CAPITULO IX

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 "Le ha gustado el vino" me dije mientras la observaba ducharse. Contemplaba ese cuerpo perfecto en el delirio. Semejantes curvas empapadas en agua y vapor. Ese pelo recogido en un moño le daba un aire de diosa inalcanzable. Ni siquiera las musas de la antigua Grecia alcanzaban su belleza. Observaba la pantalla del ordenador mientras escribía el códice y cuando me disponía a escribir su nombre me di cuenta de que no me quedaba sangre con la que escribir. Necesitaba otra víctima. No obstante no podía verme ansioso, tenía que ser paciente y esperar un tiempo prudencial antes de atacar de nuevo. 

El diablo, yo y una copa de vino (A LA VENTA EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora