Fallen Angel | Harry Styles

XX.

H A R L I E

Seguramente se preguntarán si después de escuchar lo que escuché aquel día en el salón de clase fui rápidamente hacia Harry para montarme encima de él y decirle que yo también sentía algo por él, que no sabía qué coño era, pero que sentía algo por él. Pero no; no fue así.

Sentía mi pulso detrás de mis orejas, sintiendo mi corazón bombear con fuerza, ni siquiera podía establecerme en el lugar donde me encontraba, porque sinceramente no podía creer lo que había escuchado, quería hacer oídos sordos y fingir que aquello jamás había pasado, pero mentiría si dijera que aquello no me había emocionado a sobre manera, porque eso me había dado la esperanza de que podía existir algo entre Harry y yo, algo que pensé que era un imposible pero que podía ser real.

Carraspeé mi garganta e hice como si nada para después entrar al salón fingiendo sonrisas y siendo seguida por Niall y Neila, quienes se mantenían en un silencio tenso e incómodo que podíamos cortar con un cuchillo, pero yo simplemente hacía caso omiso a su asunto y le prestaba atención a mi propósito, que era que Harry no se diera cuenta de que había escuchado lo que hablaba con Liam.

El rizado me miró y divisé su manzana de Adán subir y bajar, pero le sonreí abiertamente y me senté a su lado. Él me miró intensamente, como intentando saber si había escuchado su conversación o no, pero aunque había sido así, no se lo diría.

— Niall, dale sus libros a Harry. — Le pedí a mi amigo y éste le entregó al rizado sus cuadernos y libros.

— Gracias. — Nos dijo a los dos y miró de soslayo a Liam, quien sólo negó con la cabeza.

Había supuesto que Niall y Neila no habían escuchado nada, después de todo estaban lo suficientemente ocupados con su problema como para estar pendientes de lo que acontecía conmigo, y estaba bien con eso, porque no me gustaba que las personas intentaran inmiscuirse en mis asuntos personales.

— ¿Estás bien?

La voz de Harry me sacó de mis cavilaciones haciéndome mirarlo, por lo que inmediatamente le sonreí.

— Claro. ¿Por qué? — Apoyé mis antebrazos sobre la mesa que compartíamos.

— Te noto algo pensativa. — Se encogió de hombros.

Niall, Neila y Liam se habían enfrascado en una conversación sobre la directora, quejándose de que era una bruja por no permitir que ellos pudieran salir y entrar a la universidad a la hora que les diera la gana, pero yo estaba ocupada pensando en una excusa para decirle a Harry.

— Yo diría que tú también lo estás. — Apunté con una respuesta irónica.

— Har. — Entrecerró los ojos.

— Harry. — Le sonreí.

Él bufó e hizo caso omiso a mi actitud, para sólo recostar su cabeza en la mesa y cerrar sus ojos, olvidando el tema.

Había pasado una semana desde aquello y no habíamos tocado el tema en lo absoluto, se había dejado en el olvido y agradecía aquello. Habíamos estado bastante ocupados con los exámenes del semestre que casi ni nos habíamos visto, más que a la hora del almuerzo, cuando íbamos a la universidad y cuando llegábamos a la casa, porque a veces nos encerrábamos en nuestras habitaciones sin salir en todo el día por estar ocupados estudiando y haciendo trabajos.