Brooke
Siento una leve respiración en mí cuello que lentamente me hace abrir los ojos, lo primero que pienso es en lo extraño que me siento al colocar mis manos sobre mi vientre, ¡Estoy tan enorme como una casa! Y ya no podré conciliar el sueño, por otro lado me doy la vuelta y me encuentro a un Will durmiendo plácidamente, envidio a este hombre y su capacidad de dormir.
Como puedo alcanzo mi celular del buró a lado de la cama, solo veo la hora, no teníamos planes importantes y dado que el señor Hitman nos dio el día para hacer unas cuántas compras para los bebés no tenemos precisamente prisa, es todavía un poco impactante el que esté viviendo en casa de Miller, ¡En su dormitorio! Creo que si alguien me lo hubiera dicho unos meses atrás lo hubiera golpeado por decir tonterías como esas.
He estado decorando todo el lugar en que tenemos planeado que duerman nuestros pequeños, realmente subestimé el trabajo que sería realizar esto estando embarazada, me gusta hacerlo y William ha sido todo amabilidad cuando quiero que haga algo o que remplace cosas, está siendo completamente maravilloso, mi fascinación con el hombre dura poco porque me levanto para dirigirme al baño, me hinco en el retrete y comienzo a vomitar.
¡Odio que me pase esto! Y con este pensamiento vuelve otra arcada de vómito. No sé cuánto tiempo paso aquí, pero de repente siento como alguien sostiene mi cabello y comienza a sobar mi espalda.
—Sácalo todo—dice Will, en ningún momento hace bromas pesadas, está ahí para apoyarme. Una vez que me siento mejor saca mi cepillo de un estante que hay en el baño.
—Estaba siendo una buena mañana—admito viéndolo, sonríe con pesadez porque sabe que de todo el embarazo las nauseas son las que menos me gustan aunque ya no sean tan frecuentes y es algo que ni él ni yo podemos controlar.
—Toma—me tiende el cepillo de dientes—, saldré para darte un poco de espacio—y sin más cierra la puerta, aprecio que me deje sola porque aunque es agradable saber que no estoy sola también requiero mi privacidad en estos pequeños momentos.
Una vez que estoy lista aprovecho para asearme, quiero decir ¿Por qué darme otra vuelta? Además eso puede ayudar con el dolor de mi espalda, salgo del baño envuelta en mis toallas y me topo con Miller.
—Mira, bebe esto—me tiende un vaso de jugo de naranja—, es natural, leí que esto ayuda—agradecida tomo el vaso y comienzo a beber su contenido. Me siento en el borde de la cama y Will continúa viéndome.
—¿Qué sucede?—pregunto con curiosidad.
—Cielo, no lo sabes, pero me gustó hacer esto, bueno, no que estuvieras devolviendo la comida, pero sí que yo estuviera ahí para ayudarte.
—Claro...—respondí un poco incrédula—, porque verme vaciar mi estómago es tan agradable.
—Yo creo que te ves hermosa—es lo que escapa de sus labios.
Frunzo mi ceño levemente—Está bien... Haré como que te creo.
—Deberías creerme soy tu esposo y desde que volviste no te he mentido ¿o sí? —eso claramente me deja pensando porque el arrogante ahora tiene razón.
—Sabíamos que esto sería difícil—le digo—, pero estos días han sido buenos, gracias, Miller.
Sonríe y se inclina un poco para besar mi frente, suspiro completamente feliz y cómoda, creo que quizás este es un buen momento para hablar, si lo que el señor Hitman dice es verdad y lo que Will me ha demostrado es sincero, esto que traigo conmigo no debería ser un factor para alejarlo de mí y menos de nuestros hijos.
—Nací en Las Vegas—eso hace que me vea de frente, creo que nota la seriedad porque también se acomoda en la cama—, tuve una familia muy diferente a la tuya, en mi casa mamá lloraba por mi padre y cuando este llegaba...—no puedo terminar de hablar porque el timbre de la casa suena, entonces veo lo que estoy haciendo, me dejé envolver por este sentimiento que él provoca en mí.
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Todo lo que quiero
RomanceLos Miller #2 Al mujeriego y egocéntrico William Miller le llegó su hora, juegos y bromas no lo son todo. Su destino está cruzado con el de una chica dura y decidida que no solo encontrará la manera de marcar su vida sino que juntos se encargaran d...