Brooke
Me encanta tener cerca a Will, no lo voy a admitir todavía en voz alta, pero creo que no es necesario, él sabe que me gusta estar acostada con él, sabe que me gustan nuestras comidas y charlas de madrugada, él es un hombre amable y sorprendentemente diferente a esa imagen que por tanto tiempo mantuvo.
—¡Cielo! Más vale que no estés trabajando—dejo que fluya una sonrisa en mi rostro porque amo cuando me llama así, nunca fui más que Brooke para todo el mundo, pero cuando él me llama "cielo" se siente como algo solo nuestro, algo que en el fondo solo nosotros conocemos.
—¡Estoy en la oficina! Pero no es lo que crees—después de decir eso aparece abriendo las puertas de su despacho, la casa de William es bastante grande y está trabajando en algunas remodelaciones interesantes, no me ha dejado estar en mi departamento más que para recoger unas cosas, pero tampoco me he quejado porque no creo que pueda subir todos esos escalones a diario.
—Parece que estás trabajando ¿Me equivoco? —se burla acercándose al escritorio. Miro lo bien que se le ve ese pantalón de vestir, está llegando del trabajo, su hora de comer. Ahora solo quiero poner mis manos sobre su pecho porque cuando me abraza es cuándo más me siento segura, luego ese pensamiento me disloca un poco ¿sentirme segura? ¿qué soy? ¿una niña pequeña?
—Estaba viendo esto—señalo la tienda en línea que visitaba para empaparme de información sobre las mejores cunas.
—Que bien porque quizás no lo hemos pensado lo suficiente, vamos a requerir dos de cada cosa.
—Exacto. Y por eso creo que sería bueno dividir los gastos, ya sabes, tu pagas las cosas de uno y yo de otro, pero adaptándonos al mismo presupuesto.
Por su expresión casi se podría decir que acabo de decir algo sumamente ofensivo, no me deja ni reaccionar cuando me levanta con cuidado de mi lugar y me acomoda a horcajadas sobre él en el sofá que tiene en su despacho.
—Disfruta mientras puedas hacer eso—le digo divertida—, muy pronto estos pequeños no se adaptarán a estás posiciones.
—No quiero dividir nada—me suelta juntando su frente con la mía.
—Miller, mi presupuesto no es el mismo que el tuyo, tuve que... pagar una deuda hace poco—se me cierra un poco la garganta al recordar la gran suma de dinero que le di al hombre que me engendró—, y no quiero dejar que tú pagues por todo, sé que el dinero no es un problema para ti, pero quiero pagar por todo lo que mis hijos necesiten.
—Está bien... ¿qué tal si hacemos un trato? —levanto mi ceja a él porque no recuerdo la última vez que negociamos por algo.
—Te escucho—acepto sin resistir el impulso de besar la punta de su nariz.
—¿Qué tal si tu pagas la decoración de su recamara? Ya saberes, su habitación tendrá que quedar lista con antelación porque dijo el doctor que bien podría adelantarse el parto, pero que seguiríamos monitoreando todo.
— ¿Me vas a dejar comprar pinturas mientras tu corres con todo lo demás?
—Oye, no menos precies lo que cuestan las latas de pintura, además también tendrás la pesada labor de mandarme para decorar todo el lugar.
Me río de su intento de quitarme la carga económica—Si acepto esto...—lo pienso un poco sintiéndome nerviosa—, si acepto, ¿te voy a deber algo?
Entonces su humor se desvanece un poco—Cielo, jamás me vas a deber nada, me estás dando lo mejor que tendré en mi vida y quiero que sepas que si aceptas esto estoy dando por sentado que al menos mientras averiguamos a dónde va todo esto con nosotros te quedarás aquí, esta es tu casa tanto como mía, la compré pensando en mi familia y Brooke, eres mi familia.
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Todo lo que quiero
RomanceLos Miller #2 Al mujeriego y egocéntrico William Miller le llegó su hora, juegos y bromas no lo son todo. Su destino está cruzado con el de una chica dura y decidida que no solo encontrará la manera de marcar su vida sino que juntos se encargaran d...