Capítulo 8

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Will

—Me equivoqué—escuché como mi voz se rompió—Yo solo no supe que hacer ¿Estás de acuerdo en que si te pones nervioso tu primer instinto es huir? —observo como Kian pone su manita en mi rostro y limpia la comisura de mis labios para quitar los restos de la azúcar de las gomitas.

—Y la dejaste sola—asiento para confirmarlo—¿Y ella también te dejó? —me cuestiona con su boquita llena de gomitas verdes.

Una parte de mí se siente raro al contarle todo esto a un piccolo de tres años, pero sinceramente es el único que no dirá nada si así se lo pido, claramente modifiqué la versión de mi historia con Walker para que él lo pudiera entender y salteándome las partes cómo quedó embarazada.

—Bueno—razono un poco—creo que nos equivocamos los dos.

—Zio, entonces ¿Sí quieres que Brooke sea tu amiga? —esa es una pregunta complicada, quiero que sepa que me importa, con el solo hecho de ser la madre de mi futuro hijo hace que ella sea especial para mí, es mi primer bebé, mi primer matrimonio aunque no quiera recordarlo.

—Supongo que sí.

—¡Pues vete con ella y dile! —lo dice como si fuera lo más obvio del mundo, quizás para su cabecita lo es, pero no para mí.

—Lo hice—le aclaro—Ella no me cree.

—Ese es un poblema—deja caer su gomita como si fuera el fin de su plan— ¡Eres el mejor amigo del mundo! ¿Por qué Brooke no quiere ser tu amiga? —me río un poco por su incredulidad, parece que para él es imposible que alguien no quiera ser mi amigo.

Veo a mi pequeño sobrino y silenciosamente espero ser para mi hijo o hija la mitad de lo increíble que Kian cree que soy.

—Mamá siempre me dice que los actos dicen más que las palabras, no lo entiendo, pero tal vez tu sí, a veces mamá me marea con su inteligencia—me vuelvo a reír por como gira la cabeza al interpretar "el mareo" que le provoca mi sorella, la amo, pero entiendo a Kian, yo la sufrí desde siempre. Luego pongo atención en lo que dice, lo primero que dijo, eso de los actos diciendo más que las palabras y tiene razón.

—¡Eso es! —grito haciendo que mi sorella entre a la habitación de Kian. La impecable Azul con un delantal de cocina es algo que mataría por tener enmarcado en una fotografía. Veo claramente ese gesto de mamá regañona que vi en nuestra madre y ahora lo tiene ella, todo antes de que nos pregunte sigilosamente.

—¿Todo bien por aquí? —Kian asiente mientras sigue comiendo gomitas, ella me mira sospechosamente y yo solo me encojo de hombros— ¿No tienes que ir a trabajar o algo así?

—Sí, pero eso no me impedía venir antes para un consejo de mi sobrino.

—¿De Kian? —pregunta como si hubiera perdido la cabeza.

—Tú tienes a Ems yo tengo a Kian—me justifico levantándome del suelo y sacudiendo mi traje azul marino tratando de eliminar toda evidencia de que mi único desayuno han sido gomitas de azúcar.

—Puedo decirle a Jayden que te lleve al trabajo—me ofrece cuando vamos saliendo de la habitación.

—Nos vemos luego campeón, gracias por todo—un Kian completamente feliz me despide con su pequeña manita.

—Ciao zio Will.

Mi sorella cerró la puerta esperando tenerme a solas en la sala, me comienzo a ver en el espejo decorativo que tienen y la vuelvo a escuchar.

—Jayden te puede llevar.

—No, lo que tú quieres es que Jayden me sermonee de cómo todo sería mejor si le cuento a nuestros padres de Brooke, pero sorella mía, yo guardé silencio cuando de Kian y Jayden se trató hasta que estuviste lista, así que puedes devolverme el favor ahora mismo, yo no estoy listo, pero lo más importante ella no está lista.

Todo lo que quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora