Todo lo que quiero

Capítulo 25

Will

Si William quiere conocer mi pasado se lo diré, pero solo si él quiere y me lo pide. Esas palabras martillean un poco en mi cabeza porque la alcancé a escuchar, no era mi intención espiar una conversación tan personal, pero tampoco quería romper esa burbuja que crearon Brooke y el señor Hitman.

Me quito la molesta corbata para recargarme en mi asiento, tengo que aceptar que no estoy siendo funcional en el trabajo, cuando dejé a Brooke descansando en casa amé la sensación de saber que estaba sana y feliz de hacer lo que ama mientras cuida de si misma y nuestros pequeños, pero también se ha vuelto un tema recurrente el hecho de que es mi esposa y no conozco nada de su pasado, no conozco a su familia a pesar de que ella sabe lo importante que es para mí ese tema, no sé qué es eso que tanto la atormenta y que mantiene sus pesadillas ya no tan recurrentes.

—¿William? —la voz de Bennet me regresa al trabajo dándome cuenta de que trae consigo unas fotografías.

—¿Sí?

—Solo pasé a dejarte estas fotografías que solicitó el señor Hitman, ¿puedo preguntar por Brooke y los pequeños? —eso último me hizo prestarle más atención, está claro que se hicieron amigos, pero después de todo lo que me contó Brooke no se puede negar que Bennet tiene un interés en ella y no son precisamente los celos los que me mueven, es esa necesidad de saber que mi familia está protegida.

—Se encuentran bien, ¿le preguntaste a ella?

—Claro que sí, pero ya sabemos cómo son estas cosas, ella me dirá lo que quiero escuchar a pesar de que sea exactamente lo contrario.

—Por cierto, jamás te agradecí por tu llamada, ya sabes, la idea de ir por ella en lugar de que se regresara manejando—tanteo un poco el terreno.

—No tienes que agradecerme nada, ella se ha convertido en una amiga que aprecio mucho.

—¿Solo la aprecias, Bennet?—eso lo dejó callado por un momento y luego soltó una sonrisa divertida casi rozando a la burla.

—No, Brooke me gusta, pero no como tu crees. Eres el esposo, no lo arruines.

Iba a responderle cuando una Brooke sonriente entra a la tensa oficina, creo que es algo muy obvio porque se nos queda viendo a los dos, trae zapatos deportivos con sus lindos pantalones de yoga y la nueva blusa de maternidad que conseguimos hace unos días, se ve increíble con esos rizos castaños que adornan su rostro.

—¿Pasa algo? —nos pregunta sosteniendo su pesado bolso, me levanto para quitarle ese peso de encima.

—Nada, Cielo. ¿Quieres sentarte? —ofrezco mi lugar, pero toma asiento en el escritorio que había adaptado para ella antes de que tuviera que trabajar en casa.

—No soy idiota ¿Qué estaban discutiendo?

—De verdad no es nada—le asegura Bennet—, pero como tengo trabajo que hacer los dejo solos.

Con eso se retira de mi oficina y arrastro mi silla a su escritorio para acomodarnos.

—Lo dejaré pasar porque sé que si algo grave sucediera ustedes me lo dirían.

—Créeme que si se tratara de algo interesante te lo haría saber.

—De acuerdo, mira esto—comienza a sacar de su bolso la comida de los dos y lo juro, cada vez me sorprendo más con esta mujer—, no quería que fueras hasta la casa hoy porque el señor Hitman me comentó que estás teniendo más trabajo así que aquí hay comida y un par de perfectas manos extras.

Saco las hamburguesas del envoltorio y me le quedo viendo por unos segundo más—¿Volverás a trabajar conmigo?

—Claro, yo te dije que a pesar de lo de la revista o cualquier otro proyecto siempre estoy lista para el trabajo duro.