Peli y manta

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Eva:

Lo primero que pensé aquel día al levantarme fue: "Menos mal que es sábado". Era consciente de que tenía mucho trabajo que hacer y muchos proyectos por terminar pero me encontraba fatal. Me dolían los ovarios como si alguien hubiera entrado dentro de mi cuerpo y me los estuviera retorciendo con todas sus fuerzas, mis pechos y la espalda también me dolían, sinceramente tenía ganas de llorar. Miré de reojo a las sábanas y como sospeché, estaban manchadas de sangre. Aún así, no me levanté hasta una hora después para ir al baño, ponerme una compresa y bajar a por unas sábanas limpias.

Me encontré a mi madre apoyada sobre la repisa de la cocina comiéndose una tostada. Hacía días que no la veía ya que se había ausentado por trabajo, no había dado muchas explicaciones pero tampoco nadie se las pidió. Tanto mi padre como yo, la habíamos visto mejor estas últimas semanas pero para mí no había sido motivo para olvidarme de lo que pasó. Todavía quería averiguar por qué lo había hecho, no me iba a enfadar el motivo, sólo necesitaba la verdad. De todas formas, no estaba muy segura de que fuera a conseguir algo preguntándoselo de nuevo y no me quería arriesgar ahora que la veía feliz.

-Buenos días, guapa. Todavía no hay que cambiar las sábanas, ¿por qué las bajas?- preguntó dándole otro mordisco al pan negro.

Algo curioso de mi madre era que le gustaba tostarse el pan demasiado, tanto que no era sano.

-Me ha bajado la regla, iré a cambiarlas.

-Dámelas-. Dejó el pan sobre el plato y cogió las sábanas de mis manos. Cuando la volví a ver traía otras nuevas de Minnie Mouse. -Son las únicas que quedan.

-Está bien...- refunfuñé antes de cogerlas y llevármelas a mi cuarto.

Me asomé al pasillo desde mi puerta y grité.

-¡QUE NADIE ME MOLESTE HOY!

Cerré la puerta, hice la cama y me tumbé sobre ella mirando el móvil. Había un mensaje de Samuel.

Buenos días, preciosa.

Buenos días, feo.

Me contestó al segundo.

¿Qué tal fue ayer tu esperado viernes? ¿Y el sábado qué tal está yendo?

Ayer estuvo genial, te lo contaré todo cuando te vea pero hoy sin embargo va todo como el culo. Me ha bajado la regla y me quiero morir.

Vaya por dios, ¿te duele mucho?

El primer día es una tortura para mí.

Ahora estoy estudiando algo que no puedo dejar pero no te desanimes.

No sabía muy bien qué quería decir con eso. Dejé el móvil y saqué un libro para leer, últimamente no había podido leer mucho pero hoy era el día perfecto para ponerme al día. Saqué el libro "El Príncipe Cruel" y comencé desde el principio aunque estuviera marcada la hoja 236 no me acordaba de nada.

Al cabo de 3 horas, hice una pausa para comer e intenté llevarme a mi cuarto todo el chocolate que había en la despensa. Mala suerte la mía porque mi madre me vio y me hizo devolverlo todo. Seguí leyendo varias horas más hasta el punto de terminarme la primera entrega de la trilogía. Devolví el libro a la estantería, la sensación de haberse terminado un libro era una de mis favoritas. Me había gustado, tal vez esperaba un poco más de interacción entre Jude y Cardan pero tenía la esperanza de que eso sucediera en las siguientes entregas.

No pude reflexionar mucho más sobre el libro porque mi padre entró en mi cuarto sin avisar.

-Menos mal que he dicho que no me molestéis hoy...

HeridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora