Cap. 50

170 25 0
                                    

El presidente nos trajo a su habitación.

Estaba toda llena de papeles medio ordenados como podía y su impoluto uniforme colocado perfectamente en un maniquí esperando a ser puesto mañana.

Yo tenía el mío aún en el armario de la habitación tratando de no pensar en que existía.

–Yo tengo bastante tendencia a enfermarme por nada, sobre todo con los cambios de temperatura –Explicó el presidente cogiendo una caja de madera algo grande y sentándose en el borde de su cama.

Y la abrió dejando ver que era donde guardaba toda la medicación.

–Toma uno de estos cada 8 horas si tienes tos –Explicó dándome una caja de algo que medio parecían caramelos para la tos–. Y esto es para ayudar a que te recuperes, también cada 8 horas solo por 2 días.

Y otra caja de medicación.

–Por que tanto? –Dudé al ver eur cerraba de nuevo esa caja aún con demasiadas cajas de medicación.

–Ya te he dicho, me enfermo fácilmente, por eso a demás tengo bastante controladas las salidas del juzgado de Francia, la verdad es que estos días he estado también enfermo como vosotros, y seguramente mañana me ponga enfermo de nuevo al salir para ir al juzgado, cosas de la vida y llevar tantos años de mi vida encerrado –Explicó riéndose de forma amarga.

Pero lo que me llamó la atención fue sentir que el aura del Maestro dejaba nacer el color azul triste mezclándose y manchando el blanco de su tranquilidad.

–Y por que lo de tantos años encerrado? –Preguntó Siro mientras yo miraba al Maestro.

Que se había quedado apoyado en la puerta de la habitación separado de nosotros.

–Desde muy pequeño tengo mala salud, así que siempre he estado en trabajos de archivación y así, después entré a formar parte del consejo y tampoco es que eso requiriera que saliera mucho de casa, y por último me hice presidente, en el que ya comenzó a controlarse todos mis movimientos por el bien de mi salud –Respondió mientras guardaba la caja–. Ese también es uno de los motivos por los que agradezco tanta que personas como vosotros tengan tan buenos valores me permite confiar que vosotros haréis lo que yo no puedo.

Solo yo podía ver el aura completa del Maestro... y no sabía que hacer.

Por primera vez sentía que lo estaba viendo afectado por algo, y no lo entendía.

Creía que se llevaban mal...

–Aike? –Me sacó de mis pensamientos Siro–. Por que tu aura se está volviendo azul?

El Maestro también volvió en si mirándome a los ojos.

Solo pudo negar con la cabeza en silencio como suplicando que no dijera absolutamente nada mientras intentaba callar todos sus sentimientos a la fuerza.

–No se... tal vez en la habitación de al lado haya alguien o pasara alguien por el pasillo –Mentí intentando controlar mis sentimientos.

–Vamos a que tomes la medicación, te vendrá bien –Contestó con calma dándome la mano y dejando que me contagiara de su tranquilidad.

–No quiero cruzarme con el abuelo Archer –Negué apretando las dos cajas de medicación.

–Descansar en vuestra habitación, mañana os necesito al 100% –Pidió el presidente.

Para Siro eso fue más que suficiente como para tirar de mi e irnos a la habitación dejándolos atrás.

Al subir al ascensor para bajar un dos pisos Siro me abrazó por detrás con cariño.

Black (Yaoi/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora