Caramel Frappe {Larry Stylinson} (EDITANDO lentamente)

Capítulo 29 - Mom!

Escuchamos unos aplausos detrás de nosotros, al parecer nos habíamos convertido en el centro de atracción del pequeño local. Completamente sonrojado, Harry me tomó la mano y salimos corriendo de allí ante algunos pocos aplausos y las risas tiernas de las personas que estaban allí. Después de correr al menos tres calles, Harry se detuvo y me miró. Nuevamente con aquél brillo en sus ojos que tanto amo.

-¿Lou? –habló sonriendo.

-Dime, Hazza. –se siente bien decirlo de nuevo. Él sonrió más haciendo que sus hoyuelos se marquen.

-Te amo. –me sonrojé.

-También te amo. –me puse de puntitas para besarlo. Ambos sonreímos.

-¿Lou? –rió. -¿No te parece muy cliché esto?

-Harry, por si no lo habías notado, nuestra vida entera es cliché. –reímos.

-Creo que sí. –rió. -¿Quieres ir a mi casa? Mi madre no ha parado de preguntar por ti los últimos tres días.

-Oh. Está bien. –sonreí. –Después de todo también tengo que agradecerle a ella por esto.

-¿Esto?

-Sí, el que haya podido pedirte disculpas y eso. Ya sabes... ella me volvió a decir toda la historia y que era verdad... ¿Sabes? Creo que nuestras madres harían un perfecto complot en nuestra contra. –reí.

-No conozco mucho a tu madre, pero seguramente sea cierto. –rió.

-¡Es cierto! ¡Apenas se conocen! –dije exaltado haciendo que Harry se asustara.

-Louis, hay maneras menos asesinas de decir que dos personas no se conocen. –rió.

-Lo sé, pero me gusta tu cara cuando te asustas. –sonreí. -¿Quieres venir a cenar hoy? –pareció sorprendido.

-Eso mismo te iba a preguntar. –sonreí.

-Yo he preguntado primero, así que responde.

-Claro que sí, Lou. –me abrazó.

-¿Sabes? Extrañaba tus abrazos. –dije aferrándome más a él.

-Y yo extrañaba todo de ti, Lou. –besó mi frente. -¿Vamos? –dijo extendiendo su mano y la tomé. Me gusta caminar con él tomados de la mano, es como tocar el cielo sin tener que ponerme de puntitas. Sonreí por eso. -¿Qué te pasa? –preguntó divertido.

-Nada, sólo que estoy feliz. –respondí y me miró sorprendido, pero luego él también sonrió.

El camino a su casa estuvimos hablando, poniéndonos al día el uno de otro, varias veces repitió lo mucho que sentía haberme dañado tanto y que si no fuese por él nada de eso hubiera pasado, e incontables veces le repetí que él no tenía la culpa. Bueno, un poco sí, ¿Pero para qué amargarlo? Bueno, tal vez sí tiene la mayor parte de la culpa, pero eso no me importa ya.

-¿Le has dicho a tu madre que venías para acá? –le pregunté curioso, no sea cosa que me vea entrar y le de un infarto o algo.

-No.

-¡¿Qué?!

-¿Y si me llamabas para rechazarme? –dijo.

-Bueno punto. –reí. –pero de todos modos tendrías que haberle avisado. –lo regañé. –Y de todos modos no te llamaría para rechazarte, habías tenido suficiente en el hospital. –rasqué mi nuca incómodo. –Lo siento por eso.

-Louis, he entendido que lo sentías las primeras ochenta y nueve veces que te disculpaste por eso. –rió.

-¡Es que verdaderamente me siento una mierda por eso! –le golpeé el brazo. –fue horrible de mi parte.