Capítulo 1

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Will

Dicen que lo importante no es ganar sino participar, yo creo que es basura comercial, si no vas para ganar ¿Para que molestarse en participar? Siempre voy por todo lo que quiero, no importa lo insignificante que parezca y eso incluye este juego de escondidas con mi pequeño sobrino.

Observo la habitación con decoraciones infantiles en busca de algún movimiento, pero fracaso nuevamente, agudizo mi mirada en todos los puntos clave, como lo son debajo de la cama, atrás de las cortinas, atrás de las puertas y no sucede nada, ahora que lo pienso ¿Qué tan difícil es encontrar a un niño de tres años?

Cuando las luces se apagan obtengo mi respuesta, ¡Es muy difícil encontrar a un niño de tres años! La oscuridad me entorpece unos momentos y ¡Demonios! No puedo evitar pensar que en las películas este es el momento cuando el asesino aprovecha para atacar, camino sigilosamente para ir a la cocina, pero se escucha la puerta de la entrada abrirse y corro a toda velocidad en esa dirección, cuando logro llegar todo está sereno de nuevo, no perderé por tercera vez y menos en este juego que creí sencillo.

Regreso al apagador para poder encender las luces y obtener una mejor visión cuando un grito agudo me aturde los tímpanos.

— ¡Gané! ¡Gané! —asustado me doy la vuelta y observo al pequeño Kian con la caja de chocolates en mano mientras salta eufórico. Su cabello rubio brilla en cuanto comienza a prender y apagar el interruptor de la luz que está del otro lado de la sala.

— ¡Hiciste trampa! —me quejo llegando a él.

— ¡Yo no hago tampa! —su respuesta suena casi ofendida, se para arriba de un sofá y solo de esa forma consigue estar un poco a mi altura. Parece que se dio cuenta de cómo volvió a fallar en pronunciar la "r" así que se corrigió— Trampa, no hice trampa.

Quiero discutir sobre las reglas del juego, pero lo dejo estar, después de todo es un niño de tres años— Por esta vez lo dejaré pasar, pero si le dices a mi Sorella ("hermana" en italiano) que nos comimos esos chocolates ¡Juro no volver a dejarte usar mi consola de video juegos! —el bambino asiente con la cabeza y nos vamos a su habitación, espero por fin comenzar a relajarme un poco, quiera o no admitirlo es complicado seguirle el paso a Kian, a veces creo que tiene una fuente de energía interminable.

Tiemblo un poco ante el ambiente vacío del departamento de mi hermana, no es un lugar en que quisiera estar un viernes por la noche, el que Kian esté aquí ayuda mucho al porqué sigo viniendo.

Entramos nuevamente a su habitación topándome con los cientos de posters y figuras de acción de superhéroes, el bambino ha crecido más de lo que nos gusta admitir a todos. Se tira en un cojín gigante que tiene frente a su televisor y me arroja una barra de chocolate, yo me recuesto en su cama para "revisar" su tarea, la ultima vez que me dejaron cuidándolo y no lo hice casi me hace ganar una paliza por parte de mi Sorella.

— ¿Por qué mi Sorella te pone tarea? —solo pienso ¿Qué se le puede poner de tarea a un Piccolo (pequeño) como Kian? ¿Palitos y círculos para remarcar?

— Mami dice que la tarea es buena para los niños como yo— el bambino ha crecido con una educación muy firme gracias a mi hermana Azul ¡Claro como ella era un cerebrito quiere que Kian también lo sea!

— Veamos una película—obedientemente Kian toma el control y prende el televisor— ¿Qué veremos hoy? —le pregunto tomando mi lugar a su lado, desarrugo un poco mi pantalón para vestir negro, ni siquiera tuve tiempo para cambiarme después del trabajo y la camisa blanca con manchas de comida es una prueba de que he estado aquí por unas buenas horas.

— ¡Pitufos! —esos personajes azules tienen loco a mi sobrino y seriamente también están por volverme loco a mí de una muy mala manera.

— Pero ya la vimos...—me quejo tomando otro chocolate, parece no captar la indirecta porque con emoción vuelve a gritar.

Todo lo que quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora