Eva:
Por fin era viernes, estos dos días anteriores se me habían pasado volando y eso que no había hecho más que estudiar. Hoy iba a ir al comedor social y estaba impaciente, lo había echado de menos. Apagué la música que tenía puesta a todo volumen ya que mi madre se iba de viaje por una sesión fotográfica y mi padre había quedado con una empresaria en Madrid que le ayudaría a expandir el negocio. No volverían hasta el domingo por la tarde. Mi padre no estaba muy convencido cuando mi madre nos contó lo de su viaje por si volvía a tener una recaída pero se había pasado dos días insistiendo en que no haría nada y negando todo como una cabezota, diciendo que era agua pasada. Al final lo consiguió.
Busqué en Youtube la canción que había dejado de reproducirse por los altavoces "My Way- Calvin Harris" y enchufé los auriculares. Salí de casa con tiempo suficiente como para llegar al comedor social andando a paso tranquilo. A medio camino me di cuenta de que había salido con el pijama puesto y volví corriendo a casa para cambiarme. Entre unas cosas y otras llegué al comedor social cuando todos ya habían entrado.
—¿Quieres...queréis café, chicas?— preguntó uno de los compañeros de trabajo mirando a Ana embobado.
—No, gracias— contestó Ana con inocencia.
—Un capuccino, por favor— respondí aún sabiendo que no lo había preguntado por mí.
Él me miró con aspecto cansado y se alejó para ir a por mi capuccino.
—Eso ha sido gracioso— dije soltando una risilla.
—¿A qué te refieres?
Apoyé una mano en mi estómago para reírme con más fuerza.
—No puedes estar tan ciega— respondí.
Dudó con la cabeza mirándome como si estuviera loca.
—Ese chico está colado por ti— le aclaré.
Ella abrió la boca sorprendida y comenzó a reírse. Me reí con ella hasta que de repente apareció de nuevo el pobre chico con mi capuchino.
—Ten, tu café—. Me ofreció el vaso rápidamente antes de mirar a Ana de reojo y marcharse.
—No es mi tipo— dijo una vez él estaba lo suficientemente lejos para no oírnos.
—¿Tu tipo? Vaya tontería, ¿Cuál es tu tipo?
—No sé. Pero él no— negó.
Puse los ojos en blanco ante tal estupidez.
—Además...tengo novio.
La observé sorprendida mientras ella jugaba con sus manos nerviosa.
—¿Novio?
—Sí, novio, ¿Existe esa palabra en tu vocabulario?
—Desde luego no es mi más usada.- repliqué.
Las dos soltamos una carcajada. Me contó que lo había conocido mientras intentaba comprar un sándwich en un aeropuerto. Al parecer, no funcionaba la máquina y el chico intentó ayudarla pero no pudo porque la máquina se tragaba todo su dinero. Acabó invitándola a comer porque le daba pena que se hubiese quedado sin un duro.
—¿A qué es de película romántica?— preguntó emocionada.
—Ajam.
Encontramos al chico mirando fijamente de nuevo a Ana, ya mismo se le iba a caer la baba.
—Pobrecito— dijo Ana.
—Te debería dar igual, total, tienes novio— le dije dándole un codazo.
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Heridas
RomanceRaquel es una chica que tuvo que construir una coraza alrededor de su corazón para que nadie más pudiera tirar piedras sobre él. Samuel es un chico que tuvo que convertirse en un hombre mucho antes de lo que debería haberlo hecho y que supo manejar...