Fallen Angel | Harry Styles

XXVI.

H A R R Y

Mi cordura iba cayendo en picada con cada palabra que mi hermano decía sobre los planes a futuro que nuestro padre tenía para nosotros y para el negocio familiar. Sentía que en algún momento todo se nos vendría encima y no tendríamos escapatoria si no luchábamos por desligarnos de todo esto antes de la futura explosión de verdades y mentiras. Nada saldría bien, sabía que las cosas no estaban a favor de las víctimas de lo que sería este dichoso plan, pero presentía que tampoco estaría a favor nuestra.

Louis hablaba y hablaba sin parar, explicando el plan que mi padre había pautado paso por paso, incluyendo en el mismo a mis propios amigos a causa de que sus padres estaban ligados al negocio familiar de los Styles, y lamentablemente me daba mucha pena decir que no saldrían ilesos de todo esto. Los chicos sabían los alcances de Alock Styles, sabían de su afán por acabar con todo aquel que se le interpusiera en el medio, sabían que las cosas se pondrían feas si no colaboraban con él.

Había odiado desde el inicio que mis amigos se vieran envueltos en toda esta red de mentiras y locuras, pero sus propios padres los empujaron a hacer esto al igual que a mis hermanos y a mí, incluso a la misma Aliah, pero era algo que no seguiría tolerando, sólo esperaba a que mi padre se descuidara para poder desaparecer, aunque no creía tampoco tener tanta suerte, esa maldita me había abandonado hace muchos años.

Los chicos escuchaban con cautela memorizando las pautas del dichoso plan, mi hermano no cerraba la boca y mi cabeza ya estaba empezando a palpitar gracias a la jodida migraña que amenazaba con comenzar. Además, desde la mañana no había cruzado palabra con Harlie en lo absoluto, ni siquiera había entrado a las clases, me la había pasado ocupado con las indicaciones que papá me había exigido realizar, por lo tanto, no había podido explicarle o inventarle alguna excusa a Harlie acerca de lo que había presenciado en la entrada de la universidad.

De paso que su terquedad y orgullo no ayudaban en nada.

Apreté los puños hasta volver mis nudillos blancos al escuchar aquel bendito nombre en la conversación, ya que sabía que tarde o temprano ese hombre pagaría por algo de lo que ni siquiera era culpable, simplemente era culpable por ser un estorbo en los planes de mi padre.

— ¿Ya terminaste? — Pregunté con sarcasmo a mi hermano, quien asintió entendiendo mi mal humor.

— Chicos, ¿pueden dejarnos solos? — Pidió el castaño y los chicos asintieron yéndose.

Suspiré profundamente.

— Entiendo por lo que estás pasando, ni siquiera quiero imaginarme lo que pasará después de esto, pero no podemos desobedecer a papá. Lo sabes, Harry.

Sabía a sobremanera que no podía esquivar las obligaciones que mis padres nos habían impuesto, una vez quise hacerlo y terminé en el sótano atado a una silla recibiendo latigazos como castigo.

Agradecía el hecho de que ya se hubieran borrado.

— Estoy al tanto de eso, Lou, no soy estúpido, pero eso no significa que me haga feliz saber todo esto y hacer lo que a papá le plazca que haga. — Rodé los ojos.

— Sé que estás así por Har, pero creo que ella no debería enterarse de absolutamente nada, o al menos por nosotros.

— ¡Se enterará de alguna manera! ¡No tardará en saber que estaremos envueltos en la muerte de su propio padre, Louis! — Sabía que no debía elevar demasiado la voz, pero me estaban sacando de quicio.