Brooke
Fijo mi mirada en una fotografía que tomé la primera vez que visité el periódico, hay una del señor Hitman prestando atención a lo que sus empleados dicen y otra donde él personalmente resuelve la situación, me agradó desde el principio, incluso hay una de la terraza, esa tarde el cielo estaba precioso y sin saberlo comenzaba una nueva etapa en mi vida.
—¿Brooke, tienes la fotografía de la página trece? —la voz de Bennet me devuelve a la realidad y no puedo ocultarle lo que me pasa, tiene cierto don para detectar cuándo no estoy bien, muchas veces no lo comenta, pero estos días hemos ido adoptando más confianza, desde que lo dejé entrar a mi departamento para trabajar por las tarde tuve que hacerlo, aprendí que somos un buen equipo y el señor Hitman está encantado con lo que le hemos presentado.
—Lo siento, sí, toma—le entrego un pequeño sobre color amarillo, me mira con atención y niega. Se acomoda a mi lado en mi pequeño comedor, hemos convertido todo esto en una oficina demasiado improvisada donde la mesita central de la sala tiene manuscritos de artículos, el comedor es nuestro escritorio y una ventana se ha convertido en nuestra pizarra de ideas, la puerta tiene un pequeño panel de notas para no olvidar pendientes. Al principio creí que trabajar desde casa sería horrible, con él puedo decir que no lo ha sido tanto.
—Bien ¿me dirás ahora qué es lo que te pasa? Has estado pensativa desde hace días ¿Es por William?
—Sí—me negué a seguir mintiéndome. He estado una semana entera tratando de esconderme de él, no he salido de mi departamento si no es para comprar comida o acompañar a Bennet a dar un paseo breve, esto porque necesito el ejercicio no porque me agrade salir de mis cuatro paredes.
—¿Me vas a contar lo que te molestó?
—No sé, ya te conté, él tiene muy claro que por su familia lo que sea y no me malinterpretes, me encanta eso de él (pero no se lo vayas a decir jamás), lo que me molestó es que quisiera que yo esté con él como si fuéramos una clase de matrimonio convencional y tuviera que soportar con él esa tortura.
—Si me permites una opinión que claramente no pediste... quizás él quiere ser esa clase de matrimonio convencional—lo dice con tanta simpleza que hasta me hace parecer tonta por el tiempo que llevo molesta.
—No, William no es así, no lo entenderías, pero él es un hombre de todas y ninguna.
—Pues tu boca dice eso, pero tus expresiones no están de acuerdo. Quizás y lo que te molestó fue que fuera "ella" ya sabes, una chica que está interesada en él.
—¿Estás diciendo que estaba celosa?
—No lo sé, solo es una alternativa. Es claro que han pasado tiempo juntos y es imposible que con tu embarazo, con el tiempo y con tanta interacción no hayas obtenido una perspectiva diferente de él.
Me levanto para ir por un vaso de agua, no estoy con ganas de pensar que Miller es diferente a lo que pensé, pero tiene razón, él no es como originalmente imaginé, no es lo que daba a mostrar.
—No le gusto, Bennet.
—No lo sabes, Brooke ¿O te lo dijo?
—Todos estos años diciéndome que soy una niña, una enana, una...
—No, no, no, no. No me mezcles su incompatibilidad de carácter con la atracción ¿recuerdas cuándo éramos niños y nos decían que si el niño o la niña nos molestaba era porque le gustábamos? Eso también aplica cuándo eres mayor—me alcanza quitándome el vaso y devolviéndome a mi asiento.
—Ese es el peor consejo que he escuchado y mira que he oído unos cuántos.
—Piénsalo, tal vez los dos están viendo las cosas desde un lado que no es, esos bebés son la prueba de que al menos de una forma ustedes dos se gustan y la boda es una prueba de que tal vez sienten más de lo que admiten.
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Todo lo que quiero
Storie d'amoreLos Miller #2 Al mujeriego y egocéntrico William Miller le llegó su hora, juegos y bromas no lo son todo. Su destino está cruzado con el de una chica dura y decidida que no solo encontrará la manera de marcar su vida sino que juntos se encargaran d...