el tema.

La mañana transcurrió tranquila, llegó la hora de almorzar y Reki sacó su bento, pero como siempre, Langa no había traído el suyo y tenía que ir a comprar algo.

Como era muy peligroso que Reki fuera con el, ya que lo podían empujar y se podía lastimar, Langa sugirió que lo esperara en la sala sentado mientras iba a comprar un pan y volvía, y luego verían donde almorzar, ya que para llegar a la azotea eran muchas escaleras y no quería que Reki se esforzara tanto.

- No me demoraré nada, sólo espérame aquí - dijo el peliceleste y salió del salón.

Reki al estar solo nuevamente comenzó a sentir esa presión en el pecho, sentía que todos lo miraban con asco, le faltaba el aire.
Tenía que encontrar a Langa, era el único que lo calmaba, tomó sus muletas y salió a buscarlo.

Caminó unos metros cuando se encontró con unos compañeros de clases.

- Reki, si buscas a Langa está en la cafetería - dijo tiernamente una compañera.

Reki asintió con la cabeza y fue hacia la cafetería, cuando iba llegando, vió un grupo de chicos que caminaban en dirección contraria, iban charlando y riendo.

Se paralizó, no podía mover ni un sólo músculo, se sentía tan mal, tenía frío, quería vomitar y su pecho dolía.
Avanzó como pudo y se fue al baño más cercano.

Langa después de una difícil batalla, había conseguido el pan que quería, y fue corriente triunfante hasta el salón a buscar a Reki pero al llegar no lo encontró.

- Vimos hace poco a Reki, te estaba buscando y le dijimos que estabas en la cafetería.

- Gracias - dejó su pan en la mesa y salió corriendo a buscar a su novio.

Buscó por los lugares cercanos a la cafetería pero no lo encontraraba, hasta qué pensó en el baño.

Al entrar al baño, había sólo una puerta cerrada.

- ¿Reki? ¿Estás ahí? - golpeo la puerta

Sonó el seguro y se abrió la puerta y ahí estaba Reki, pálido, sudoroso e indefenso.

Langa lo ayudó a caminar y lo llevó a la enfermería.

Reki se acostó en una de las camas a descansar y Langa se sentó a su lado mientras el pelirrojo se quedaba dormido de a poco.

En ese momento entró la asesora vocacional Hana Ono, y reconoció a la pareja.

- Hola Langa, veo que hoy vino Reki ¿No se siente bien? - preguntó mientras se acercaba a verlo.

- Umm es complicado - decía Langa mientas alzaba los hombros - después del ataque creo que quedó con crisis se pánico.

- ¿Y se está tratando? - preguntó preocupada.

- Recién la semana pasada lo descubrimos, cuando salimos al parque - respondió Langa.

- Mi esposo es psicólogo y uno de los mejores debo agregar, te daré su contacto. Lo mas importante ahora es ayudar a Reki con sus crisis.

La señora Ono tenía razón, debían tratar a Reki psicologicamente también.

- ¡Oh! Verdad que yo venía por algo para el dolor de cabeza - tomó unas pastillas y salió de la enfermería.

...

- Reki... Reki... Despierta, debemos ir a clases - Langa estaba tratando de despertarlo pero Reki era como una piedra cuando dormía.

- Langa lo siento, por mi culpa no pudiste comer - se disculpó Reki mientras se frotaba los ojos.

- Y tu tampoco comiste, al contrario, vaciaste más tu estómago - rió Langa.

- iiuh! Tiene razón, debo lavarme los dientes - sonrió Reki - y ahora se me antojaron unas hamburguesas.

Al finalizar el día, iban camino a la motocicleta cuando aparece la señora Ono con una tarjeta de presentación y se la da a Langa, le cierra el ojo y se va.

- Adiós chicos - se despidió con su brazo en el aire.

Langa leyó el nombre de la tarjeta

Hiroshi Ono  -  Psicólogo
00813XXXXXXX

- ¿Qué te pasó esa mujer? - preguntó Reki con sus ojos entrecerrados.

- ¿Celoso? - Lo molestó Langa.

- Umm - respondió indignado mirando hacia otro lugar.

Durante el camino, Reki iba mirando a su novio, su bello cabello celeste se movía con el viento, su piel blanca, sus brazos duros y espalda firme... Todo este tiempo Langa no lo había abandonado.

- Te amo - le dijo el pelirrojo mientras lo abrazaba por la cintura.

- ¿Que dijiste? No puedo oír por el ruido - se quejó Langa.

- No importa - le respondió con una sonrisa.