CAPÍTULO XLVII

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¡Mi hijo era un genio! Era un plan maravilloso, solo hacía falta que funcionará. Así que me encargué de eso: Llamé a Vicente y le dije que me trajera un par de cosas a la fábrica, me arreglé y fui yo mismo hasta allí. Había muchas cosas que preparar y la verdad disfrutaba de la compañía que me hacía Vicente. Tal vez repetía y me quedaba allí charlando con él. Llegué a la fábrica y él ya estaba allí esperándome.

Siempre tan puntual mí querido Vicente.

Ya sabes que yo siempre estoy para servirte Toni.

¿Te dijo algo tu mujer por no ir a dormir a noche?

No mucho la verdad, simplemente me preguntó y le dije que estuve contigo.

Ah... Bueno mejor. ¿No crees?

Si. ¿Te ayudo a preparar las cosas?

Sería de gran ayuda gracias.


Nos pusimos a prepararlo todo, le recordé todas las instrucciones y lo que tenía que hacer en el caso de que me pasará algo. Después charlamos, tomamos vino y nos divertimos un rato.... Vicente hubiera sido bien recibido en el infierno, mis chicas hubieran estado encantadas con él y yo cabía decir que también, después de todo era mío, solo yo podía darle lo que deseará...

El diablo, yo y una copa de vino (A LA VENTA EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora